*Por Juan Pablo Parrilla
Desde que en La Rioja comenzó la recolección de plasma de pacientes recuperados de COVID-19, en las redes sociales aparecieron ofertas de dinero a potenciales donantes. Sin embargo, no se pueden dirigir las donaciones a una persona en particular y las órdenes de transfusión son anónimas.
“Los que ofrecen dinero por plasma corren el riesgo de ser estafados, porque el sistema de tratamiento con plasma es gratuito”, advirtió a EL FEDERAL el director del Centro de Investigación en Medicina Trasnacional del Ministerio de Salud de La Rioja, Carlos Laino.
“Si alguien se enfermó con COVID-19, no puede decir ‘voy a donar para mi hermana’. La donación no está dirigida a una persona, sino a un banco de plasma, a un depósito”, insistió el profesional.
Además, aclaró que cuando un médico hace un pedido al Centro Regional de Hemoterapia, la orden se limita a solicitar plasma para un determinado tipo de sangre, sin aclarar el nombre ni la edad del paciente.
Ante ello, el doctor Laino propuso que los familiares no direccionen los pedidos de plasma hacia un paciente determinado, sino que convoquen a los recuperados a donar en general. “Si hay stock de plasma, todos se van a ver beneficiados”, alegó.
Mientras, la donación de plasma continúa a paso firme. Hace unos días, la directora del Centro de Hemoterapia –que funciona en el Hospital Vera Barros–, Gabriela Liendo, celebró que esta semana aumentaron la cantidad de pacientes recuperados que se presentaron, en contraste con lo que había ocurrido en los primeros días de la campaña.
En estudio
Aunque todavía no se comprobó que el plasma de pacientes recuperados con COVID-19 sea un tratamiento efectivo, muchos científicos creen que es potencialmente útil.
Hasta ahora la ampliación del estudio más amplio sobre el tema se publicó a fines de julio en la revista Mayo Clinic Proceedings. Fue realizado sobre 20 mil pacientes hospitalizados y observó los resultados en 7 días posteriores a la transfusión. Detectó, entre otras cosas, que “las tasas de mortalidad a los siete días se redujeron al 8,6% en comparación con el 12% en un estudio de seguridad anterior de los primeros 5.000 pacientes transfundidos”. Y arrojó que “los informes de eventos adversos graves relacionados con la transfusión de plasma continúan siendo inferiores al 1 por ciento”.
Sin embargo, no hubo grupo de control para comparar los resultados, por lo que el estudio no bastó para evaluar los beneficios del tratamiento. “La única manera de obtener pruebas convincentes es con un ensayo clínico que compare los resultados en pacientes que son elegidos al azar para recibir el tratamiento con los de aquellos que reciben un placebo. Muchos pacientes y sus médicos —a sabiendas de que podrían recibir el tratamiento a través del programa del gobierno— se han mostrado renuentes a participar en los ensayos clínicos que podrían darles un placebo en lugar del plasma”, explicó un reciente artículo del The New York Times sobre el tema.
Al respecto, el doctor Laico se mostró esperanzado. “Las transfusiones de plasma en muchos casos favorecen a que se recuperen los pacientes y ahora están empezando a existir evidencias, sobre todo en Estados Unidos”, concluyó.