La noche volvió a transformarse en territorio sin ley. Una vez más, las pandillas de motos sembraron el descontrol absoluto en las calles de la capital riojana y dejaron a su paso una estela de miedo, siniestros viales y bronca social. Al menos tres choques se registraron durante la madrugada, con heridos, daños materiales y motociclistas que escaparon como si nada hubiera pasado.
Los videos no paran de llegar a nuestra redacción y son alarmantes: motos circulando a contramano, maniobras temerarias, cruces imprudentes y aceleradas a toda velocidad, mientras el tránsito se convierte en una trampa mortal para cualquiera que tenga la mala suerte de cruzarse con ellos.
Los tristemente conocidos como “nenes motoqueros” volvieron a ser protagonistas de una madrugada marcada por el ruido ensordecedor, la imprudencia extrema y el desprecio total por la vida ajena. Corren, chocan y se escapan, amparados en una impunidad que ya resulta intolerable.
Uno de los episodios más graves ocurrió en avenida Circunvalación, donde una mujer fue embestida por motociclistas que se desplazaban en grupo. Lejos de asistirla, se dieron a la fuga, y según se denunció, el hecho incluyó además un hurto, sumando delito al desastre vial.
Mientras la ciudad dormía, ellos jugaban a desafiar la muerte y a poner en riesgo a todos. El saldo es conocido y repetido: calles inseguras, vecinos atemorizados, víctimas que quedan solas y una ausencia total de controles efectivos.
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La pregunta vuelve a imponerse con fuerza entre los riojanos:
¿Hasta cuándo esta anarquía nocturna? ¿Hasta cuándo la impunidad y el silencio oficial frente a un problema que crece noche tras noche?
Porque el caos ya no es una excepción.
Es una costumbre peligrosa.
