Las estimaciones privadas muestran datos sociales escalofriantes, y señalan que ya ni siquiera teniendo trabajo, formal o informal, se está a salvo de ser pobre. La inflación anual de dos dígitos y la suba sostenida en alimentos y bebidas por encima de la media mensual es un golpe letal a los ingresos familiares, que cada vez alcanzan menos. Tensiones en el Gobierno por lo que vendrá.
Con una inflación desbocada que golpea especialmente en los precios de los alimentos básicos, ya hay estimaciones privadas que anticipan que entre enero y junio de este año cerca de medio millón de argentinos se caerán a la pobreza.
“El promedio del semestre, incluso a pesar de las ayudas económicas brindadas, dejará un aumento de la pobreza alrededor del 39%, solo impedida de aumentar gracias a los sistemas de asistencia social vía transferencia de ingresos”, dijo a PERFIL Agustín Salvia, Director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
De acuerdo con datos del Indec, el segundo semestre del 2021 la pobreza fue del 37%, es decir alcanzó a 10,8 millones de personas; con una suba al 39% habría 500 mil pobres más en este primer semestre del año.
Esto quiere decir que 2.800 personas a diario engordan las filas de la pobreza o, lo que es lo mismo, que hay 83 mil al mes que dejan de pertenecer a la clase media que históricamente representó el ascenso social en Argentina
Esto se da en un marco en que la Argentina no logra contener una inflación anual de dos dígitos desde hace varios años. Este año se lleva acumulado 21,3%, se espera un piso del 5% para mayo que dará a conocer el Indec la semana que viene y se estima un 70% para el 2022.
“La situación actual marcaría un nuevo incremento de los niveles de pobreza como consecuencia del impacto de la inflación sobre los ingresos de los hogares,
Esto no solamente hace que probablemente haya más hogares bajo la línea de la pobreza sino que empeora también las condiciones de los que ya se encontraban en situación de pobreza”, explicó a PERFIL Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina.
En los primeros tres meses del año la línea de pobreza subió un 16,9% y la indigencia un 19,7% pero la evolución del índice de salarios total, que realiza el Indec, acumuló hasta marzo un incremento del 14,3%, mientras que la inflación fue del 15,3% en el mismo período.
Si bien aún no se difundieron datos oficiales de salarios hasta abril, la situación no es favorable para el primer cuatrimestre del año. Durante los primeros cuatro meses del año la Canasta básica aumentó 23,1% y la CBA 26,4%. Por su parte el IPC general registró un acumulado del 21,3 y el rubro alimentos y bebidas 25,5 puntos.
De este modo, el dato alentador sobre la reducción de la pobreza el año pasado debido a una recuperación económica del 10,3% ahora se pulverizaría.
Para lo que queda del año el panorama no es muy alentador. “Nadie tiene una proyección que hable por debajo de setenta puntos de inflación para el 2022. Muchos nos preguntamos que una vez que se mueva el dólar y una vez que aumenten las tarifas no vamos a estar en una dinámica más cercana a una inflación del cien que del setenta. Esto tiene una repercusión directa sobre la pobreza porque aumenta el costo de vida de la población y los salarios tanto formales como informales vienen perdiendo contra esa inflación. Por otro lado tenemos que los salarios informales vienen con una brecha cada vez más grande con los formales”, dijo a PERFIL Guido Lapa, economista y docente UBA.
“Con ese 70% de todas maneras la pobreza estará cercana al 40 por ciento, insisto, solo impedida de aumentar o de llegar a esos valores gracias a los sistemas de asistencia social. En el balance final es probable que tengamos una nueva caída en el salario real con baja creación de empleo pleno, porque buena parte de este empleo ya se generó y la economía se está desacelerando. Las asistencias sociales tendrán que mantenerse para poder mantener el equilibrio político institucional, porque puede haber desbordes sociales”, sostuvo Salvia.
Y agregó: “Hay altos niveles de consumo, pero con altos niveles de inflación que hará que el consumo se concentre fundamentalmente en las clases medias. Los cuentapropistas e informales están corriendo por detrás a la inflación por lo tanto es de esperar un aumento de la desigualdad en materia socioeconómica”.
A su vez, el economista Eduardo Fracchia, en su panorama del IEM de abril del IAE de la Universidad Austral, estima que con estos niveles de inflación y actividad económica “se llegará con una pobreza cercana a 50% a la elección de 2023”.
Trabajadores pobres. Los trabajadores informales aumentaron un 10% su salario este primer trimestres y 16,9% la CBT. El sector representa 23,5% del total y los no asalariados o independientes el 25,9%.
“Es común la tendencia a vincular la pobreza a situaciones de desempleo e inactividad económica, dado que en estos casos no se contaría con ingresos laborales que permitan cubrir las necesidades económicas de los hogares y por lo tanto superar la línea de pobreza. Sin embargo la situación de pobreza también alcanza a una proporción importante de trabajadores, si bien desde hace un tiempo se viene poniendo el foco en el deterioro de los ingresos reales de los hogares y de cómo esto afecta cada vez más a trabajadores asalariados registrados, cabe destacar que la mayor parte de los trabajadores pobres son los que realizan actividades laborales informales o precarias, éste es un elemento clave de carácter estructural que en gran medida explica la persistencia de la pobreza”, señaló Bonfiglio.
A diferencia de otros momentos de la Argentina del ascenso social, estas proyecciones advierten que hoy tener empleo no garantiza que no se es pobre.
Tres de cada diez pasó hambre en el año
Según un informe elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA y Caritas Argentinas, seis de cada diez argentinos llegaron a ser pobres desde el 2010.
El documento, titulado “Radiografía de la pobreza Argentina, ¡es urgente acortar distancia!”, también señaló que durante la última década el 30% de la población nunca dejaron de ser pobres. También el documento marcó que uno de cada diez experimenta hambre de manera cotidiana.
A su vez, solo el 40% tiene un trabajo digno y que el 60% de la población activa tiene un empleo precario, un trabajo de indigencia o está desocupado.
Por otro lado, esta semana también se conoció otro relevamiento, el denominado Monitor del Clima Social del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM). En ese estudio realizado en el mes de mayo se detalló que en el AMBA el 53% de las personas encuestadas disminuyeron las porciones de las comidas porque no había suficiente dinero para comprar alimentos y el 62% afirmó que no le alcanza el sueldo o el ingreso familiar para llegar a fin de mes.
El informe agregó que el 65% cree que la situación económica del país es mala o muy mala, mientras que el 40% de los encuestados señaló que su situación económica es peor o mucho peor que la que tenía hace un año atrás.
Finalmente, el 34% afirmó que en los últimos 12 meses pasó hambre, al tiempo que se supo que una familia tipo porteña necesitó 153 mil 816 pesos para ser considerada de clase media.