Como en todas las elecciones desde hace 10 años, este grupo de chicos en edad escolar podrán hacer su primera experiencia en las urnas este domingo. Un estudio de Cippec y Unicef reveló percepciones e inclinaciones sobre la convocatoria electoral.
En una elección cerrada donde cada voto importa, tras la paridad de tres tercios de las primarias del 13 de agosto, más de un millón de jóvenes de 16 y 17 años estarán en condiciones de definir quién será el ganador de las elecciones presidenciales de este domingo.
Desde hace 10 años, ante cada llamado a las urnas para cargos nacionales, los chicos de los últimos años del colegio secundario tienen la obligación de votar, aunque en los hechos se trata de un sufragio optativo porque están exentos de justificar su ausencia y tampoco se les computa sanción en el Registro Nacional de Infractores. Este derecho se implementó con la Ley de Ciudadanía Argentina N°26.774 -también conocida como “Ley de Voto Joven”- se aprobó el 31 de octubre de 2012 en un contexto donde el kirchnerismo aún cautivaba a las nuevas generaciones.
Pero pasó agua bajo el puente y la situación hoy parece ser distinta. “Soy autor de la Ley de Voto a los jóvenes de 16 años… Debería haber incluido la obligación de no votar como el culo. Aunque, bueh! Eso vale para todos… Buen domingo!”, dijo socarronamente el ex senador de La Rioja, Jorge Yoma en su cuenta personal de la red X. El dirigente peronista ya en 1997 había impulsado ese proyecto, pero finalmente encontró aire en un momento en el que la entonces presidenta Cristina Kirchner se dio una política explícita para atraer a ese electorado con medidas como la Ley 26.877 de centros de estudiantes, o el plan Progresar. Era otra época: la mayoría de las encuestas de estos meses constataron que el “voto joven” en términos generales se inclina mayoritariamente por Javier Milei.
Según datos de la Dirección Nacional Electoral, este domingo hay empadronados 1.168.033 chicos de entre 16 y 17 años. Es una cifra un 47% más que las elecciones pasadas, y que podrían acompañar algunas de las cinco candidaturas: Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (FIT-U).
¿Cuál es la incidencia de este voto en la competencia nacional? En principio, la participación de este segmento es habitualmente menor al de otras franjas etáreas del padrón. El documento “10 años del voto joven en Argentina” difundido por Cippec y Unicef constata que la asistencia promedio a elecciones generales en la última década fue del 55%, más de 20 puntos por debajo del promedio de 78% de los adultos.
Sin embargo, este domingo la tendencia podría cambiar. El estudio, que abarca una encuesta a nivel nacional a través de la plataforma U-Report más 1183 adolescentes y jóvenes de entre 12 y 24 años, revela que el 88% de los adolescentes y jóvenes consultados/as mayores de 16 años que están habilitados a votar expresó que irá a votar. “Entre sus principales motivaciones para hacerlo se encuentran poder influir en el rumbo del país y ver sus ideas representadas en el gobierno”, señala el informe de los investigadores Carolina Tchintian y Álvaro Fernández Castex.
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La participación del voto de los chicos de 16 años es heterogénea a lo largo y ancho del país. Luego de la sanción de la ley, varias provincias adecuaron su normativa electoral para cargos locales como gobernador e intendente. Llamativamente, Santiago del Estero y Formosa supera el 70% de asistencia electoral de estos adolescentes, dos distritos donde Unión por la Patria obtuvo ventaja el 13 de agosto.
En contraste, Tierra del Fuego se posiciona como la provincia con la menor participación electoral a nivel nacional, , con 35% de participación, mientras que Río Negro, Santa Fe y Mendoza también muestran un promedio de participación juvenil relativamente bajo alrededor del 44 por ciento. Son jurisdicciones más afines a Javier Milei y Juntos por el Cambio.
El informe expone también una situación a tomar nota sobre la desinformación y el desconocimiento sobre lo que está en juego. Tres de cada 10 adolescentes y jóvenes consultados respondieron no contar con suficiente información sobre los candidatos y sus propuestas para poder votar. El 15% dijo que le falta conocimiento sobre las normas y pasos a seguir al momento de votar y un 40% sobre el proceso electoral más general, incluyendo información sobre cómo se cuentan los votos, qué es un voto válido, o como se declara el ganador de una elección.
Otro punto destacado es el estado de ánimo de los adolescentes y su relación con la política, que también influirá en el llamado a las urnas. El 71% de los consultados expresó tener poca o ninguna confianza sobre la dirigencia política. Se trata de un aumento de este sentimiento, ya que en un informe previo de Cippec y Unicef se detectó que esa distancia oscilaba en el 60 por ciento, un guarismo mucho menor.
Por su perfil outsider, Javier Milei se posicionó con fuerza en el plano de crítica a la “casta” política. En redes sociales como TikTok, una de las plataformas más utilizadas por adolescentes, el candidato presidencial de La Libertad Avanza (LLA) logró reunir en su ecosistema digital millones de seguidores, entre las cuentas @elpelucamilei con más de 2 millones de usuarios; @Unpatriotaargentino, con más de 830.000 seguidores, y @Javier.Milei2023, que tiene más de 570.000, entre otros.
Para la investigadora del Conicet y doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Melina Vázquez, el encierro de la pandemia de COVID-19, con las movilizaciones opositoras y el rechazo a la cuarentena, funcionaron como un ritos de iniciación al activismo “de derecha” para grupos de jóvenes. “La idea de resistencia o desobediencia se procesa como un conflicto generacional con los adultos, sean estos sus padres, el gobierno o el Estado”, señala la autora en uno de sus textos de análisis. En esa pecera se movieron los libertarios.
“Creo que La Libertad Avanza tiene un sector que representar ahí más relacionado al hastío, un poco de rebeldía contra los partidos más históricos más tradicionales. Hay otro tipo de rebeldía en el que aparece un sector de la izquierda afín a Myriam Bregman. No veo que en Patricia Bullrich haya un volumen grande de votantes de las adolescencias”, indicó Ezequiel Pérez, docente, abogado (UBA) y especialista en adolescencias y juventudes.
El ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa, reconoció que el peronismo en los últimos años perdió terreno en el campo de las redes sociales. Tanto el tigrense como la vicepresidenta Cristina Kirchner llegaron tardíamente y recién para esta elección a Tik Tok.
“Hay un tema que es más cultural y es que el peronismo siente que su lugar es la calle, sin medir que hoy hay dos espacios públicos: la calle y las redes. Básicamente el peronismo, digamos el campo popular en general, es como que siempre sostuvo el lugar de la calle latiendo y no se dio cuenta de que le habían entrado en la disputa cultural simbólica en el otro espacio público”, admitió el dirigente de UP en una entrevista que dio al ciclo “Caja Negra” del canal de YouTube Filo News.
De todas maneras, el peronismo sigue manteniendo una influencia entre las nuevas generaciones. “El voto de Unión por la Patria es más intergeneracional, hay cierto equilibrio. Va a haber claramente un sector de las adolescencias que van a votar ahí por cuestiones de participación política, relacionada con los centros de estudiantes o alguna actividad más barrial, o por tradiciones familiares”, indicó Pérez.
De la encuesta de Cippec y Unicef, el 52% de los jóvenes respondió haber realizado alguna actividad voluntaria en el último año y su interés por lo colectivo. La muestra arrojó que el 19% dijo haber participado en un centro de estudiantes, el 12% estuvo en alguna agrupación política, el 10% fue activista en organizaciones de la sociedad civil o comunitarias, el 7% a través de redes sociales compartiendo contenido y 4% expresó haber participado de alguna manifestación. Otro de los determinantes de asistencia a las urnas es, además, el grupo familiar. “Entornos más comprometidos e involucrados en política pueden tener un efecto positivo en la participación”, dice el informe.
“Es muy variopinto el vínculo con la representación política y los políticos. No podemos hablar de una juventud, sino de juventudes y distintas formas de participación y acercarse a la militancia, de acercarse a espacios de transformación o de movilización social. Con las adolescencias pasa algo parecido”, aseguró Pérez. “Si hay un enojo o rebeldía, es más bien con los políticos. Pero la política no deja de ser un vehículo, un elemento que puede generar otras condiciones de vida. Hay que hacer esa diferenciación. Muchas veces hay una visión negativizada de las adolescencias de que son vagos y haraganes, claramente no es así. Pudimos verlo en la pandemia con la entrega de bolsos a jubilados y jubiladas o en las movilizaciones estudiantiles de los últimos 20 años”, concluyó.
Con información de Infobae