Los argentinos estamos (mal) acostumbrados hace décadas a convivir con la inflación. El simple ejercicio de mirar diez años hacia atrás y comparar los precios, en valores nominales, de esa época y los actuales permite cifrar la devastadora devaluación del peso argentino. En 2011, se podía llenar un changuito con casi 60 productos de primeras marcas por $1.000, incluyendo varios kilos de carnes, verduras, alimentos básicos, bebidas y productos de higiene y limpieza. Pero si hoy se quisiera repetir esa misma compra, costaría más de $18.000, según un cálculo hecho por Infobae.

También se puede hacer otra triste comparación. Si en 2011 se podían comprar casi 60 productos con $1.000, esa misma cifra hoy sólo alcanza apenas para un kilo de asado, un pote de queso crema y un kilo de sal. O para una única botella de aceite oliva. Si hay más invitados al asado y se quieren comprar dos kilos de carne, hay que pensar en 1.200 pesos; y si el bebé necesita un nuevo paquete de pañales descartables habrá que “invertir” casi el doble de la cifra con la que se llenaba un carro en el supermercado hace una década.

Los porcentajes de aumentos son tan elevados, entre 1.000% y 4.000% para algunos productos, que una buena forma de comparar los precios relevados entre 2011 y 2021 es ver qué cantidad se podía comprar con $1.000 de un mismo producto hace diez años y ahora:

– Un kilo de arroz, pasó de $9,99 a $139,90. Con $1.000 se podían comprar 100 paquetes en 2011 y ahora apenas 7 paquetes.

– Un kilo de yerba, de $11,30 a $296,9. Se podían comprar 88 paquetes y ahora algo más de 3 paquetes.