[REDACCIÓN EL FEDERAL] En una audiencia que se realizó este martes, se amplió la imputación a Jonathan Alexis Tejada Peralta, acusado por el femicidio de Susana Romero, ocurrido en la madrugada del pasado 20 de enero en una vivienda del barrio La Florida de la capital riojana.

Fuentes judiciales precisaron a EL FEDERAL que Tejada Peralta no mostró sentimientos y sólo manifestó su preocupación por ser trasladado al Servicio Penitenciario Provincial, lo que llamó la atención de la jueza Gisela Flamini. Quedó formalmente imputado por el delito de “homicidio agravado por alevosía y por razones de género” y se negó a declarar.

En la ampliación de la imputación a la que accedió EL FEDERAL constan una serie de mensajes que Tejada Peralta le envío el día del crimen a un amigo, que es la persona que finalmente lo denunció en la comisaría tercera.

El amigo contó que el día del crimen se había encontrado con Tejada Peralta, con quien estuvo durante la madrugada, hasta que alrededor de las 5.30 horas le dijo que se iba a ver a “una minita”. La mujer era Susana Romero, cuyo cuerpo fue hallado en el patio de la casa del acusado, cubierto de escombros.

A las 7 de la mañana de ese 20 de enero, el amigo recibió a través de WhatsApp los siguientes mensajes:

– “Eh, gordo, ¿qué estás haciendo?”.

– “Podés venir a casa que me la mandé”.

– Por favor, pá, vení”.

El amigo ya se había acostado. Se levantó y se dirgió a la casa del barrio La Florida. En el lugar, según su declaración, Tejada Peralta le recibió en cuero y le confesó: “Me la mandé, culiau, me la mandé, la maté”.

Según la declarción del amigo, el acusado lo hizo ingresar en una habitación al fondo de la casa en la que había gran cantidad de sangre y le explicó su versión: “Quería que le de mil pesos, yo le dije que no y ella se comenzó a amotinar”. Luego, le pidió ayuda. “Gordo, no le digas nada a nadie, yo al mediodía consigo una carreilla y una pala, y me ayudás a tirarle escombro arriba”, le rogó.

A esa altura, el cuerpo de Susana Romero ya estaba en el fondo de la vivienda, en una zona lindante a un terreno baldía que Tejada Peralta usaba para tirar escombros y basura. Según la imputación, tras una discusión, la había cortado con un cuchillo de cocina y luego le pegó en la cabeza con un block.

Finalmente, el amigo le dijo que volvería a la tarde para ayudarlo, pero fue a la policía, mientras Tejada Peralta, de acuerdo a la imputación, “procedió a la tarea de intentar borrar toda huella que lo incriminara”.

Poco después, siempre según la hipótesis judicial, Tejada Peralta tomó el celular de la víctima y le escribió a un familiar, al que le dijo que no estaba en la vivienda en la que habría sido asesinada, sino en otro lado, y apagó el teléfono.