La percepción de la corrupción como principal problema nacional se volvió una constante en 2025. De acuerdo con estudios recientes, este tema encabeza la agenda ciudadana desde hace ocho meses consecutivos, algo inusual en un país donde históricamente las preocupaciones centrales fueron la inflación y la inseguridad.

En ese contexto, el analista político Raúl Timerman participó del programa Bienvenidos al Tren, por Bravo TV, donde analizó el cambio de prioridades sociales. Allí recordó que el fenómeno emergió tras el “caso Libra”, en febrero, un episodio que marcó un quiebre en la sensibilidad pública frente a posibles irregularidades en la gestión. “Desde hace ocho meses el principal problema de la Argentina es la corrupción. Nunca había sucedido esto durante tantos meses seguidos”, explicó.

Los estudios de opinión muestran que este giro no se limita a un espacio político. En el electorado peronista, la corrupción volvió a ocupar el primer lugar entre las preocupaciones, pero también aparece entre votantes de La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio. Las encuestas reflejan que la preocupación atraviesa niveles socioeconómicos y generaciones, y que se profundiza en un contexto de pobreza creciente y desconfianza hacia la clase dirigente.

Un relevamiento de la consultora Tres Punto Cero reveló qué palabras asocian los votantes con “corrupción”. Entre quienes apoyaron a Sergio Massa, surgieron “Javier Milei”, “Karina Milei” y “kirchnerismo”. En el caso de los libertarios, predominaron “kirchnerismo”, “Cristina” y “peronismo”. Y los votantes de Patricia Bullrich mencionaron “políticos”, “kirchnerismo” y “Cristina”.

Lo sorprendente, según Timerman, es la presencia constante de Karina Milei en los tres segmentos, incluso en el oficialista. “Karina es la persona de este gobierno que tiene peor imagen”, señaló. Su figura, cada vez más central dentro de la estructura de poder, es parte del debate sobre quién toma las decisiones en la gestión nacional. De hecho, las encuestas ya están evaluando la percepción sobre quién gobierna realmente: Javier Milei o su hermana, la secretaria general de la Presidencia.

Otro eje del relevamiento indaga qué sectores se consideran más involucrados en prácticas corruptas. Encabezan la lista “los presidentes y su entorno”, que superan el 40% de menciones, seguidos por “los funcionarios”, “los legisladores”, y luego “los sindicalistas y los empresarios”. Estos datos se inscriben en una crisis de legitimidad más amplia, donde el rechazo hacia la dirigencia política alcanza niveles históricos.

Para Timerman, esta persistencia del tema en la opinión pública anticipa un escenario donde la transparencia, el control de la gestión y la responsabilidad institucional serán claves en el debate del año electoral. La corrupción —tradicionalmente un tema intermitente— hoy se consolida como una preocupación estructural y transversal en la sociedad argentina.