[REDACCIÓN EL FEDERAL] La Cámara Empresarial Riojana (CER) vuelve a la carga con su insólito proyecto para que el Estado provincial pague parte del salario de sus empleados sin ofrecer nada a cambio. Se trata de una iniciativa que conspira contra la creación de puestos de trabajo en momentos de crisis económica.

El proyecto se llama “Empalme” y había sido impulsado en 2022 por el empresario Cresencio Bottiglieri, ex candidato a diputado del peronismo. La idea era que el sector privado sume a empleados públicos, que seguirían cobrando su salario del Estado, mientras que los comerciantes sólo pagarían la diferencia entre ese sueldo y el salario mínimo de los empleados de comercio.

El proyecto, desde el vamos, conspira contra la mejora de la situación de los desocupados y el sector informal, pues los trabajadores públicos siempre tendrán ventaja a la hora de ser empleados, ya que al empresario le costará menos contratarlo.

En definitiva, atenta contra la creación de empleo, en momentos de crisis. Según un estudio realizado por la Facultad de Económicas de la UBA, el desempleo creció 32,4 por ciento desde diciembre de 2023 y la desocupación alcanzó al menos a 1.088.000 personas.

La CER buscó compararlo con el proyecto Empleo +26 de Córdoba, pero son iniciativas completamente distintas. Mientras que los empresarios riojanos buscan que los empleados públicos se pasen al sector privado sin generar ningún puesto de trabajo nuevo, el objetivo en Córdoba es darle trabajo a 10 mil personas que están desempleadas o trabajan en negro.

El principal argumento a favor es mejorar la situación de los empleados públicos, que están en blanco, cobran todos los meses sueldo y quincenita, tienen obra social, vacaciones pagas, aguinaldo y paritarias, en detrimento del resto de la sociedad. ¿No es preferible hacer como en Córdoba priorizar a los desocupados o los que no tienen empleo formal?

El otro argumento es fortalecer al sector privado, el mismo que esgrimió la dictadura a la hora de asumir las deudas del sector privado o el ex presidente Carlos Menem, cuando armó los clubes de obra pública para repartir contratos irrisorios y destruir el espíritu de las licitaciones. En ambos casos fracasaron: en los 70 no aumentaron las inversiones y en los 90 creció la desocupación. También en La Rioja hubo en el pasado un proyecto similar que no llegó a buen puerto.

Por último, podría servir para achicar la planta del Estado. Pero en este punto habrá que garantizar que no se usarán las vacantes para sumar nuevos trabajadores públicos, algo que es improbable que suceda. En otras palabras, un plan como este debería ir acompañado de una reforma mucho más profunda del Estado, con leyes y metas claras y cumplibles.

Hasta ahora no hay casi nada oficial. La información la dio a conocer Rioja Virtual y fue compartida por el CER en su página de Facebook. Habrá que ver qué explicación dan esta vez, porque en 2022 quedó probado que es un poryecto que beneficiaría a un puñado de empresario prebendarios en detrimento del resto de la sociedad.