Bolsas llenas ropa con moho, elementos desparramados y desperdiciados y hasta una especie de chacarita. Eso es lo que hallaron los miembros de la Fundación Difunta Correa cuando iniciaron la tarea de administrar el predio en 2020. El trabajo para reorganizar y definir un destino para las donaciones acumuladas durante casi 200 años no fue fácil, de hecho, demandó dos años. Sin embargo, finalmente todo el material tuvo un destino. Después de eso, se organizó un plan para que las donaciones fueran útiles teniendo en cuenta sus características. Y el proceso se inicia cuando cada fiel lleva su demostración de fe al paraje.

Las primeras donaciones en el predio de Vallecito comenzaron antes de 1900, después de que el arriero Flavio Zeballos trasladara hasta allí el cuerpo de Deolinda Correa desde el lugar agreste en que había fallecido y construyera la primera capilla. Esas donaciones eran monedas y agua, que los vendedores y arrieros que pasaban por el lugar iban dejando. La costumbre indicaba que, si alguien los necesitaba podía usarlos, pero después debía regresar a devolverlos. Con el tiempo, la cantidad de elementos que la gente fue depositando comenzó a crecer y hoy en día, las demostraciones de fe y los regalos de agradecimiento a la Difunta son de lo más variados.

Es así que, los encargados del lugar decidieron armar un plan especial para reorganizar lo que había en el lugar y realizar la recepción de donaciones a partir de ese momento. Fue entonces que nació, entre otros espacios, “El roperito”. Se trata de una capilla a la que ingresa toda la vestimenta y se divide en tres grupos. Por un lado, el grupo ex voto, que es toda la indumentaria que está intervenida (por ejemplo, con escrituras) y no se puede donar, por lo que se expone. Lo mismo sucede con los uniformes. Por otro, los vestidos de novia y fiesta, que se entregan a modo de préstamo. Y en tercer lugar lo que forma parte del proceso de economía circular, es decir, ropa que se entrega a asociaciones con fines solidarios y a familias de Vallecito. “Todo es clasificado ni bien ingresa y destinado a lo que corresponda”, explica al respecto Cecilia Berón, encargada del área de Patrimonio y Culto del paraje.

Por otro lado, se decidió reorganizar y refaccionar el Museo, en el que se colocaron nuevas vitrinas con elementos ordenados por temática. Allí, hoy, se puede ver desde el traje del músico Ernesto Villavicencio hasta el pantalón de Monzón, la camiseta de San Lorenzo de Óscar Ruggeri y una camiseta de Boca firmada por Diego Maradona que había sido donada hace años y fue hallada en el fondo de una bolsa; todo perfectamente expuesto.

Además, en un lugar privilegiado fue colocado el poncho de Zeballos, creador el paraje, al lado de la gigantografía de una foto en la que salen él junto a su familia, donada por sus descendientes.

El proceso de recepción

“La acumulación indiscriminada de donaciones generó deterioro, pérdidas, robo y contaminación ambiental. Por eso, la Fundación diagramó una política para recibir, administrar y resguardar las donaciones”, explica la encargada de Patrimonio.

Y detalla que, “se busca mejorar la transparencia, garantizar la trazabilidad para que el promesante pueda saber qué camino siguió su donación y velar por la conservación para que realizar las donaciones y permitir la correcta exhibición del material”. A esto lo lograron a través de un registro que se lleva a cabo cada vez que una persona deja una donación, dejando por escrito los datos del donante, su historia de fe y su ofrenda.

Teniendo en cuenta eso, las donaciones se organizan ahora teniendo en cuenta la siguiente clasificación:

-Reutilizables

Está integrado por agua (que es recuperada para el riego del lugar, en tanto que las botellas de plástico se envían para ser recicladas en la planta de tratamiento de Caucete); y materiales de construcción, máquinas de coser, alimentos, ropa, abrigo e instrumentos musicales, entre otros, que se utilizan para el mantenimiento del paraje o se donan o entregan en comodato a instituciones de Vallecito y a otras que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad.

De este grupo también forma parte el pelo, del que un porcentaje se almacena y el excedente se dona a Fundame para la confección de pelucas oncológicas. En cuanto a las prótesis, las de valor histórico se exponen en el museo y las reutilizables se organizan en lotes y se entregan al Hospital de Caucete.

-Simbólicas

Abarcan desde vestidos de novia de fiesta y uniformes, que se registran, se ordenan para exhibición y se entregan en comodato para el uso por medio de una solicitud escrita. Vajillas, juguetes, trofeos, fotografías, títulos y maquetas de camiones y casitas, las que, de acuerdo a su durabilidad, se distribuyen en el Cuadro de Capillas y el Museo de la Fe para su exhibición.

-Bienes de valor

Incluyen bicicletas, autos, motos, alhajas y dinero. Las movilidades se usan para mantenimiento o se monetizan para invertir en la infraestructura del paraje. Aquellos vehículos cuyo valor histórico supera su valor económico se exhiben en el museo y depósitos. El dinero cubre los costos de mantenimiento y limpieza de las 20 hectáreas del predio. Se prestan en comodato bicicletas y máquinas de coser a vecinos de Vallecitos, organizados en emprendimientos productivos comunitarios.

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