El Gobierno anunció un aumento de los precios máximos de referencias de las garrafas de 10, 12 y 15 kilos para fraccionadores, distribuidores y venta al público. Según lo comunicado por la Secretaría de Energía, será del 10% y contará con el detalle de ser retroactivo al 1° de marzo. Pero en La Rioja el aumento se duplicó, según los mensajes de los lectores de EL FEDERAL.

De tal manera, tras la publicación del Boletín Oficial del Gobierno, el precio máximo sugerido para la garrafa a nivel nacional para la de 10 kilos pasó a $1.229 ($1.118 anterior) para la venta al público.

Sin embargo, en La Rioja los precios y el aumento está por arriba del costo sugerido por el gobierno. El incremento rige desde el 1 de marzo y a partir de la ahora, la garrafa de 10 kg cuesta 1.464 pesos, la de 12 kg pasó a 1.756 y la de 15 tiene un valor de 2.095 pesos, según la lista de precios de una conocida estación de servicio de Capital.

Pero la realidad es otra. Vecinos indignados escribieron numerosos mensajes a nuestra redacción, denunciando que los precios vinieron con un aumento que ya no se puede pagar. Los mensajes indicaron que en Capital se vende a $2.000 la garrafa de 10 kg y a $3.000 la de 15. Y en el interior de La Rioja aún más.

“No se puede, ya no se puede con la miseria que ganamos”, dijo José en un mensaje a nuestra redacción. Agregando que “el lunes compré una garrafa de 10 kilos y me la cobraron $2.000 en la puerta de mi casa y la de 15 la cobran a $3.000, una locura”.

“Como puede ser que si el gobierno sugiere un precio de $1.229 para la garrafa de 10 kilos, acá te la venden a $2.000 o más. ¿Quién controla esto?”, se preguntó otro lector.

Lo cierto es que la especulación es insostenible para la mayoría de los riojanos, ya que un mínimo porcentaje de la población posee gas natural.

“Alguien tiene que hacerse cargo, son unos hijos de p…”, agregando que “claro, a los políticos no les falta nada, porque ganan 10 veces más que la gente”, enfatizó otro mensaje.

Otro de los duros mensajes indicó que “No diga mi nombre. Vivo en un asentamiento y hay gente que hace fuego para cocinar, y nos juntamos con varias mamás para hacerle algo para los chicos, no podemos pagar una garrafa”, relataron.