*Por Juan Pablo Parrilla
El obispo de La Rioja, Dante Braida, su antecesor y actual arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, y su auxiliar, el obispo Marcelo Mazzitelli, fueron denunciados junto a otros tres sacerdotes, por no iniciar un proceso penal canónico contra el monje Oscar Portillo, uno de los dos curas procesados por abuso sexual en la causa conocida como “Cristo Orante”.
El caso se conoció a principios de 2019, cuando Nicolás Bustos Norton denunció por abuso sexual en la justicia penal a los monjes Diego Roqué y Oscar Portillo, dos autoridades del monasterio Cristo Orante, de Mendoza, donde la víctima era seminarista. El joven describió que al menos tres de esos ataques, que ocurrieron entre 2009 y 2015, sucedieron cuando tenía 17 años -era menor de edad- y estaba bajo custodia de los monjes.
Roqué y Portillo fueron detenidos (ver foto), luego recibieron el beneficio de la prisión domiciliaria y actualmente están libres, mientras avanza el expediente en la justicia penal mendocina. Ambos están procesados por los delitos de “abuso sexual simple, agravado por ser figura de autoridad y por abuso sexual con acceso carnal y en tentativa”.
En ese marco se conoció la nueva denuncia. El abogado Carlos Lombardi, que representa a Nicolás, contó a EL FEDERAL que la presentación que realizó con su firma fue enviada el 1 de junio a través de los dos correos electrónicos que el Vaticano creó para recibir este tipo de denuncias, mientras que una copia fue remitida a la Nunciatura de la Santa Sede en la Ciudad de Buenos Aires.
En concreto, Lombardi denunció que la víctima acusó a dos sacerdotes, pero la investigación preliminar estuvo orientada a indagar solamente a Roqué y finalmente no se impulsó una causa penal canónica contra Portillo, pese a sus confesiones. Buena parte de la responsabilidad se la atribuyó a Braida y a Colombo, quienes actuaron en el proceso y durante la investigación suscribieron que no incluyeron el nombre de Portillo.
“Conductas inapropiadas”
Las primeras irregularidades, según la denuncia, las cometió el fallecido arzobispo de Mendoza, Carlos María Franzini, a quien Nicolás le relató, el 17 de junio de 2015, los abusos a los que fue sometido por Portillo. Aunque el joven habló de actos sexuales con penetración, el acta que labró el sacerdote y que no tiene la firma de la víctima asegura que sólo mencionó “tocamientos” y “besos”, pero “sin llegar a tener propiamente relaciones físicas”.
“Denuncié sólo a Portillo. Pensaba que él era el malo y Roqué, el bueno. Tardé más tiempo en poder ir a denunciar a Roqué. Me di cuenta de que él también abusó de mí gracias a mi actual pareja, Guadalupe. Ella me ayudó mucho a desbloquearme”, contó Nicolás hace dos años a La Nación.
Obligado por el derecho canónico, tras el testimonio de Nicolás el obispo Franzini inició una investigación preliminar y citó a Portillo, quien –según el acta de la reunión– reconoció haber cometido “conductas inapropiadas en lo afectivo sexual”, aunque el documento no precisa cuáles fueron esas conductas. El obispo, como es habitual en estos casos, le sugirió un traslado.
La denuncia asegura que en los días siguientes Franzini y Portillo intercambiaron correos electrónicos en los que el sacerdote admitió su responsabilidad en esas “conductas inapropiadas”. Pero apenas recibió por parte del obispo una amonestación canónica por unos comportamientos que el obispo definió como “afectivos notoriamente imprudentes y temerarios”. La víctima nunca se enteró de la sanción.
El informe de Braida
Portillo fue trasladado a San Luis, pero un mes después regresó al monasterio. A comienzos de 2018, Nicolás se enteró que dos jóvenes iban a ingresar a Cristo Orante y volvió a hacer una denuncia ante la Iglesia, pero esta vez la presentó por escrito ante el obispo Marcelo Mazzitelli y acusó a los dos monjes, a Portillo y a Roqué. A partir de allí se inició una investigación preliminar en la que intervino Dante Braida, que en ese momento era administrador apostólico de la Arquidiócesis de Mendoza.
El escrito que presentó el abogado de la víctima le atribuye a Braida dos documentos en los que no menciona a Oscar Portillo entre los acusados, lo que podría ser considerado el puntapié inicial de su encubrimiento definitivo. El primero es un decreto por el cual delega facultades de investigación y notariales, en el que sólo menciona que Diego Roqué “habría presuntamente cometido un delito”, pero no habla del otro monje. El segundo es el informe final que elevó al arzobispo Marcelo Colombo (ver foto), en el que afirmó que “se puede dar crédito a la denuncia” de Nicolás y sugirió que “se debería proseguir con la investigación”, pero no detalló contra quiénes.
Revictimización
El abogado Lombardi denunció que la investigación preliminar se centró en Roqué y que luego de varias actuaciones aparece en el expediente la declaración de Portillo, quien confirmó que tuvo relaciones sexuales con la víctima, pero alegó que fueron “consensuadas” y advirtió que se sintió “acosado, usado” por el joven. En otras palabras, culpó a Nicolás.
En este punto, la denuncia de Lombardi advierte que hay dos curas más que podrían estar involucrados en la maniobra de encubrimiento a Portillo. Son el investigador y el notario del proceso, los presbíteros Ricardo Augusto Poblete y Mario Panetta, este último, canciller del Arzobispado de Mendoza. Los dos le tomaron la declaración a Portillo y asentaron en el acta que el monje “reconoció su propio pecado con respecto a Nicolás Bustos, aunque no entró en detalle (tampoco se lo preguntamos)”.
“Expresamente ponen en el acta que no le preguntaron el delito de índole sexual que cometió. Si usted es investigador le tiene que preguntar al sujeto que está indagando cuál es el delito, cuál fue la mecánica del delito. Si no, ¿para qué hay un investigador?”, cuestionó Lombardi.
Las pruebas contra Colombo
Marcelo Daniel Colombo (foto) fue obispo de La Rioja entre julio de 2013 y mayo de 2018, cuando fue nombrado Arzobispo de Mendoza, en reemplazo de monseñor Franzini, el primero que recibió la denuncia de Nicolás y que falleció en diciembre de 2017.
La denuncia impulsada en el Vaticano menciona tres documentos elaborados durante la investigación en los que Colombo no incluye a Portillo entre los acusados. El primero es un decreto con una medida cautelar sobre el Monasterio, en el que sostiene que la investigación preliminar “se ordenó oportunamente respecto del Pbro. Diego Roqué Moreno”. El siguiente es una nota dirigida al prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, en la que se refiere al “acusado”, como si fuera uno solo, menciona que la investigación preliminar se llevó a cabo sólo contra Roqué y aclara que “de la correcta realización” de esa investigación “ha dado cuenta el informe de monseñor Dante Braida”.
El último documento que presentaron contra Colombo es otra nota al secretario del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, en la que informa que ordenó iniciar una causa penal “respecto del Pbro. Diego de Jesús Roqué Moreno”. Y subraya, además, que “la mentada causa no involucra en carácter de víctima a un menor de edad”, algo que contradice al denunciante, que en todas sus declaraciones contó que los abusos sexuales comenzaron cuando tenía 17 años.
“Colombo envió a Buenos Aires la investigación que se hizo en Mendoza solamente contra Roqué. Y el decreto del Vaticano sobre la investigación sólo tiene el nombre de Roqué”, subrayó Lombardi.
La regla es el secreto
Como se dijo, el obispo Mazzitelli (foto) recibió la denuncia escrita de Nicolás Bustos y colaboró con Braida en la investigación preliminar. El abogado Lombardi cuenta que también mantuvo varias conversaciones con el denunciante, a quien le confirmó que a partir de su denuncia se había iniciado un proceso penal contra Roqué y Portillo en el Tribunal Interdiocesano Bonaerense. El obispo también se lo habría dicho a E.S., otro joven que denunció a Portillo en un caso distinto que terminó con la suspensión del monje por 5 años.
Aunque el proceso penal canónico se había iniciado sólo contra Roqué, a Nicolás le hicieron creer que Portillo también estaba involucrado. Incluso en enero de 2019 el canciller del Arzobispado de Mendoza, Mario Panetta –uno de los que le tomó la declaración a Portillo–, citó a Nicolás para ampliar su testimonio y en la notificación aclaró que la causa “involucra a Oscar Portillo y Diego Roqué”. En otras palabras, mantuvo la mentira.
Nicolás y su abogado no sabían la verdad, porque -señalaron- hasta el día de hoy no tuvieron acceso a las constancias estrictas del proceso. E incluso el vicario de justicia del tribunal, Ricardo Medina –el último de los seis acusados– rechazó un pedido presentado por escrito para ver el expediente.
Finalmente, la víctima y su representante se enteraron de la verdad por una citación del tribunal que aclaraba que el juicio es solamente contra Roqué, lo que fue confirmado por el canciller Panetta, que –contradiciendo sus propias palabras– confirmó en un correo electrónico enviado a Nicolás el 23 de febrero de este año que “no hay en curso proceso penal canónico contra el Pbro. Jorge Oscar Portillo”.
La denuncia
El 1 de junio, el Papa Francisco presentó una reforma del Código de Derecho Canónico, que agravó las sanciones contra curas abusadores y, entre otras cosas, buscó que no haya discrecionalidad en las investigaciones que realizan los obispos, al establecer criterios para identificar las penas. También buscó equiparar algunos abusos de mayores con los de menores, con la mirada puesta en lo que ocurre en los seminarios.
Ese mismo día Lombardi envió su presentación, en la que solicitó que se investiguen las “eventuales” responsabilidades de Braida, Colombo, Mazzitelli, Panetta, Poblete y Medina.
Así resumió su presentación a EL FEDERAL: “La denuncia es muy clara en cuanto a las responsabilidades. Mazzitelli recibió la denuncia escrita acusando a los dos monjes y le confirmó a Nicolás que había dos investigaciones preliminares contra los dos monjes. Braida envió la investigación canónica sin dar nombres. Colombo hizo exactamente lo mismo y pidió al Vaticano que mande el caso a San Juan, pero el Vaticano lo envió a Buenos Aires e inició el juicio penal sólo contra Roqué. Y Panetta y Poblete no le preguntan al sujeto que indagaron cuál fue el delito sexual que cometió”.
*Mañana en EL FEDERAL, los documentos que comprometen a Braida y Colombo.