Las cartas están jugadas. O mejor dicho, la última carta no la jugó nadie y entonces, el desenlace quedó cantado. Por estas horas, una sala de la Cámara de Apelaciones del fuero de la Seguridad Social se apresta a confirmar el fallo que le dio la posibilidad Cristina Kirchner de cobrar dos jubilaciones, además de un retroactivo. De esta manera, la vicepresidenta cobrará 2,8 millones de pesos por mes en jubilaciones de privilegio y un monto que podría ascender a 120 millones de pesos.

Fue la Anses la que allanó el camino para que se liquide esa la fortuna. Como desde hace años sucede con los millones de juicios que hacen los jubilados para que se les reconozcan las actualizaciones de sus haberes, los abogados del Estado apelaron la sentencia de primera instancia.

La controversia surgió cuando el juez de la Seguridad Social Ezequiel Pérez Nami hizo lugar a un planteo de Cristina Kirchner y la autorizó a cobrar su pensión como expresidenta más la de su marido, el expresidente Néstor Kirchner, con intereses retroactivos y sin pagar el impuesto a las ganancias.

Como se dijo, la Anses apeló aquella decisión. Ya en Cámara, es necesario que que quien haya deducido el recurso, lo funde. Pero el organismo que maneja Fernanda Raverta permaneció en silencio. Y si eso sucede, pues no hay caso, como se dice en la jerga jurídica.

Así las cosas, no hay manera que la Cámara se pueda expedir de otra manera que no sea confirmar los fallos que fueron recurridos. La jugada, claro, está armada con perfección de reloj suizo desde el propio Gobierno. Sucede que varios movimientos administrativos terminaron por dejar a la Cámara sin opciones. Finalmente, cuando se confirme en fallo, pues la vicepresidenta podrá decir que cobra las dos jubilaciones y el retroactivo por decisión de la Justicia.

El mutismo de la Anses, a su vez, se basa en un dictamen de la Procuración del Tesoro, que maneja Carlos Zannini, que declaró nula la decisión administrativa de la Anses de 2017, cuando, bajo la gestión de Mauricio Macri, intimó a Cristina Kirchner a elegir una de las dos pensiones y dejar de cobrar la otra. Entonces, en aquel dictamen, autorizó al organismo de la Seguridad Social a revocar la decisión que se judicializó cuando la vicepresidenta sostuvo que le correspondía la asignación de una doble pensión.

Con este documento público en mano, la Ansés guardó silencio. “La cuestión debatida en autos se ha tornado abstracta”, dijo entonces Raverta.

Ante el mutismo, fueron varios los que intentaron suplir esa decisión del organismo. La diputada Graciela Ocaña, por caso, fue una de ellas. Pero no hubo caso: en esos procesos no está contemplado que un tercero pueda ser parte. Sólo hay dos: el jubilado, y reclamante; y el Estado, en este caso, la Anses.

Ocaña dijo en su escrito que “el desistimiento del organismo produce un enorme perjuicio al erario público, que es el dinero recaudado con el esfuerzo de todos los argentinos”. Y señaló que el desistimiento de la ANSES configuraría el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, y principalmente por mala administración de los fondos públicos. “En vez de defender el dinero de los argentinos, cuya administración se le encomendó, la Directora Ejecutiva decidió disponer de esos fondos en beneficio de su líder política Cristina Kirchner. Así, incumplió indudablemente con sus deberes de funcionaria pública e incumplió en una grave falta al Código de Ética”, justificó.

Mientras Cristina Kirchner cobre sus jubilaciones de privilegio seguramente seguirá la disputa judicial. Ya no queda lugar para reclamos en la Seguridad Social, solo queda el camino penal.