*Por Juan Pablo Parrilla
Aunque falta mucho por definir, una de las posibles estrategias electorales del peronismo provincial pica en punta e inclusive están en marcha los primeros pasos de su ejecución, pero todavía hay un interrogante que abre varias preguntas: ¿cómo hacer para que todos (o la mayoría) en el PJ queden contentos?
Son varias las fuentes que aseguran o sospechan que la idea se la dio Luis Beder Herrera a Ricardo Quintela: que adelante la elección de gobernador y vice para abril o mayo, y que deje para octubre los comicios de intendentes, diputados provinciales y concejales, que se elegirían junto a los cargos nacionales de presidente, senadores y diputados.
La estrategia garantiza, supuestamente, dos cosas:
– Que Quintela, ya previamente reelegido, sea el único elector en cada uno de los departamentos.
– Lograr una gran cantidad de votos para los cargos nacionales por la puja natural de los candidatos a intendente frente a un sombrío escenario nacional.
Esta posibilidad, coinciden dos altas fuentes del Gabinete, es prácticamente un hecho en la cabeza del conductor e incluso algunos interpretaron que es lo que dio a entender en la reunión de gabinete ampliada del jueves a la noche en la Residencia Oficial, donde pidió no hablar de candidaturas y subrayó que “es muy importante armar una estrategia para conseguir la mayor representación posible en el Congreso de la Nación”. Los legisladores nacionales serán clave ante un eventual gobierno opositor a partir de 2023.
Esa táctica electoral ya tuvo su primer reparo. La advertencia la hizo el asesor Mario Riorda, el mismo que el ex gobernador Sergio Casas cree que lo traicionó al “jugar” para el quintelismo mientras lo asesoraba antes de la última elección. Riorda le planteó a Quintela los problemas que se podrían desencadenar al adelantar la elección a gobernador, sobre todo en la capital provincial, si el candidato presidencial termina siendo una mochila pesada de llevar.
Una opción que se barajó entonces fue introducir el debate por la reforma constitucional. Acá va una posible primicia: es muy probable que el proyecto ingrese a la Cámara de Diputados en la próxima sesión para que antes de fin de año se apruebe la ley que declare la necesidad de renovar la Carta Magna y convocar a una convención constituyente.
Si finalmente Quintela se inclina por esta opción que hasta ahora viene negando en público, en febrero llamaría a elecciones de gobernador, vice y convencionales constituyentes. Una idea avanzada es que los intendentes y diputados sean los convencionales. Eso haría que todo el aparato peronista trabaje para la reelección, pero también permitiría medir la capacidad de fuerza y lealtad de cada uno de ellos de cara a octubre.
Hasta ahí la estrategia parece perfecta, al menos para los intereses del quintelismo. Pero puertas afuera del “oficialismo dentro del oficialismo” hay bastante descontento, aunque por ahora sólo se comenta en los off the record.
Algunas frases que este cronista escuchó en los últimos días de un intendente y dos diputados: “nos están mandando al muere ”, “como conductor debería ponerse al frente en octubre”, “sería el primer gobernador que haga eso”, “una vez que Ricardo sea reelegido todos vamos a estar condicionados”, “esto pasa porque todos estamos callados”.
En este punto hay algo que reconocer al gobernador. Lejos de lo que muchos (¡muchos!) creían, Quintela honró sus compromisos electorales y contuvo a casi todo el peronismo tras asumir. Incluso quedaron adentro y con cargo algunos nombres de peso que muchos imaginaron sin poder por mucho tiempo. De aquí la pregunta: ¿el gobernador será capaz de volver a dejar a todos contentos con una estrategia que por ahora genera bastante descontento al interior del Frente de Todos? ¿Logrará convencer en lugar de imponer?
Por otra parte, con respecto a la reforma constitucional, hay que esperar la reacción de muchos dirigentes, empezando por la vicegobernadora Florencia López, que aún no ha transparentado sus apetencias políticas a futuro (es uno de los grandes interrogantes de cara al 2023). También de un hombre del rejalismo, el diputado Claudio Ruiz, que preside la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, y del propio presidente del bloque peronista, Antonio “Flecha” Godoy, uno de los pocos que se mostró abiertamente en contra del desdoblamiento parcial de las elecciones. E inclusive, habrá que ver cómo se lo toma la vicepresidenta de la Legislatura, Tere Madera, quien en el escenario planteado quizás sólo “la vea pasar”, porque es posible que no compita por ningún cargo.
Hace unos días, uno de los nombres conocidos dentro del bloque se animó a decirle a este cronista que la aprobación de la ley de reforma constitucional es la “carta de defunción” de los diputados y que “nadie la va a firmar”. La afirmación es demasiado ostentosa para un peronismo acostumbrado al verticalismo, pero deja ver que el malestar es real. Está claro que el gobierno logrará su objetivo, pero Quintela y su mesa chica tienen un largo trabajo si quieren contener y convencer más allá del liderazgo. La rosca ha comenzado.