Cuatro años de separación, denuncias cruzadas y acusaciones devastadoras que jamás pudieron probarse. La Justicia finalmente sobreseyó al abuelo, descartó el abuso y dejó al descubierto un conflicto donde una niña quedó atrapada en una guerra judicial que le robó parte de su infancia.

Tras cuatro años de separación forzada, acusaciones gravísimas y una guerra judicial sin precedentes, la niña conocida públicamente como “Arcoíris” —nombre ficticio para resguardar su identidad— logró finalmente reencontrarse con su padre, Matías Vergara, y con toda su familia paterna, en un caso que vuelve a poner bajo la lupa el accionar del sistema judicial y el uso de denuncias extremas en conflictos familiares.

La historia comenzó en 2018, cuando la menor —identificada como Malena— fue abruptamente apartada de su entorno familiar tras una denuncia por presunto abuso sexual contra su abuelo paterno, acompañada además por la acusación de que su propio padre habría actuado como supuesto “entregador”. Como consecuencia inmediata, la niña fue separada no solo de su padre, sino de toda su familia paterna.

En medio del conflicto, la madre, Delfina Silva Zarranz, denunció que la Justicia de La Rioja favorecía a la familia paterna y decidió trasladarse con la niña a la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, la Justicia porteña se declaró incompetente y ordenó el regreso de la menor a su provincia de origen. Esa resolución nunca fue cumplida, lo que derivó en nuevas causas judiciales por desobediencia y retención indebida.

Durante años, Matías Vergara no pudo ver a su hija y recurrió reiteradamente a la Justicia para denunciar el impedimento de contacto, sosteniendo que jamás existieron pruebas que respaldaran las acusaciones en su contra ni contra su padre.

De acuerdo a información oficial del Ministerio Público Fiscal de La Rioja, el expediente se transformó en un verdadero laberinto judicial: 29 denuncias cruzadas entre ambos progenitores, que incluyeron acusaciones por abuso sexual, impedimento de contacto, desobediencia judicial y lesiones leves. Todas las causas fueron analizadas por los fiscales intervinientes.

En relación con las dos denuncias por abuso sexual contra el abuelo paterno, la jueza Jésica Díaz Marano, titular del Juzgado de Instrucción de Violencia de Género y Protección Integral de Menores N°1, resolvió el sobreseimiento definitivo de José Vergara, tras evaluar declaraciones en Cámara Gesell, estudios de ADN y la aplicación estricta del protocolo de Abuso Sexual Infantil (ASI). Las conclusiones judiciales fueron categóricas: no existió abuso.

Hoy, con 9 años, la niña pudo finalmente volver a abrazar a su padre y reencontrarse con una familia que —según expresaron— nunca dejó de luchar por recuperar el vínculo, luego de años marcados por denuncias devastadoras, decisiones judiciales incumplidas y un daño emocional que deja interrogantes abiertos sobre el verdadero costo de estos procesos.