Activistas por los derechos de los animales vienen exigiendo conocer las condiciones en las que se encuentran actualmente los animales, pero denuncian que esta información les viene siendo denegada.
Un informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable alerta sobre la gravedad del riesgo de vida para muchos de los animales que habitan en el Santuario de la Fundación Tekove Mymba de Entre Ríos. Tras varias gestiones de los activistas, en junio de 2022 la brigada de control ambiental realizó una inspección al santuario en el marco de las atribuciones conferidas por la Ley 22.421 bajo el acta DIN Nº 964/2022.
En dicho informe “se pudo corroborar que varios de los recintos no cumplen con las recomendaciones mínimas de bienestar animal” explican que “la utilización de un mismo recinto para diferentes especies territoriales” deriva situaciones peligrosas citando ejemplos “como el escape de carayás de su recinto o la pérdida de vidas, tal como sucedió con los titís”.
A su vez el informe alerta que “el hecho de no poseer información de lo sucedido y carecer de historia clínicas y/o certificados de necropsia resulta una falencia en el manejo sanitario de los animales del predio” y a raíz de las irregularidades detectadas se le iniciaron actuaciones sumariales debido a infringir las normativas vigentes.
Señalaron que el santuario no está relevando el “plantel de ejemplares vivos, conforme artículo 4° de la Resolución Nº 170/21”, por lo que no se sabe cuántos de los animales trasladados allí resultaron muertos. Uno de los hechos que resaltaron fue que al querer verificar sobre el estado de 8 monos tití trasladados allí, solo uno de ellos se encontraba con vida, mientras que pudieron encontrar 2 cadáveres sin certificados de necropsia, les aseguraron que 2 habían sido capturados por aves rapaces y sobre los tres ejemplares restantes, el presidente de la institución, Juan Manual Pacott, declaró no saber qué había sucedido con ellos.
Taslados del ex zoo Yastay al santuario
Las características del lugar lo configuraron como el destino ideal para los dos búfalos de agua del Yastay, que junto a un yacaré fueron trasladados en 2020. Como era de esperar, los búfalos se adaptaron rápidamente justamente porque este es un lugar ideal para este tipo de especie, ya que para su vida requieren poca atención del humano mientras tengan agua y vegetación herbácea de libre disponibilidad.
En las redes sociales del sitio se mostraba a los búfalos, pero los animalistas sabían que el desafío central de dicho traslado era Coco, un yacaré que nunca estuvo con otros de su misma especie, desde bebé vivió en una pileta de cemento y fue dependiente de sus cuidadores de forma permanente.
En un video de difusión se observaba que Coco ingresó directamente a una cava y al notar la ausencia de un protocolo de rehabilitación empezaron a consultar al municipio por el estado del animal. Los ambientalistas destacan que no es un detalle menor que en el informe del Ministerio de Ambiente de 2022 entre todos los animales observados no se menciona al yacaré. Y como se denuncia que no pudieron ver la planilla rubricada del plantel de animales vivos, ni el libro foliado en el cual se consignen las novedades relacionadas con los movimientos diarios de ejemplares, es todo un misterio qué sucedió con “Coco” tras su traslado en 2020 desde el ex zoológico Yastay de La Rioja.
En 2021 se realizaron dos traslados más, en abril llevaron 14 tortugas (terrestres y de agua) y posteriormente, en julio trasladaron 12 ciervos dama, 2 suris, 2 monos carayás y una burra, todos al mismo santuario y en diciembre anunciaron el convenio para mandar al mismo lugar a los grandes felinos (leones, tigres, ligres y pumas) y los osos pardos (en ese momento eran dos, actualmente queda sólo uno). Esto llamó la atención de animalistas quienes advierten que no existen en el mundo santuarios multiespecies y que no existía en Argentina un espacio en condiciones para el traslado de grandes felinos. Es por ello que empezaron a indagar sobre las características del lugar al que se trasladaron ya 36 animales.
Fuente: Rioja/12