Lo que parecía un ajuste de cuentas vinculado al mundo del delito, fue en realidad un caso de justicia por mano propia de un comerciante víctima de varios robos y la falta de respuesta del sistema. Carlos Ramos (31) se cruzó en la calle con uno de los ladrones y no resistió la risa burlona: sacó un arma y lo mató de un balazo en el pecho.

El hecho ocurrió en la ciudad de Corrientes y este fin de semana la familia del hombre realizó una venta de pollo con arroz y una colecta para poder pagar los gastos de la defensa.

Si bien Ramos fue beneficiado con la prisión domiciliaria por la jueza Josefina González Cabaña, el proceso por homicidio continúa.

Carlos tiene un pequeño comercio en el barrio y vive en el barrio Ongay. La semana pasada, su esposa, Silvina, le avisó que nuevamente habían sufrido un robo en su casa.

La mujer, de 27 años, estaba recuperándose de un cuadro de dengue en lo de sus padres mientras Carlos continuaba con sus labores, ya que es el único sostén del hogar que está conformado también por dos hijos de cuatro y nueve años.

A través de las cámaras de seguridad, Ramos pudo identificar a los delincuentes y con ese material probatorio fue hasta la comisaría 21 para realizar la denuncia porque los policías nunca acudieron a su llamado.

En ese lugar tuvo que insistir para que el hecho quedara formalmente registrado con un número de sumario. Los agentes detuvieron a los que desvalijaron la casa de Ramos, pero a las pocas horas todos fueron liberados.

Los delincuentes comenzaron a burlarse de Carlos. Pasaban por el barrio para que los viera en libertad.

El miércoles, el comerciante sufrió el robo de cables, aberturas y lo que quedaba en su casa. Las acusaciones recayeron sobre otro conocido delincuente, pero como el allanamiento en su vivienda dio negativo, lo liberaron. Historia repetida.

Ese mismo día, en la esquina de las calles Yugoslavia y Cerdeña, Ramos se cruzó con dos de las personas señaladas como las responsables del robo en su casa. Bajó la ventanilla de su Volkswagen Gol rojo y con un revólver calibre 22 hizo dos disparos.

Los proyectiles impactaron en el pecho de Emanuel Ponce, de 32 años, y un abultado prontuario por diferentes delitos. “Martincito”, otro conocido delincuente, se convirtió en testigo del hecho que pudo haberlo tenido como víctima.

El Gol se alejó rápidamente del lugar, pero dos días después la Policía logró ubicar y detener a su conductor. Ramos tenía en su poder el revólver marca Pasper que habría usado para hacer justicia por mano propia.

El comerciante fue llevado a la audiencia de imputación, donde se lo vio abatido. Al escuchar la acusación fiscal, rompió en llanto.

Al momento de decidir si lo dejaban preso por el crimen, la jueza de Garantías Josefina González Cabaña tuvo en cuenta varios elementos: la falta de antecedentes del detenido, el hecho de ser el sostén de su familia y que no había intentado en ningún momento entorpecer la investigación.

También pesó que previamente había sido víctima de dos robos en cuestión de horas.

Finalmente la jueza decidió otorgarle la prisión domiciliaria. “Martincito”, de 24 años, sigue libre junto a la banda que desvalijó la casa del comerciante al que ahora todos señalan como “el justiciero”.

Este fin de semana su familia lanzó una campaña para recaudar fondos para poder costear los gastos de la defensa. Vendieron 50 porciones de pollo con arroz, y fueron varios los vecinos que decidieron hacer un aporte para que Carlos no termine condenado.