Hace más de una década, el 14 de agosto de 2014, la residencia oficial del gobernador de La Rioja fue escenario de un episodio que desnudó —para muchos— una trama de impunidad: Luciano Beder Herrera —hijo del mandatario— protagonizó un altercado que incluyó insultos, amenazas con arma y una prueba balística, pero nadie fue imputado. A continuación, un repaso con base en documentos clave y la investigación del periodista Ángel Flores.
Al día siguiente del incidente, el periodista difundió el incidente en duplex por Radio El Pueblo y Medios Rioja, relatando los detalles del registro oficial escrito por los policías, testigos del hecho.
Las fotografías del registro oficial hicieron públicos extractos que detallan lo siguiente:
- “como no lo encontró empezó con insultos hacia personal de esta guardia por no haber encontrado al can, continuó con los insultos hacia el cabo primero Oyola y Suboficial Auxiliar Pedrani tratándolos de inútiles, pelotudos y que no servían para mierda”.
- Se documenta agresión física: “trató de agredirlo físicamente con golpes de puño en presencia de testigos que se encontraban trabajando en las cocheras”.
- Y lo más grave: “le apunta con un revolver manifestando, ‘Te voy a (cagar) matando hijo de puta, muerto de hambre, pensá que no me va temblar la mano para cagarte de un tiro’.
- Además, se indica que en el lugar se encontró “una vaina servida de un calibre 9 milímetros” y que el hecho fue comunicado al jefe de la custodia.
Estos registros oficiales respaldan una versión que fue negada por el gobierno, pero que se mantuvo vigente gracias a la difusión periodística.
El periodista fue decisivo al:
- Difundir las fotografías del libro de guardia, haciendo visible un texto que el gobierno había desestimado inicialmente.
- Dotar de prueba documental un caso cargado de contradicciones oficiales, manteniendo la visibilidad del episodio y forzando el debate público.
El texto reza que “Concurre a Hs. 12 Sr. Luciano Herrera (Hijo del gobernador) a buscar el perro. Como no lo encontró, empezó con insultos hacia Personal de esta guardia por no haber encontrado al can, continuo con los insultos hacia el cabo 1º Oyola y Subof. Auxiliar Pedrani. Tratandolos de inútiles, pelotudos y que no servían para mierda, luego se dirige hacia el cabo 1º Oyola tratándolo de agredirlo físicamente con golpes de puño en presencia de testigos que se encontraban trabajando en las cocheras. Posterior amenazando que los va hacer correr de la policía y se retira de la residencia. 30 minutos después regresa a la misma y se dirige donde estaba el cabo 1º Oyola hablando por teléfono en costado más precisamente garitas de los jardineros, y le apunta con un revolver (arma de fuego) manifestando,”Te voy a matar hijo de puta, muerto de hambre, pensa que no me va temblar la mano para cagarte de un tiro apuntándole.. “
El texto continua: “De nombre (Octavio) que se encontraba lavando el auto y con albañiles que estaban trabajando, a parte de pintado en misma parte y del subof. Auxiliar Pedrani que estaba en el ingreso de la parte de guardia, posterior se encuentra (1) vaina servida de un calibre 9m. posterior se le comunica al jefe de la custodia como corresponde. Conste”
“Atte. 14:30 me hago cargo de esta guardia de Residencia, relevando al cabo 1º Oyola Carlos con las novedades que lo antecede”
Reacciones contrapuestas
- Medios nacionales como Infobae, Perfil y TN difundieron con énfasis la gravedad institucional del hecho.
- Además, el jefe de la Policía provincial denunció penalmente al periodista Miguel Galeano de Medios Rioja que relataron el caso, lo cual fue interpretado por algunos como un intento de amedrentar a la prensa.
- En contrapartida, el gobierno negó categóricamente los hechos y el cabo Oyola afirmó que no fue baleado, habiendo únicamente un malentendido por la búsqueda del perro, en un vergonzoso video publicado por el diario El Independiente.
Un expediente sin imputaciones
A pesar de contar con:
- Una constancia oficial y escrita en el libro de guardia,
- Testigos de custodia,
- Una vaina de 9 mm como elemento físico,
- Denuncias públicas e investigación periodística…
…ninguna figura fue imputada, no se realizaron pericias, ni se citó a responsables ni testigos. En cambio, la justicia orientó su accionar hacia los medios.
Epílogo: impunidad con testigos y documentos
El caso del “disparo por el perro” se capta como un paradigma de impunidad: documentos oficiales que no bastan, una víctima que no fue protegida, pruebas nunca judicializadas y un poder que silencia más eficientemente que los tribunales hasta la fecha.