En un 7% de los hogares en la Argentina los niños se saltean alguna comida al día. Si se traslada este porcentaje al conjunto de la población, esto significa que más de un millón de chicos no hacen todas las comidas que necesitan para su pleno desarrollo: desayuno, almuerzo, merienda y cena.

Estas cifras dramáticas son aun más altas cuando se trata de hogares que reciben apoyos alimentarios a través de viandas o bolsones (13%), están endeudados y son de mayor tamaño (12%), perciben Asignación Universal por Hijo (AUH) o Tarjeta Alimentar (11%).

A su vez, en el 19% de los hogares los adultos han dejado de comer alguna comida y serían 13 millones los adultos en esta situación.

Estos datos surgen del informe preliminar de la encuesta rápida sobre la situación de la niñez y la adolescencia que elaboró Unicef Argentina. Entre el 12 y el 30 de junio últimos se realizó una encuesta telefónica a 1.626 hogares con niños, niñas y adolescentes (NNyA), que representan a una población de 6,3 millones de hogares y 27,1 millones de personas.

Si bien este estudio no tiene disgregación regional y los datos son nacionales, desde Unicef observaron que en el norte grande los indicadores socioeconómicos indican una prevalencia mayor de estos problemas. “El norte del país es donde están las provincias con mayores desafíos”, plantearon.

Los expertos señalaron que Salta es una de las cinco provincias prioritarias en las que es necesario intervenir con más urgencia. Además de nuestra provincia, trabajan con mayor ahínco en Jujuy, Chaco, Santa Fe y Buenos Aires.

Así como por falta de dinero muchos hogares dejaron de hacer alguna comida, los adultos del 38% de los hogares y los niños del 24% de los hogares debieron modificar la variedad de alimentos que consumen.

Con menos recursos, los hogares comen menos de ciertos alimentos con respecto al año pasado. El 67% afirmó que come menos carne, el 40% come menos frutas y verduras y el 38% come menos lácteos. Estos porcentajes trepan al 81%, al 52% y al 50%, respectivamente, en hogares que perciben AUH.
A su vez, el 20% de los hogares afirmaron comer más cantidad de fideos, harina y pan, mientras el 15% dijo que ahora come menos de estos productos. Disminuyeron también los consumos de snack y golosinas en un 63% y de bebidas azucaradas en un 61%.

A nivel nacional, más de uno de cada tres hogares dejaron de comprar algún alimento por falta de dinero (36%).
 Esto se mantiene en niveles elevados desde el año pasado, cuando este porcentaje rondaba el 40%, por encima de los valores observados durante todo 2020.

Este porcentaje asciende en hogares con AUH (54%), que recibieron refuerzo de ingresos de Anses (51%), que reciben Tarjeta Alimentar (49%), con jefatura femenina o de mayor tamaño (43%) y en hogares endeudados (49%).

Uno de cada cuatro hogares (24,3%) tiene que recurrir a mecanismos informales como préstamo o fiado por parte de algún comercio para comprar alimentos. Este porcentaje se mantiene desde mayo del año pasado y aumenta a alrededor del 30% en hogares con jefatura femenina, con 5 o más habitantes o en aquellos que perciben AUH o Tarjeta Alimentar.

Aproximadamente la mitad de los hogares que recurrieron al fiado para comprar alimentos pertenecen al estrato socioeconómico más bajo.

A partir de estos datos, desde Unicef manifestaron preocupación por los problemas económicos que persisten en los hogares, sobre todo en relación a la insuficiencia de los ingresos, lo que se traduce en reducción de consumos que impactan directo sobre NNyA.

Desde el organismo destacaron la dificultad para acceder a alimentos suficientes y plantearon que la alerta central es que algunos niños dejaron de hacer las cuatro comidas centrales y hogares dejaron de comprar algunos alimentos o redujeron la variedad.

Explicaron que esto incide no solo en condiciones nutricionales, sino también en otros aspectos de su desarrollo presente y futuro.
Desde Unicef pidieron fortalecer las políticas de protección social, “que siguen siendo centrales para mitigar los efectos de la falta de ingresos”, que alcanza a más de la mitad de los hogares con NNyA.

Recomendaron garantizar la universalidad y diseñar mecanismos de actualización que permitan hacer frente a la aceleración inflacionaria y garantizar al menos el acceso a alimentos suficientes para todos los niños. “Se necesita que el mecanismos sea más potente”, señalaron.

Pidieron proteger en términos reales el presupuesto destinado a NNyA: “Ellos no pueden ser variable de ajuste”.

En la conferencia de prensa estuvieron presentes Luisa Brumana, representante de Unicef Argentina; Olga Isaza, representante adjunta del organismo, y Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo del mismo.