Al buscar la palabra “todes” en internet, automáticamente el buscador detecta el error y pregunta: “Quizás quisiste decir: todos”. Esta duda es parte del debate en torno al uso del lenguaje inclusivo que también genera polémica en la Argentina de la grieta y protagoniza una vez más la agenda pública luego de que el presidente Alberto Fernández afirmara este miércoles que “el ideal será cuando seamos todes y a nadie le importe el sexo de la gente”.

“Vamos poquito a poquito haciendo posible lo que parecía imposible, y cada día estamos más cerca del ideal”, expresó Fernández este miércoles en el acto por la entrega de los primeros DNI no binarios, marcando un nuevo hito en la historia de la ampliación de derechos de un sector de la sociedad que se encontraba invisibilizado al menos hasta la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario hace once años. 

“La humanidad tuvo que recorrer un largo trecho para entender que habían todos, todas y todes”, afirmó el mandatario nacional, quien desde que arrancó su campaña presidencial en 2019 ya se había mostrado a favor del uso del lenguaje inclusivo en vistas de la promesa de situar los reclamos de índole progresista en el centro de su agenda de gobierno.

“Hay que abrirles los brazos. Y vamos a convocar a todos, a todas… y a todes… me cuesta pero hay que incluirlos”, dijo en plena campaña presidencial en junio del 2019 en un acto del sindicato La Bancaria, con una sonrisa y en medio de aplausos. Así, pese a que diversas entidades se pronunciaron en contra, el presidente Alberto Fernández lo promovió al usarlo en actos oficiales siendo Presidente en ejercicio.

Como parte de su agenda progresista, y golpeado en su programa de gobierno por la pandemia de coronavirus, el presidente Fernández a mediados del 2020 instó a los jóvenes a ser responsables frente a las reuniones sociales para prevenir la escalada de contagios. “Chiques, hagamos ese esfuerzo”, dijo el mandatario generando un sinfín de repercusiones tanto en los medios como en las redes sociales, y acumulando apoyos, burlas y enojos.

Por su parte, a mediados del año pasado desde el gobierno nacional se emitió un “Comunicado no sexista”, lo cual marcó un antecedente administrativo al tratarse de un comunicado oficial con “recomendaciones para una comunicación no sexista”

“El uso del lenguaje es un reflejo de las prácticas culturales y sociales; y a su vez condiciona las actitudes, prácticas y cosmovisiones. En el lenguaje también se manifiestan las asimetrías, las desigualdades y las brechas de género, y se refuerzan juicios, valores y prejuicios que conforman maneras de pensar y de percibir la realidad. Así como a través del lenguaje podemos reforzar estereotipos también podemos romperlos; el lenguaje visibiliza y nombra lo que existe”, sostiene el documento del gobierno, y agrega que estas estrategias “no son únicas ni garantes de la equidad de género, pero son necesarias para incluir y visibilizar a las mujeres y la población LGTBI+”.

Además, este año el mandatario continuó con el uso del lenguaje inclusivo, no solo en la apretura de sesiones legislativas, sino también en actos oficiales, como en un discurso en Chaco, donde le dio la bienvenida a los presentes “amigos, amigas y amigues”, y en el que se despidió con un “Gracias a todes”, y el pasado 27 de junio en el acto homenaje a las víctimas de coronavirus, lo cual también generó mucho debate.

De esta manera, y en vistas de ir más allá del inclusivo y disruptivo “todos y todas” impulsado por Cristina Fernández de Kirchner, el mandatario nacional optó por utilizar el “todos, todas y todes” en varias oportunidades, con el fin de incluir no solo a las mujeres sino también a las disidencias, como las personas no binarias que no se identifican con ninguno de los géneros establecidos por la sociedad. Por otro lado, en algunas universidades del país ya se aceptan tesis escritas en inclusivo, al igual que diversas obras literarias.

Por su parte, la actual Vicepresidenta ya se había pronunciado en contra del uso del lenguaje inclusivo. “No me gusta el todes, prefiero el todos y todas”, dijo durante la presentación de su libro “Sinceramente” en la Feria Internacional del Libro en La Habana en febrero del 2020, lo cual fue criticado por organizaciones feministas. Sin embargo, pronunciarse y votar a favor de la legalizacion del aborto cuya sanción data de diciembre del 2020 en plena gestión del Frente de Todos, y pese a haberse manifestado en contra en varias oportunidades, mostró un guiño hacia el colectivo feminista, uno de los que promueve el uso del lenguaje inclusivo.

La transformación del lenguaje en Argentina forma parte de las luchas feministas y de los colectivos LGTBI, país que es pionero regional en derechos humanos a partir de las leyes de avanzada como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la identidad de género, que permite que cada persona sea reconocida en sus documentos oficiales con su género autopercibido.

Lenguaje inclusivo: un debate partidizado

A mediados de junio se presentaron proyectos de ley para prohibir el uso del lenguaje inclusivo por parte de diputados de Juntos por el Cambio que hasta ahora no progresaron. Además, las abogadas Patricia Alejandra Paternesi y Cynthia Roxana Ginni presentaron un polémico proyecto de ley para prohibir el lenguaje inclusivo en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y en todo el sistema educativo del país.

En este sentido, el pasado 7 de junio la Academia Nacional de Educación también se manifestó en contra del empleo del lenguaje inclusivo en el país, mediante una declaración firmada por su secretario José María La Greca, en la que se sumó a lo ya manifestado por la Academia Argentina de Letras, que a fines del 2020 afirmó que “no deben forzarse las estructuras lingüísticas del español para que se conviertan en espejo de una ideología, pues la Gramática española que estudiamos no coarta la libertad de expresarnos o de interpretar lo que expresan los demás. Lo afirmamos con la convicción de que una lengua que interrelaciona nunca excluye”.

Fuente: Perfil

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