La Encuesta Permanente de Hogares muestra el deterioro generalizado de los ingresos. Aunque ha bajado la brecha entre los extremos, la misma todavía es amplia y parece igualarse hacia la baja. 

En La Rioja una familia de 4 personas necesita $131.000 para no ser pobre, pero la realidad es otra en la provincia y en el país. Esto se agrava con el constante aumento de los precios en la canasta básica, y que en los próximos días impactará en los supermercados por el aumento de los combustibles.  

Cerca del 80% de los argentinos dice ganar entre $75.000 y $90.000, con un promedio de ingresos en este rango de $82.000 mensuales. Es un dato que surge de la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) con información relevada en el segundo trimestre de 2022. 

Se trata de lo que una sola persona dice ganar. En tanto, el total de lo que entra en un solo hogar va de $26.577 a $354.033 (tomando el ingreso medio por decil). En septiembre una familia de cuatro integrantes necesitó $128.214 para no ser considerado pobre de acuerdo a datos oficiales.

Ahora bien, según la EPH el 70% de la población encuestada tiene ingresos totales que están por debajo de ese monto: $127.106.

Aunque se trata de una encuesta y no de una medición estadística, el trabajo muestra que la mayoría de las personas consultadas declaran un ingreso –en el que puede sumarse salario y otras tareas– con lo que no logra superar la línea de pobreza. El tamaño de la muestra del trimestre analizado fue de 26.186 viviendas.

La brecha entre los extremos

La encuesta también destaca que los ingresos medios entre el estrato bajo y el medio tienen una diferencia de 60% mientras que los que más ganan, lo hacen un 146% más que el estrato medio y por encima de 500% que el bajo. 

Así, el ingreso medio de cerca del 40% de la población está en $25.335, el medio que abarca a cerca del 70% es de $63.160 y el más alto, que corresponde al 10% de la población activa, es de $155.180. 

La encuesta define los ingresos laborales como los que provienen de la ocupación principal, secundaria u otras; mientras que los “no laborales” vienen de jubilaciones o pensiones, subsidios, rentas de la propiedad derivadas de la producción o de inversiones financieras; entre otras.

En lo que a población asalariada respecta, la brecha entre los que más y menos ganan es similar: el promedio del estrato bajo gana $28.719 y se llega a un sueldo de $154.042, con un medio de $70.956.

Mejora la desigualdad

Al respecto, el economista Daniel Garro de la consultora Vale International Group, señaló que “cada vez más gente se encuentra por debajo de la línea de la pobreza”. Por otra parte, agregó que existe una suerte de emparejamiento hacia abajo al observar el coeficiente de Gini que sirve para calcular la desigualdad entre los que más y menos ganan.

El Coeficiente de Gini es un indicador de desigualdad en la distribución del ingreso. Toma valores comprendidos entre 0 y 1. El valor 0 corresponde al caso de “igualdad absoluta de todos los ingresos” y el valor 1, al caso extremo contrario.

En el segundo trimestre de 2022 el coeficiente bajó luego de una leve suba en el primer trimestre y se ubicó al mismo nivel que en los últimos tres meses de 2021. Se trata de uno de los números más bajos 2018. “Si bien esa desigualdad ha disminuido, el problema es que la misma es hacia abajo y no al revés”, subrayó el economista. 

Diferencia entre hombres y mujeres 

La EPH también mide la diferencia entre lo que ganan hombres y mujeres. Y aunque en el último año –segundo trimestre de 2021 versus segundo trimestre de 2022- esta diferencia ha disminuido un poco, lo cierto es que se mantiene en torno al 30%.

Así, mientras el género femenino declara ingresos promedio por $ 54.830, el masculino lo hace por $ 75.801. Es una diferencia del 27,7% entre ambos. Este número era de 29,2% el año anterior.