Cuando el calor se vuelve agobiante, muchos se ven tentados a programar el aire acondicionado en 22°, 20° o 18°C, muy por debajo de los 24° a 26° recomendados.
El alivio no tarda en llegar, pero el problema es a qué costo, ya que las próximas facturas de electricidad -ahora con tarifas recargadas y menos subsidios- podrían traer montos sorpresivamente altos.
Salvador Gil, doctor en Física y experto en eficiencia energética, recuerda que los aires en esta época pasan claramente al frente entre los aparatos de mayor consumo eléctrico.
Advierte asimismo que un acondicionador gasta hasta un 40% más de energía por cada grado que bajamos en el control remoto. Con lo cual, por ejemplo, programado a 23° consume más del doble que a 26°, según estudios hechos en viviendas del AMBA.
Existe, sin embargo, una técnica de ahorro muy sencilla que permite utilizar el aire con el termostato en 27°, pero sentirse a 22°. Es decir, con un consumo energético óptimo y sin resignar frescura.
El truco, según el especialista, se basa en utilizar el aire acondicionado en combinación con otro aparato que está presente en casi todos los hogares.
¿Cuál es el truco para subir grados en el aire y ahorrar energía sin notar la diferencia?
Se suele pensar que el ventilador y el aire son opciones excluyentes: si con el primero no alcanza, se lo apaga y se emplea el segundo. Sin embargo, en días de extremo calor, lo mejor para el bolsillo sería encender ambos a la vez.
“Si se cuenta con un aire acondicionado, un buen truco es ajustar la temperatura para que enfríe menos y utilizar ventiladores en conjunto”, propone Gil, que dirige la carrera de Ingeniería en Energía de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
“Hacer esto podría reducir significativamente la factura de electricidad sin comprometer el confort”, afirma.
¿Por qué conviene usar el aire acondicionado y el ventilador en simultáneo?
Sucede que los ventiladores, en lugar de enfriar el aire, generan una brisa fresca que acelera la evaporación de la transpiración y logran reducir hasta 5 grados la sensación térmica en el lugar.
Entonces, estando frente a un ventilador, una temperatura ambiente real de 33° llega a percibirse como de 28°; y una de 30° cae hasta los 25°. Ahora bien, lo más interesante es que este efecto refrescante lo consiguen con un gasto muy pequeño de energía.
Según datos del ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad), un ventilador de techo consume sólo 60 watts hora (Wh) y uno de pie 90 Wh.
En cambio, un aire acondicionado de 2.200 frigorías puede gastar 1.013 Wh, uno de 3.500 frigorías 1.613 Wh y uno de 4.500 frigorías 2.153 Wh; y si son modelos Inverter, 658 Wh, 1.048 Wh y 1.365 Wh respectivamente.
Con lo cual, para quienes ya usan un aire, agregar un ventilador representará un costo ínfimo frente al ahorro que genera subir algunos grados la temperatura objetivo del acondicionador.
El ventilador, además, ayudará a distribuir mejor el aire frío que emite el otro artefacto, evitando que queden puntos calientes en la habitación y maximizando la eficiencia.
“Las personas no percibimos diferencia cuando se combina ventilación con aire acondicionado, en comparación con el uso de un acondicionador a baja temperatura sin ventilador”, asegura el investigador de la UNSAM.
“Así, por ejemplo, una habitación a 27°C con ventiladores puede sentirse igual de fresca y confortable que una habitación a 22°C con solo aire acondicionado”, concluye.