Un ingeniero que trabajó en la dependencia de Vialidad Provincial de Santa Cruz declaró ante la Justicia en el juicio contra Cristina Kirchner que el empresario Lázaro Báez cobraba por obras viales que no tenían el avance que declaraban tener, y el propio inspector admitió que se negó a suscribir esos certificados para no avalar esas irregularidades.

El ingeniero Martín Cergneux,
 quien se desempeñó como inspector en la Administración General de Vialidad Provincial de Santa Cruz durante el período 2005-2008, declaró como testigo en el juicio penal contra Cristina Kirchner y Báez, y admitió que las empresas del Grupo Austral cobraban certificados de obra sin que estos tuvieran correlación con el avance de las mismas.

La declaración de Cergneux se dio después de la extensa testimonial que brindó ayer el exfuncionario de Vialidad Nacional Alejandro Mon, entonces asesor técnico del exadministrador de Vialidad Nacional Javier Iguacel, quien enumeró durante once horas una serie de irregularidades en las obras que fueron adjudicadas a Báez. El próximo testimonio será el de Iguacel, quien impulsó la denuncia que dio lugar a esta causa.

En cierta medida, Cergneux corroboró lo que dijo Mon ayer sobre algunas obras. Aludió, por ejemplo, a la Ruta 9, respecto de la cual admitió que le pidieron firmar certificados pagados de obras que no estaban hechas. Dijo que se negó a firmar certificados porque estos indicaban un avance mayor al real.

El testigo también relató cómo, a partir de que Austral Construcciones compró la empresa Kank y Costilla, que tenía adjudicada la obra de la Ruta 3, los trámites de la obra comenzaron a acelerarse y que la firma recibió anticipos financieros autorizados “desde arriba”. El testigo habló de una serie de beneficios y que también había certificados de obra por tramos que no estaban construidos.

Y consultado sobre si él había tenido alguna intervención en el otorgamiento del anticipo financiero para esta obra, respondió: “Nosotros como supervisores recibimos la solicitud del anticipo financiero, la elevamos y después el directorio o alguna autoridad superior lo aprobaba, supongo que habría un chequeo de condiciones y si había fondos disponibles se disponía. Pero las tareas nuestras como supervisores no era ver en qué gastaba la empresa”.

El hecho de que las empresas de Báez recibieran anticipos financieros no es una cuestión menor para los investigadores del caso, ya que, en declaraciones testimoniales en este mismo juicio, algunos empresarios de peso en el mundo de la construcción dijeron que nunca recibieron ese beneficio para avanzar con las obras que les habían sido adjudicadas.

Cergneux había sido más duro con sus dichos cuando declaró como testigo durante la instrucción de la causa. Había dicho que renunció a la dependencia provincial a mediados de 2008 porque él no estaba de acuerdo con lo que estaban haciendo con las obras. En ese entonces, manifestó también que había grandes inconsistencias en algunas obras. Hoy se refirió puntualmente a las obras de la Ruta 9, de la Ruta 3, y de una serie de trabajos en la Ruta 288.

Consultada por este medio, una fuente judicial que interviene en la causa consideró que los dichos de Cergneux fortalecieron la hipótesis acusatoria, e interpretó que la razón detrás de su tono -menos duro que hace unos años- fue el temor a auto incriminarse.