Quizá el salario de los embajadores argentinos, sumados, no muevan la aguja del presupuesto nacional, pero tal vez algunos problemas puntuales se podrían solucionar.

Y si no, más allá de lo estrictamente económico, los estipendios de los diplomáticos abonan la teoría de la casta o la anti política que menean algunos, como sustento de un discurso peligrosamente antidemocrático.

Pero los políticos no parecen darse cuenta de la importancia de los simbólico, y mientras el secretario de comercio Interior y Exterior Matías Tombolini (el encargado de bajar la inflación) le dedica valiosas horas de su tiempo al problema de la falta de figuritas del Mundial, o Alberto prueba guitarras eléctricas en una tienda de Nueva York, la gente asiste espantada a una sucesión de actitudes frívolas.

Es cierto que sobre este dato podría no machacarse, ya que no es nominalmente relevante en un PBI argentino que en el primer trimestre de este año rozó los 150 mil millones de dólares. Pero para el que sufre, a veces el gesto es clave. Es el abrazo ante la desgracia irreparable. Sirve, no cambia nada, pero consuela.

Bueno, de consuelo, nada, al menos para los argentinos. Sí para funcionarios que no funcionaban, y pasaron a mejor disposición administrativa, como Marcela Losardo, eyectada del Gabinete por su inactividad rampante en el ministerio de Justicia, hacia un exilio dorado en París, como embajadora ante UNICEF, con un sueldo de 18.500 dólares por mes. Al nuevo “dólar Qatar”, unos 5.550.000 pesos por mes.

Este no es un problema que se le pueda adjudicar al gobierno de Alberto Fernández. Es así ahora y fue así con gobiernos anteriores, y ninguno consideró la necesidad de corregirlo. Ya va siendo hora, sobre todo atentos al deterioro permanente del salario de los que trabajan.

Por otro lado, estos salarios muchas veces duplican, los de sus pares en nuestra tierra. Por ejemplo, el embajador español en Argentina cobra 8.200 euros al mes, mientras que el embajador argentino en España supera los 17.000 dólares mensuales.

Mirá este puñado de ejemplos para ver cuánto los diplomáticos argentinos cotizan su trabajo en dólares. Los que faltan no cobran menos, y en algunos casos, cobran más:

Daniel Scioli, embajador en Brasil: 17.342 dólares

Guillermo Nielsen, embajador en Arabia Saudita: 18.500 dólares

Domingo Peppo, embajador en Paraguay: 17.342 dólares

Sabino Vaca Narvaja, embajador en China: 21.895 dólares

Daniel Capitanich, embajador en Nicaragua: 17.342 dólares

Sergio Uribarri, ex embajador de Israel (hasta que tuvo que volver por una condena por corrupción): 21.000 dólares

Rafael Bielsa, embajador en Chile: 17.342 dólares

Carlos Tomada, embajador en México: 17.342 dólares

Ricardo Alfonsín, embajador en España: 17.342 dólares