Un inmenso predio ubicado en la Ruta 3, en el acceso principal a Río Gallegos, es el lugar donde reposan cientos de máquinas, camionetas, y vehículos con el logo de Austral Construcciones, la firma insignia de Lázaro Báez, que quebró en 2018 y que fue utilizada para recibir 51 licitaciones irregulares por parte del gobierno kirchnerista. Ahora, el terreno de 13 hectáreas, dejó de pertenecer al ex socio comercial de Cristina Kirchner para ser propiedad del gobierno de Santa Cruz.
Fue símbolo de una época. Durante doce años Austral tuvo como único cliente al Estado nacional. Fue constituida sólo doce días antes que Néstor Kirchner asumiera como presidente de la Nación, en mayo de 2003. Desde entonces, el camino recorrido por la primera empresa que tuvo Lázaro Báez fue rutilante: se convirtió, según la Justicia, en la principal adjudicataria de obra pública vial.
Austral Construcciones recibió durante el gobierno de los Kirchner 51 contratos por 46.000 millones de pesos, licitaciones que según la justicia estuvieron plagadas de irregularidades. Además, la Justicia determinó que la firma se usó para lavar U$S 55 millones en tres años.
Investigada por lavado de dinero, facturación apócrifa, evasión tributaria, y defraudación, la constructora quedó inactiva desde que Cristina Kirchner dejó la Casa Rosada en 2015 y tras la decisión del gobierno de Mauricio Macri de rescindirle los últimos 24 contratos viales que le quedaban, Austral ya no pudo presentarse a nuevas licitaciones y las investigaciones judiciales la dejaron sin margen operativo.
El camino fue inevitable: la firma fue a la quiebra. En el marco de ese proceso se remató una de las 90 propiedades bajo la titularidad de la constructora.
