*Noticia gentileza de Radio La Ciudad

Nahir Glellel denunció en 2023 a su expareja, Santiago Nicolás Martínez, por intento de femicidio. Desde entonces, su vida cambió por completo: vive con botón antipánico, bajo resguardo y en constante temor. Martínez, acusado de haber intentado quitarle la vida, solo estuvo detenido tres meses y actualmente permanece en libertad con tobillera electrónica.

“Yo denuncié cuando él intentó matarme. No lo digo yo, lo dijeron los médicos”, explicó Glellel en diálogo con Radio La Ciudad. Según su testimonio, la causa se encuentra en etapa avanzada, con pruebas médicas, videos y testigos que lo ubican en el lugar del ataque. Sin embargo, la Justicia aún no elevó la causa a juicio.

Nahir relató que el intento de homicidio incluyó golpes, estrangulamiento y amenazas explícitas: “Me dijo que me iba a meter un tiro en la frente, que me iba a cortar en pedacitos y me iba a hacer desaparecer en cal viva”. La víctima aseguró que vive encerrada, con miedo constante y sin poder llevar una vida normal. “Mis hijas ya no pueden ir al club ni al colegio sin que yo esté aterrorizada. Yo soy la que tiene que esconderse mientras él sigue libre”, afirmó.

El botón antipánico que utiliza debe renovarse cada 60 días. “Lo tengo que pedir con tiempo porque el trámite demora. Me da algo de seguridad, pero no alcanza. El Estado no me garantiza que él no vaya a hacerlo otra vez”, señaló.

La mujer también cuestionó el accionar judicial y la falta de reacción ante reiteradas desobediencias de Martínez. “Denuncié cuando violaba la restricción, cuando me perseguía. Nadie hizo nada. A veces pienso que tiene contactos o privilegios, porque con esta carátula no debería estar libre”, denunció.

Sobre el agresor, afirmó que la pericia psicológica “describe una personalidad violenta, incapaz de manejar la frustración”. Por eso teme que, si la Justicia le quita la tobillera, pueda cumplir sus amenazas. “Está esperando que la justicia mire para otro lado”, sostuvo.

Glellel pidió a la jueza del caso que actúe con rapidez y sin privilegios: “Las pruebas son contundentes. Quiero que lo condenen como corresponde. Si me pasa algo, responsabilizo directamente a la justicia”.

Finalmente, agradeció el acompañamiento de la Asociación Madres del Dolor y de quienes la apoyan públicamente: “Antes no entendía cuando otras mujeres decían que la justicia no las escuchaba. Hoy lo vivo en carne propia. Mi vida cambió para siempre, pero no quiero ser una más. Solo pido que se haga justicia”.