Si alguna vez viste a un parrillero esparcir sal sobre las brasas y pensaste que se trataba de una cábala, te sorprenderá saber que detrás de esa costumbre hay fundamentos sólidos. Lejos de ser un capricho heredado de generación en generación, este truco mejora el control del fuegopotencia el sabor de la carne y hasta simplifica la limpieza de la parrilla.

Controlar el fuego como un experto

Uno de los beneficios más claros es que la sal gruesa actúa como regulador natural de las llamas. Cuando la grasa de un corte provoca llamaradas y la cocción corre riesgo de arruinarse, un pequeño puñado sobre las brasas reduce la intensidad del fuego. Esto ocurre porque el cloruro de sodio limita el oxígeno disponible, logrando un calor más parejo que permite cocinar la carne de forma uniforme, sin que quede quemada por fuera y cruda por dentro.

El efecto también se nota en el paladar. Al contacto con el calor, la sal libera micropartículas que se mezclan con el humo, aportando un ahumado más complejo y sabroso a la carne. Al mismo tiempo, ayuda a evitar el humo denso y desagradable que aparece cuando la grasa se quema en exceso, lo que muchas veces deja un gusto amargo en los cortes.

El beneficio no termina en la comida. Tirar sal sobre las brasas también reduce el hollín y los residuos grasos, lo que facilita la limpieza final de la parrilla. Es un detalle que los parrilleros agradecen especialmente cuando se trata de cortes con mucha grasa, como las costillas o el vacío.

Cómo aplicar este truco

Los asadores recomiendan usar siempre sal gruesa y no sal fina, ya que esta última se consume demasiado rápido y no genera el mismo efecto. Un puñado pequeño, repartido de manera uniforme sobre las brasas, alcanza para una parrilla mediana.

Lo que parece un gesto rutinario en realidad une tradición popular con fundamentos científicos. Al dominar este recurso, no solo se obtiene un fuego más dócil, sino que además los invitados notarán un sabor distinto y más equilibrado en el asado.

La próxima vez que prepares la parrilla, tené un puñado de sal a mano. Puede ser el detalle que marque la diferencia entre un asado común y uno inolvidable.

Tips rápidos del asador: cómo usar la sal en las brasas

-Usá siempre sal gruesa, nunca fina. 

Un puñado alcanza para una parrilla mediana. 

-Esparcí la sal de forma uniforme sobre las brasas.

-Aplicala cuando el fuego esté muy intenso o con llamaradas

-Mejora el sabor ahumado de la carne.

Reduce el humo amargo y el hollín

Facilita la limpieza final de la parrilla.