Mientras la noticia policial dominaba la agenda informativa de este jueves, una historia paralela —profundamente humana— comenzó a escribirse lejos de los flashes, sobre el asfalto caliente de la Ruta Nacional 38 y el corazón solidario de trabajadores riojanos.
EL FEDERAL publicó una nota sobre un joven tutulada La ruta que duele: el viaje invisible de Carlos Escobar, el hombre que camina solo hacia su casa.
Carlos Escobar caminaba solo, cansado y con miedo. Lo hacía a la vera de la ruta, casi llegando al cruce con la Ruta 5, intentando regresar a su hogar en Santiago del Estero. Su pantalón se sostenía con un alambre y llevaba lo poco que tenía consigo. No pedía nada, solo avanzaba. Pero alguien lo vio.
Fue Ariel Nieto, empleado en los talleres de la empresa Rioja Bus, quien advirtió la escena. Algo le llamó la atención y decidió frenar. No miró para otro lado. Lo interceptó, habló con él y lo invitó a tomar un café en la estación de servicio Shell. Allí, Carlos contó su historia: la falta de dinero, el temor de caminar de noche, el riesgo de ser atropellado, el silencio de quienes pasaban sin detenerse.
La historia conmovió.
Ariel Nieto no estuvo solo. Junto a otros trabajadores de Rioja Bus —Daniel Torres, Oscar Pérez y Ángel Nieto, todos del área de talleres— tomaron una decisión que cambió el destino de Carlos. Juntaron dinero y, a través de una aplicación, le sacaron los pasajes necesarios para completar el viaje: La Rioja–Catamarca y Catamarca–Santiago del Estero.
Pero la ayuda no fue solo material. Fue humana. Fue abrazo, escucha y dignidad.
“Me partió el alma verlo caminando por la Ruta 38. Nos contó su miedo de caminar de noche, que nadie se paraba. Mi hijo fue volando a casa para prepararle un sándwich de milanesa, para que tenga algo que comer en el viaje”, relató uno de los protagonistas del gesto solidario.
La foto que acompaña esta nota fue tomada cuando Carlos esperaba el micro en la terminal de La Rioja. Para entonces, ya no estaba solo.
La historia fue conocida gracias a una publicación de El Federal, y la reacción de la gente no tardó en llegar. Esta vez, la noticia no fue un operativo ni una detención, sino un acto simple y poderoso: personas ayudando a otra persona sin esperar nada a cambio.
En tiempos difíciles, cuando la desconfianza parece ganar terreno, estos gestos recuerdan que la solidaridad sigue viva. Que todavía hay quienes frenan, escuchan y dan una mano. Gente de bien.
Carlos Escobar ya debe estar en su casa, pasando Navidad con los suyos. Y La Rioja, una vez más, demostró que también se la reconoce por su gente.
Felicitaciones a estos trabajadores riojanos. Porque a veces, la noticia más importante no es la que sacude, sino la que reconforta
