Es inmensa la felicidad que tenía el joven José Rosa cuando lo proclamaron como campeón Argentino de la categoría Welter. La alegría del pibe riojano de 22 años invadió de emoción a todos sus seguidores en el polideportivo de Hurlingham, tras su victoria ante el bonaerense Juan Leal.
José Ángel Gabriel Rosa, apodado nada menos que “Sansón”, es amable, educado y apasionado por el boxeo. Esa pasión se la volcó su papá Jose Joaquín Rosa Gómez, un ex boxeador dominicano que vino a la Argentina con 24 años para ser un digno probador del ascendente Ismael Chaves, en el estadio de la Federación Argentina de Box.
Ese 28 de septiembre de 1996, tras perder la pelea, el humilde dominicano no dudó en probar suerte en nuestro boxeo, alternando buenas con malas. Siempre el ambiente le recuerda su victoria ante el excampeón mundial, Raúl “Pepe” Balbi. “Este país me dio todo, una gran familia y sobre todo un campeón”.
Y ese campeón llegó producto de su relación con Adriana Elena, una riojana amante de los deportes de contacto, con quien no solo son padres de “Sansón”, sino que además tuvieron otros cinco hijos.
El caribeño aferrado al evangelio, una vez que se estableció en La Rioja, se entrenó en el gimnasio Carlos Horacio Alem. El recinto de la calle Pellegrini es considerado un emblema donde supieron hacer diferentes preparaciones Carlos Monzón y Victor Galíndez
“Sansón es un nombre bíblico. A nosotros nos costaba ser padres y cuando José estaba en la panza de la mamá yo le hablaba y le decía que iba a ser mi Sansón”. Así refleja el amor por su hijo, aquel trotamundos del boxeo que peleó en Inglaterra, Francia y Canadá.
José Rosa Gómez es un hijo de español criado en el barrio Los Toros de Villa Isabela, ciudad ubicada a 40 kilómetros de Santo Domingo, que no duda en decir que “Sansón es mejor que yo. Tiene condiciones únicas. Me acompañaba al gimnasio con solo cuatro años”, recuerda con orgullo.
El flamante campeón argentino es una de las figuras del boxeo actual. En su última pelea consiguió su triunfo número 14, además de conservar el invicto. Tiene una buena técnica y demostró tener corazón y mentalidad ganadora en situaciones comprometidas.
En la temporada 2021 fue el boxeador que más veces combatió. Hizo 11 peleas profesionales.
Se dio el gusto de pelear en el Luna Park ganando por nocaut técnico en el tercer round, en una distinguida noche donde Gustavo Lemos le ganó al galés Lee Selby por una eliminatoria mundialista.
Tiene por delante un panorama interesante. Milita en una división donde nuestro boxeo tiene muy buenos exponentes. Los casos de Cristian Ayala, Franco Ocampo y William Herrera. Y ya con más rodaje afloran los nombres de Juan Velasco y Fabian Maidana.
La historia de este oficio indica que no hay que apurarlo, pero tampoco medirlo con oponentes de escaso riesgo. En diálogo con TN, repasó su historia y sus sueños.
¿Valió la pena acompañar a tu papá desde muy chiquito al gimnasio?
-Mi papá es mi ídolo. Siempre quise ser como él. Yo me entrené hasta los 9 años y luego me puse a jugar al fútbol y a competir en bicicleta. Hasta que con mi papá decidimos meternos de lleno con el boxeo.
¿Que recordás de tu debut como aficionado?
-Me lo recomendó mi papá. Debuté a los 12 años y me empezó a ir muy bien. Logramos ganar muchos campeonatos. Le agarré cariño al gimnasio y me enamoré del boxeo.
¿Como viviste el retiro de tu papá?
-Vino de Canadá luego de una pelea y le contó a mi mamá que el cuerpo no le daba, que se sentía muy cansado. Igual se preparó bien e hizo su última pelea en 2009. Me acuerdo que le pedí que quería hacer una exhibición en ese día tan importante para nosotros.
¿Que te dijo tu papá?
-Le pareció bien. El tema es que me consiguieron un rival más grande que yo, pero mi papá me dijo que yo era fuerte y que la pelea la iba a sacar adelante. Ese día se retiró mi papá y yo hice mi primera exhibición. De ahi en adelante no pare.
¿Es una ventaja tener a tu papá cerca?
-Es algo hermoso. Pensá que los tuve en mis primeras 50 peleas de amateur. En un momento era muy rebelde, me gustaba salir con mis amigos y disfrutar de la vida, y el siempre me decía que tenía que cambiar porque el boxeo es una carrera muy dura.
¿El boxeo te puede dar un bienestar?
-Yo pienso en el boxeo. Amo subir a un ring a pelear. Quiero entrenarme bien para estar siempre listo. Yo quiero llegar a ser campeón del mundo. Ese es mi sueño. Me quiero dar el gusto de decir “fui campeón del mundo”
¿Como sos en el ring?
-De chico era como mi papá. Tenía un estilo de ir al frente permanentemente, pero a medida que mis rivales eran más grandes, mi entrenador, Yoel Corzo, me pidió regular el ritmo de pelea, ser más pensante.
¿Y qué estilo te gusta más?
-Los dos. Cuando hay que prenderse, nos prendemos y cuando hay que boxear, boxeamos. Todos los boxeadores quieren demostrar que tienen corazón para ganar una pelea. Nosotros nos preparamos para enfrentar a miles de boxeadores, y cada uno de ellos tiene un estilo diferente al otro.
¿Fuiste feliz peleando en el Luna Park?
-Fue especial para mi familia y mi provincia. Hacerse ver en un estadio histórico fue muy importante para mi carrera, pero mi sueño ya lo había cumplido anteriormente. Pude pelear en La Rioja con un estadio lleno. El apoyo y el reconocimiento de mi gente fue algo inolvidable.
¿Seguís a las figuras internacionales del momento?
-Las sigo pero no soy capaz de copiarle nada. Tengo mi propio estilo. Busco siempre hacer cosas nuevas, quiero ser yo mismo.
¿Proyectan ir a conocer el lugar donde nació tu papá?
-Si Dios quiere y mi carrera me lo permitiera desde lo económico, no lo dudaría. Sería hermoso llevar a mi mamá y a mis hermanos a República Dominicana. Valoraríamos mucho más de donde salió mi papá y hasta donde pudo llegar.
¿Por qué es tu ídolo tu papá?
-Porque yo comencé en el boxeo por él. Y soy lo que soy por él.
Fuente: TN