El gobernador de Jujuy y uno de los precandidatos presidencial del radicalismo en Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, advirtió en una entrevista sobre la situación económica y el riesgo de que un eventual detonante profundice la crisis.

“Se está cayendo el nivel de actividad en todos lados, la recesión se va a profundizar. Inflación con recesión es un cóctel muy peligroso. Si siguen con este nivel de irresponsabilidad y hay un factor detonante podemos estar con situación muy compleja, más de lo que ya tenemos”, dijo Morales a la periodista Florencia Carbone en el programa “Cocina Política”, por YouTube.

Antecedentes de híper

En otro tramo del diálogo, en el que Morales repasó su historia personal, familiar y política, cuando la periodista le recordó a Morales que había sido secretario de Desarrollo Social en el el Gobierno de Fernando de la Rúa, el gobernador jujeño respondió: “Yo me fui en junio, porque fui candidato a senador. Estuve un año nada más. Hay una situación tan compleja como en aquel momento. La gente no tiene para comer. Seis meses antes de la híper del 89 la inflación fue 6,4%, Ahora es 8,4%. Acá hay un detonante y tenemos híper”, alertó.

Consultado sobre cuál podría ser un detonante, respondió: “Por alguna situación. Por ejemplo, se va Massa y explota esto. Salvo que venga, no sé ….. No sé si hay ministro de Economía que aguante la anarquía del Frente de Todos. Ese puede ser un detonante. Puede haber otros”. La afirmación resuena con la que el propio Massa pronunció recientemente cuando dijo “no nos entra un quilombo más” e incluso con un posteo (posteriormente eliminado) de su esposa, Malena Galmarini, en la red social Twitter, que equiparaba el eventual fin de la gestión de Massa al fin del actual gobierno.

Morales aprovechó allí para describir su propuesta de gobierno: “ordenar las cuentas y tener una política social fuerte, asistencial, generar una transición de los planes al trabajo, una nueva normativa para las micro y pequeñas, bajar en por lo menos un tercio el costo laboral para las microempresas y las pymes, que son distintas de las empresas medianas. Y movilizar a la economía en función de las actividades”.

Según Morales, “acá tenés dos países: un gobierno nacional quebrado y provincias superavitarias, el 80% de las provincias están con superávit fiscal y con proyectos. Debe haber 2 ó 3 con déficit. El resto con superávits y con proyectos. No hay que ahogarse. Lo primero que hay que resolver es la inflación que tenemos, con un tipo de cambio que impide las exportaciones. Si no, quedás envuelto en la ortodoxia. Y los ortodoxos todos fracasaron. Hay que ordenar las cuentas, buscar en el primer año tener un único tipo de cambio, poner en marcha un modelo exportador, tomas medidas sociales para contener a las familias más vulnerables, eso es más política asistencial, y una política transformadora en lo productivo, que genere un Paraguay en paralelo: el 80% de la inversión en Paraguay son argentinos. Y ponerlo en marcha”.

Algo así, dijo Morales, “no se hizo en el ‘85, no se hizo en el ‘89, no se hizo a mediados en los 90s, cuando ya fracasaba la convertibilidad, no se hizo en la crisis del 2001, ni en la del 2008, ni en 2016. “No voy a dejar que gobiernen los economistas, voy a gobernar yo”, se envalentonó el precandidato.

La “caída” de Vidal

Morales protagonizó un mini-incidente cuando tenía que dar vuelta cartas con las caras de otros políticos, para opinar sobre ellos: la primera carta que eligió, con el rosto de María Eugenia Vidal, se le cayó al piso. Decidieron seguir con la siguiente, que fue la de Alberto Fernández a quién, invitado a definirlo con una palabra, eligió “ineptitud”.

Antes, ya se había referido al primer mandatario como “la contracara de un presidente con carácter” y “una frustración para los argentinos”.

“Alberto Fernández cree que ha hecho las cosas bien. No tiene los pies sobre la tierra. Y el Frente de Todos es un lío, están todos peleados con todos”, señaló. Además, cuando hablaron de las compras familiares, Morales recordó y dijo que el tomate estaba a $1.500 el kilo y cuando la periodista le recordó la afirmación del presidente de que la inflación es “autoconstruida” y de origen psicológico, Morales acotó: “si dice eso, está para terapia él”.

Fue también muy crítico del candidato libertario, Javier Milei, a quien definió como “un loco, totalmente desquiciado”. Y preguntado sobre por qué tiene tanto apoyo, señaló que la gente “está enojada con la política; hay mucha gente con bronca. Los jóvenes que se quieren ir del país. Y en especial los que no se pueden ir del país, que no ven un futuro. Y Milei cabalga sobre el peor sentimiento de las personas cuando están mal: odio, sed de venganza, violencia, sobre eso cabalga”.

Al repasar su historia personal y familiar, Morales recordó que es hijo de inmigrantes bolivianos y, en la otra “ala” de su familia un abuelo inmigrante español era campesino. Recordó que su padre era trabajador ferroviario y él trabajó de mozo y lavacopas en un coche de ferrocarril, hizo encuestas cuando estudiaba en la Universidad Nacional de Jujuy, en la que, al igual que su hermano, se graduó de Contador Público.

Sobre la interna radical, dijo que sigue trabajando para que la UCR lleve a las PASO un candidato único, aunque aún no lo pudo resolver, pero agregó que estaban “en una etapa de buen diálogo” y que la candidatura radical se definirá “por la vía del consenso”.

Moderación, con firmeza

Además, respecto de las precandidaturas del PRO se pronunció inequívocamente. “Hay un espacio más moderado, lo que no quiere decir que no tenga firmeza, fuera del verso de halcones y palomas”, dijo, tras mencionar a Horacio Rodríguez Larreta. Y dijo que en eso coinciden “80% o más” del radicalismo, la Coalición Cívica de Elisa Carrió, el peronismo republicano que encabeza Miguel Pichetto, e incluso mencionó, aunque con menos firmeza a José Luis Espert, el precandidato presidencial de Avanza Libertad. “Hablé bastante con él. El radicalismo también es liberal. En algunas cuestiones disentimos. Pero es una persona de diálogo. No creo que apueste a la ruptura”. Pero agregó que tiene “buen diálogo” con la otra precandidata del PRO, Patricia Bullrich. “Formamos parte de un espacio diverso y eso es lo que se va a dirimir en las PASO. Después vamos a estar unidos, porque el país está muy mal. Tenemos que enfocar en un programa y gobernar para los argentinos”.

Respecto de la cotización del dólar y la política cambiario, dijo que el problema central es la inflación, pues “destruyó la confianza, los precios relativos; no hay reglas claras ni hay un plan. El tema es la inflación. Nuestro objetivo es que no pase un año y tengamos un solo tipo de cambio. La economía tiene que ser clara, previsible. Hay que salir del cepo, pero no se puede hacer de la noche a la mañana. Nos pasó a nosotros. Y bajamos las retenciones y las tuvimos que volver a subir”.

¿Cómo se podría instrumentar un programa así con el peronismo en contra”, le retrucaron.

¿Milagro?

“A mí me decían en Jujuy que no podía gobernar con Milagro Sala, que en una hora metía 40.000 personas en la calle. Era una delincuente que les robó a los pobres. Yo ordené eso. No hay cortes de ruta en la provincia. Marcha quien quiere marchar, hay dos marchas por día, pero no toman la plaza. Y el que la rompe la paga. Terminé con la violencia, el estado paralelo, la corrupción y hasta con grupos armados”.

A nivel nacional, aseguró, se puede hacer lo mismo. “Se ordena con la ley y la constitución. No hay que derramar una gota de sangre, como dicen algunos. No es necesario que esté el peronismo con el gobierno. Hay que tener decisió, ser inteligente, cuando hay que dialogar hay que dialogar. Lo que más necesita el país es un rumbo. No en términos del campeonato de estos neoliberales sobre quién hace sufrir más al pueblo argentino, que no comparto. Si hacemos un esfuerzo, que se sepa que tiene sentido. Por eso yo hablo de la anestesia y de cuidado con la situación social. Y ser disruptivos en eso de generar trabajo y producción. Lo único que te saca de la pobreza es el trabajo”.