En el 2010 fue el anuncio de convertir la centenaria Escuela Normal Pedro Ignacio de Castro Barros en un paseo cultural con cines, restorantes y un espacio para eventos. En ese mismo año, 500 metros de artesanales rejas y sus portones, desaparecieron con destino desconocido. Una historia que replantea si fue una buena decisión.

Sobre la calle Bazán y Bustos, donde en 1898 Rosario Vera Peñaloza fundó el primer jardín de infantes de la Argentina. En el 2010 se anunció que las aulas del emblemático profesorado se erigirán modernos bares temáticos y los talleres especiales de los niños de jardín albergarán ahora las cavas, oficinas del gobierno provincial y un cine.

La centenaria Escuela Normal Pedro Ignacio de Castro Barros será convertida en el Paseo Ramírez Cultura y Entretenimiento, según fue el anuncio en esos años. “Se va a abrir para toda la provincia y no sólo para 200 o 300 alumnos”, sintetizó la directora de Conservación de Edificios públicos de la provincia, Valeria Soriano.

En la escuela normal, fundada en 1884, estudiaron generaciones enteras de riojanos y hasta hace un par de años se educaban cerca de 2500 personas. Era la escuela “formadora de formadores”, como la describió una docente; un “colegio multibarrial” al que “iban todos, desde el hijo del ordenanza hasta el hijo del juez”, como comentó una ex alumna.

La historia de este conflicto comenzó hace casi 15 años, cuando paulatinamente mudaron la primaria, luego la secundaria, después el jardín y por último el profesorado, a distintos edificios. El motivo formal, en un principio, fue una obra de restauración del edificio centenario, una “puesta en valor y refacción”, financiada por el Ministerio de Planificación y Presidencia de la Nación.

En octubre de 2009, las obras se iniciaron en la manzana que ocupaba el edificio y los rumores en una ciudad de 150.000 habitantes circularon cada vez con mayor velocidad: no se refaccionaría la escuela, sino que la convertirían en un shopping. Se conformó entonces el grupo “Ciudadanos en defensa del edificio histórico de la escuela normal” integrado por ex alumnos, docentes y padres. El objetivo: “Mantener la función áulica del normal, preservar a la escuela que tanto queremos los riojanos”, sintetizó uno de sus miembros. Se realizaron 35 marchas en contra de la nueva obra.

En enero, un documento un documento constata: “Por expreso pedido del gobernador de la provincia, Luis Beder Herrera, se realiza el proyecto de intervención del edificio para la refuncionalización como Nuevo Paseo Cultural”, firmado, irónicamente, por la directora de Conservación de Edificios públicos, Valeria Soriano. La empresa que ganó la licitación de la primera etapa de la obra Nuevo Paseo Cultural, cotizada en $ 2.691.751, fue GyS Proyecto y Construcción, de Rodolfo Guell, ex marido de Valeria Soriano. La fecha: 22 de enero de 2010.

Beder Herrera encabezó la presentación del proyecto acompañado por el intendente Ricardo Quintela, la diputada nacional Hilda Aguirre de Soria, la secretaria de Gestión Educativa, Rita Abdala, el vicepresidente primero del Concejo Deliberante capitalino, Enrique Escudero y otros funcionarios provinciales y municipales. También participaron escritores, actores, poetas y demás representantes de la cultura y la educación provincial.

Beder Herrera encabezó la presentación del proyecto acompañado por el intendente Ricardo Quintela

Beder Herrera resaltó que se trata del proyecto urbanístico más pretencioso que tiene la Provincia y añadió que la iniciativa demandará una inversión cercana a los 20 millones de pesos. La obra se realizará en un plazo aproximado de dos años y se prevé que el próximo año podrí¬a ser inaugurado el sector central del complejo. Los trabajos serán financiados por la Nación y el Gobierno Provincial.

¿Dónde fueron a parar las rejas y portones del edificio?

Fueron casi 500 metros de rejas y 6 puertas en hierro forjado con remaches en los frentes norte y sur, estilo español, que desaparecieron en el inicio de las obras.

También desaparecieron unas 20 farolas que estaban en cada una de las columnas en el perímetro.

Al cumplirse 15 años de su desaparición, muchos fueron los rumores del paredero de las rejas. “Están en una finca sobre ruta 38”. “Las vi en una casa interna en La Quebrada”. “Las tiene un político que tiene una finca cerca del aeropuerto”. “Las compró un político de Catamarca”, son algunas de las imnumerables versiones que circulan entre los riojanos. Todas dificil de corroborar.

La Escuela Normal Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros de La Rioja, Argentina, es Patrimonio Histórico Provincial y Monumento Histórico, y la Ley Nº 8.510 la declaró Patrimonio Histórico Provincial, y la Ordenanza Municipal Nº 1.929/90 la declaró Monumento Histórico. 

En Argentina, el Código Penal establece sanciones para quienes dañen o destruyan bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental. El artículo 183 del Código Penal tipifica el delito de daño, que consiste en destruir, inutilizar, hacer desaparecer o de cualquier modo dañar una cosa mueble o inmueble, con una pena de prisión de quince días a un año. Sin embargo, el artículo 184 agrava la pena a prisión de tres meses a cuatro años cuando el daño se comete en bienes de uso público o que pertenecen al patrimonio cultural.

Además, la Ley Nacional N° 12.665, que crea la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos, establece en su artículo 11 que, en caso de alteración total o parcial de fachadas u otras áreas de máxima tutela de un edificio declarado monumento histórico nacional, el propietario deberá restituirlo a su estado original en un plazo determinado por la Comisión Nacional. Si no se cumple con esta obligación, se aplicará una multa por cada día de demora en la reconstrucción.

Es importante destacar que las provincias pueden tener sus propias leyes y sanciones específicas para la protección del patrimonio cultural y los monumentos históricos. Por lo tanto, las penas pueden variar según la jurisdicción provincial.

En resumen, quien robe elementos de un edificio declarado patrimonio provincial o monumento histórico en Argentina puede enfrentar penas de prisión que varían según la gravedad del delito y la legislación aplicable en la jurisdicción correspondiente.