*Por Angel Flores

Ricardo González Corpancho es un conocido investigador de antiguas culturas prehispánicas, que visitó la provincia de La Rioja, Argentina, tras los secretos que esconde el Parque Nacional Talampaya y de la llamada “Ciudad Perdida”. Base estructural, espiritual e interdimensional a lo largo de toda América, a través de los denominados Discos Solares Incas, y del cual uno se encontraría en el parque riojano, según su investigación.

Existen diversos textos de las experiencias vividas por González en el Parque Talampaya. Uno de ellos da cuenta que el “Disco Solar, era una herramienta de poder de antiguas y desconocidas civilizaciones que estuvo un tiempo en manos de los Incas. Actualmente, de acuerdo a los chamanes andinos, como los nativos Q`eros de Paucartambo, el disco se halla con sus legítimos custodios en el santuario subterráneo de Paititi”. (Ver artículo)

Representación del Disco Solar. El 19 de junio de 2021 la pequeña pieza prehispánica, inspirada en el disco mayor de acuerdo a nuestras investigaciones, fue restituida al Perú.

La investigación asegura que existen 12 discos distribuidos en lugares estratégicos de América, y que forman “una red o columna vertebral planetaria que sostendría energéticamente la Tierra en su conexión gradual con ese plano superior del universo. Es decir, desde fines del 2012 hacia el año 2407.

Y continua exponiendo que “desde que recibimos estas extraordinarias informaciones en el año 2001 -archivo que completamos, finalmente, a fines del año 2004- diversos grupos de contacto a escala mundial se sintieron llamados a investigar el enigma de los Discos Solares.

Estas herramientas están ubicadas en un orden de frecuencia y vibración, no necesariamente geográfico. Su emplazamiento coincide con diversos lugares de contacto en las Américas y la Península Antártica.

He aquí la lista de los discos y sus “nombres” o “tonos”, tal y como nos fue dado originalmente, resalta el investigador:


1. Monte Shasta, Estados Unidos: Emanashi
2. Valle Siete Luminarias, México: Sipenbó
3. Ciudad Blanca, Honduras: Aromane
4. Guatavita, Colombia: Xemancó
5. Roraima, Venezuela: Urinam
6. Cueva de los Tayos, Ecuador: Jasintah
7. Paititi, Perú: Ilumana
8. Lago Titicaca, Bolivia: Demayón
9. Licancabur, Chile: Ramayah
10. Talampaya, Argentina: Mitakunah
11. Sierra del Roncador, Brasil: Omsarah
12. Aurora, Uruguay: Ulimen
13. Antártica, Chile/Argentina: Ion

Los “nombres” de los discos recuerdan los misteriosos mantras en Irdin o Kulkán Cósmico, empleados por grupos de contacto en los Estados Unidos en la década de los años cincuenta y retomados en Sudamérica en los años ochenta. Se pueden cantar individualmente, pero el propósito real es pronunciar los trece nombres como si se tratase de un solo mantra. La energía que se genera con ello es extraordinaria y permite un sólido enlace con la denominada Red del Tiempo“.

Las extrañas luces vistas por los guardaparques del Parque Talampaya

Otra impactante publicación del investigador González, da cuenta de testimonios de guardaparques del Parque Nacional Talampaya, de extrañas luces que se ven de noche, en distintos senderos del parque. El posteo en la red social Instagram, es realizado en el 2022.

El texto es impactante:

“Tras una hora en coche, y otra hora más de caminata a paso ágil, llegué finalmente al pie del sagrado cerro piramidal, llamado por los locales “Mogote Negro”, debido al color de sus rocas volcánicas. Esa formación de basalto es el antiguo núcleo de un volcán que, después de explotar hace unos dieciocho millones de años, lanzó su materia hacia la superficie. Se alza con brío en medio de una depresión de dos kilómetros. Lo que se siente allí es inexpresable. Su entorno es también increíble: viejos rastros de lava, alterados por el viento y el agua, crearon un maravilloso laberinto que, visto a la distancia, parece ser la ruina de una antigua ciudad. Por eso los guardaparques lo llaman “Ciudad Perdida”. Pero también por otra razón… Uno de los principales guardaparques del lugar —no revelo su nombre porque, como comprenderá el lector, al dar testimonio de los “contactos” corre peligro de ser despedido del Parque Nacional— me aseguró que en algunas noches ese laberinto natural se ha “iluminado”.

“Según los guardaparques que interrogué, ese resplandor surge desde varias esferas de luz dorada que, como si fuesen bombillas de un árbol de Navidad, decoran los alrededores del Mogote Negro, lo que da la impresión de ser una pequeña ciudad iluminada. “¿No pudo haber sido gente con linternas?”, les pregunté. “No, imposible, no eran linternas y además el acceso nocturno está prohibido y controlado por nosotros”, me aseguraron. En las pocas ocasiones en que fueron testigos de ese fenómeno quedaron tan petrificados que no atinaron a tomar ninguna fotografía. Esa es la otra lectura de Ciudad Perdida: una manifestación lumínica de otra realidad.”

González visitó La Rioja en setiembre del 2013, (Ver artículo), donde experimentó junto con 250 personas de todo el mundo, un encuentro de lo que sería un ovni y que pudieron filmar y fotografiar.

El investigador resalta:

“Algunas de esas apariciones fueron registradas por dos fotógrafos profesionales, Cristian Belluco y Matías Zubrzycki, ambos equipados con cámaras sensibles a la luz. Gracias a ellos, obtuvimos registros extraordinarios, en donde se puede ver la trayectoria de los luminosos ovnis surcando el manto de estrellas de Talampaya. La luz de esos objetos era tan fuerte que resalta por encima de las estrellas. Los señalamos con un potente rayo láser para tener una referencia en las fotografías, tal y como lo hicimos anteriormente en Sierra de la Ventana. El apoyo de los Guías, las tres noches, fue contundente”.

El artículo también menciona a los extraños petroglifos “prohibidos a los visitantes”, que muestran una misteriosa pirámide

González explica: “otro petroglifo “prohibido” al visitante: una pirámide acompañada de extraños signos. Narra la historia del primer centro de los seres del cosmos en Talampaya, el emplazamiento original de Erks antes de ser “trasladada” al Uritorco”.

 “En este viaje pude fotografiar en alta resolución los petroglifos “prohibidos”.

Arriba: seres extraños parecen saludar en los petroglifos de Talampaya

Arriba: un pie con seis dedos.

Sin dudas, existen misterios en torno al Parque Talampaya y que queda mucho por ver e investigar. Solo queda visitarlo, como una clara muestra que hay mucho por saber de nuestras antiguas civilizaciones que vivieron en el lugar.