El diputado libertario, Javier Milei, despertó polémica tras volver a referirse a la venta de órganos y defender su postura a favor de dicha actividad. “Hay 7500 personas que la pasan mal y que pueden llegar a morir por la ineficiencia de no reconocer un problema de mercado ”, afirmó este lunes en las charlas que brindó en Colombia.

Tras las elecciones que se celebraron el domingo en el país cafetero, el economista se quedó para encabezar debates en las ciudades de Barranquilla y Medellín y allí hizo sus declaraciones.

La defensa de Milei sobre la venta de órganos

“¿Cuánta gente muere en la Argentina por año? 375.000 personas por año; ¿cuántos órganos toma INCUCAI? 269; ¿cuántas personas necesitan un órgano? 7500. De tener 375.000 potenciales donantes a llegar a 269, hay una deficiencia enorme” comenzó su argumento Javier Milei.

Y continuó: “Hay un problema con lo que llega; el Incucai maneja un brutal exceso de demanda. Que no haya un precio explícito no quiere decir que no haya un costo de oportunidad de estos errores, que es que haya 7500 personas que la pasan mal y que pueden llegar a morir por la ineficiencia de no reconocer que es un problema de mercado”.

En este sentido, puntualizó que “si tuvieras un mercado de órganos, cuando te morís se resolvería más eficientemente, con este mecanismo (actual) no accede ninguno, y si hay más tenés una mejora de bienestar”.

El cruce previo entre Javier Milei y el Incucai

Cabe recordar que hace menos de un mes dijo en Radio Mitre que “es un mercado más”. Analizó que “el problema es por qué todo lo tiene que estar regulando el Estado”, y por ello, argumentó que “hay estudios en Estados Unidos que indican que, si dejaras esos mercados libres, funcionarían muchísimo mejor y tendrían menos problemas”.

En aquel momento, el presidente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), Carlos Soratti, señaló que “el sistema de donación de órganos esta funcionando con una alta confianza de la sociedad, una actitud altamente solidaria de la ciudadanía en general, con un andamiaje normativo que permite que estos sistemas crezcan”.

Y acusó: “Comercializar una actividad de este tipo llevaría a la destrucción del sistema, porque se sustenta en la transparencia y la trazabilidad del trasplante”.