Diego Brancatelli recibió a Infobae, una hora antes del comienzo de su programa Bondi Libre, que conduce de lunes a viernes de 16 a 18 h en radio Pop 101.5.

La entrevista se realizó en una de las oficinas del Grupo Indalo, donde se encuentran todas sus radios. Diego llegó conduciendo su propia moto. Puntual, pero con la adrenalina a flor de piel, se quejó del tránsito y lo comparó como el fiel reflejo del país: “Están todos muy irascibles, agresivos, intolerantes, irrespetuosos. Todos se cagan en todo, nadie respeta a nadie”.

En una charla relajada con Infobae, el polifacético periodista se siente bendecido por tener tanto trabajo: “Nunca me olvido del esfuerzo ni de lo que me costó llegar hasta donde estoy”.

Además de estar en radio, trabaja en Intratables, da clases en la universidad, es vicepresidente del club Ituzaingó y tiene un comercio propio.

Criticado por algunos y querido por otros, Brancatelli tiene los pies bien puestos sobre la tierra. A la hora de hablar de prioridades, la familia ocupa todos sus espacios.

Habló también sobre el Presidente y cómo lo ve hoy luego de la derrota esperanzadora. Además, confirmó que es mito que es amigo de Cristina Kirchner, pero sí afirma sus deseos de querer reunirse, con frecuencia, con Máximo Kirchner para pedirle consejos, entenderlo y aprender de él.

—¿Desde cuándo usa moto para trasladarse?

—Desde hace muy poco tiempo, hará 3 o 4 años. Me cansé del tránsito, de un montón de cuestiones que tienen que ver con el auto. En esta zona sobre todo, en Palermo, es muy difícil estacionar. No hay ni siquiera garajes pagos. Llegaba tarde a todos lados. Demoraba mucho. Además de la economía y otras cuestiones. Probé con la scooter sin cambio, después, me fui animando un poco más, ahora tengo una moto grande. Y bueno, a mí me resulta muy práctico porque me muevo por muchos lugares, tanto del Conurbano como de la Ciudad de Buenos Aires, y en cuanto a practicidad, tiempo, comodidad de estacionamiento, economía, todo, es un antes y un después.

Voy con mucha precaución, viendo que no depende solamente de mi virtuosidad para el manejo o de mi habilidad al volante sino que también tenés que depender mucho de los movimientos de los demás, así que…

—¿No le da miedo?

—Te iba decir, si me preguntás si tengo miedo, te digo que sí, tengo miedo. Creo que lo mejor que me puede pasar es manejar con miedo, porque cuando uno le pierde el miedo al manejo es cuando uno se confía y pasan las cosas. Yo cada vez que me subo a la moto me subo con miedo. Y es horrible, pero es necesario y me cambió la vida. Es algo que me encanta, esa sensación de ir en moto, de libertad, el andar, todo, a mí me apasiona. Pero no dejo de tener miedo y creo que eso es bueno. No manejo de manera irresponsable, así que por ahora estoy feliz.

—Su esposa, ¿qué dice?

—No le gusta. Está en desacuerdo. Y mis viejos ni hablar. Están todos en desacuerdo. Y lo sé y los entiendo. Yo, además, durante mucho tiempo, sostuve la teoría de que la moto a la larga termina mal.

—Además de andar en auto, ¿qué otras cosas lo cansaron?

—Me cansa andar en auto y lo que pasa en el tránsito, tal vez, es un reflejo de cómo está el país. Están todos muy irascibles, agresivos, intolerantes, irrespetuosos. Si bien es un ejemplo, si eso lo trasladamos o lo llevamos a la vida misma o el país mismo, creo que es una comparación perfecta. Todos se cagan en todo, nadie respeta a nadie, vos vas por la calle y ves que, por ejemplo, en una calle donde hay autos estacionados de los dos lados, se estacionan en doble fila y no les importa si a vos te hace demorar. Los autos y las bicis pasan el semáforo en rojo. Otro tema, el de las bicisendas, que van mano y contramano, aunque el sentido de la calle sea uno y vos, tal vez, viniendo en verde mirás hacia un lado, pero te viene el monopatín del otro lado sin respetar el semáforo. O cuando pasás a alguien te putea, o si pasa alguien vos lo puteás. Y eso un poco me cansó.

Me voy un poco del tema con el tránsito. En Argentina me cansaron las mentiras en cuanto a nuestro rol, en cuanto a lo que nosotros hacemos. Me cansó la doble vara de la realidad. La verdad estoy harto de eso. Estoy harto de las peleas sin sentido, de que se inventen y generen polémicas permanentemente en vez de dedicarnos y abocarnos a trabajar para mejorar las cosas y salir adelante. Estoy harto de la pelea porque sí y vivir en el barro. Me gustaría que estemos todos mucho más tranquilos y dedicándonos a lo que nos tenemos que dedicar.

—Dijo: “Me cansaron las mentiras”, ¿cuáles?

— Permanentemente mentiras. Mentiras, inventos, noticias.

—Enuméreme tres mentiras…

—No sé, me tendría que dar tiempo. Pero qué sé yo: que Karina cobró 8 millones de pesos para tocar. Es mentira. Otro ejemplo: lo que pasó tristemente con el kiosquero de Ramos, que nos dolió a todos y que nos preocupa el tema de la inseguridad, el provecho político que se sacó de eso colgándose de la muerte. Una conductora, entre comillas, si se puede llamar conductora, que hizo una mesa con los padres del dolor, pero solamente los del kiosquero de Ramos. Me hubiese gustado que en esa mesa del dolor, que es entendible, estuviese también un familiar del ARA San Juan, un familiar del kiosquero de Ramos, un familiar de Santiago Maldonado, un familiar de Nahuel, seis casos, entonces exponés algo.

Otra cosa que me cansó es que utilicen casos o situaciones dolorosas para sacar un provecho político.

—Todos conocemos tu postura política. ¿Te estresa ser kirchnerista?

—La vida me estresa, la cantidad de trabajo que tengo me estresa. Y tal vez el estar cansado también es parte del estrés. Sí, yo creo que… Me estresa pero no lo puedo evitar. Tendría que dejar de hacer esto y dedicarme a otra cosa, irme a vivir a un lugar más tranquilo. La verdad que, vos lo sabés y todos lo saben, no nos quejamos porque es lo que amamos y hacemos lo que queremos; es un orgullo y somos bendecidos. Yo soy un afortunado por tener tanto trabajo: estoy en la FM, estoy en la AM, en la 990, estoy en Intratables, estoy en una radio, los lunes, de conexión abierta, doy clases en la universidad, soy vicepresidente de un club, tengo un comercio, tengo familia, o sea, hago mil cosas. Ahora, hacer aire en vivo es estresante. Discutir en vivo durante dos horas es estresante. Conducir un programa de radio en vivo es estresante. Es un laburo que genera mucha tensión y que un par de horas de estos laburos son muchas más horas de cualquier otro trabajo.

—¿Cómo maneja el estrés?

—En el sentido físico soy súper responsable y prolijo, no tengo excesos, ni consumo nada que no corresponda, tampoco tengo horarios que no sean los adecuados. No soy un monje tibetano, pero no me voy a acostar a las 7 de la mañana habiendo tomado de más; no me acuesto tarde si me tengo que levantar temprano. Soy muy respetuoso de cuidar lo que hago, nunca llego tarde, siempre soy puntual, no falto nunca. Soy de la vieja escuela. Y eso lo respeto muchísimo.

Y ¿cómo hago en lo mental? es lo más difícil, porque lo físico, cuando llega el fin de semana, trato de bajar un cambio y me obligo a tomar un descanso, por eso me gusta tanto viajar con la familia, que es lo que me renueva las energías. Pero también hay un aspecto anímico y mental, lo que trabajo diariamente conmigo mismo y con mi familia, siendo fuerte, creyendo fiel y fuertemente en quien soy, cuánto valgo y de dónde vengo. Nunca me olvido del esfuerzo ni de lo que me costó llegar a donde estoy. Nunca me olvido ni dejo de pensar en la honestidad con la cual trabajo y que soy así. Entonces, no me entran balas que me hacen angustiar y pasarla mal. Sí sé que soy criticado muchas veces y lo acepto como tal.

—Para la gente que no lo conoce, ¿de dónde viene?

—Vengo de una familia trabajadora, clase media baja de Ituzaingó, de toda la vida. Que nunca tuvo recursos de sobra. Que me dieron todo, pero con mucho sacrificio. Yo, por ejemplo, hasta la facultad, año 90/94, iba a estudiar en bicicleta. De Ituzaingó a Lomas de Zamora me tomaba el tren, en el furgón, me bajaba en Haedo, me subía al otro tren al furgón, me bajaba y andaba en bicicleta veinte cuadras, y a la noche volvía igual o, si me quedaba por algún motivo, tenía que volver por Camino de Cintura pedaleando hasta Ituzaingó no sé, 20, 25 kilómetros. Es decir, yo nunca me voy a olvidar de eso. Entonces cuando hoy me decís: “Uy, cómo te estresás”, yo pienso que es laburo, estoy en la radio, una de las radios más escuchadas del país, estoy en AM, todo lo que hago lo tengo que disfrutar y recordar que cuando estudiaba yo tenía sueños por cumplir. Hoy te puedo decir que estuve cuatro veces en la mesa de Mirtha Legrand, gané cuatro Martín Fierro en diferentes productos en los que participé. Entonces, vengo desde ese sacrificio y estoy acá, lo disfruto. Lo valoro muchísimo.

—Desde el chico que soñaba con el periodismo hasta su presente, ¿cuáles fueron sus momentos bisagra?

—El primer clic fue en el año 99 que entré a laburar como asesor de prensa de una legisladora porteña, Silvia Gottero, la esposa de Roberto Digón, sindicalista; del 99 al 2003. Ahí empezó la pata política.

En el 2003 hubo otro clic, a través de ella y una agrupación de Boca conocí a Miguel Friedlander, que me convocó, me invitó y me ofreció ser director de una radio en Pilar. Ahí me mudé a Pilar y pude aprender todo, absolutamente todo, de la radio e hicimos que una radio chiquitita crezca y sea una de las radios más importantes de zona norte.

En 2008 el clic más importante fue relatando un partido de fútbol en el cual me escuchó Hugo Ferrer; él estaba en Ideas del Sur en ese momento. Me convocó, pero por algunos desencuentros no pude reunirme. Cuando él pasó a C5N me volvió a llamar y empecé en C5N un 26 de julio de 2008, me acuerdo perfectamente. Nicolás Bocache y Alejandro Lewin me entrevistaron junto a Hugo y tuve mi debut en plenos Juegos Olímpicos de Beijing con Gustavo Mura y con Valeria Mirabella.

Después, pasé a la radio del grupo de Daniel Hadad, que también fue un mentor. Me dio muchas oportunidades y a quien le estoy muy agradecido, porque ahí tuve la suerte de trabajar con Marcelo Longobardi, estuve cuatro años con él en el programa más escuchado del país en AM. Después pasé con Santiago del Moro y Analía Franchín, un éxito acá en Pop. Luego, Analía se fue y seguimos con Santiago, primero Terapia de pareja y después Mañanas campestres por siete años. Ahí se da el último clic, si querés. Siendo productor de radio con Santiago, José Núñez me convocó por conocer cómo discutía afuera de política y me dijo: “Si esto te animás a hacerlo al aire, la rompés”. Y ahí nació Intratables, que lo empezamos en aquel primer formato hace ya, insisto, 9 años, con Franco Torchia, Ángel de Brito, Silvia Fernández Barrios, Clarita Douradinha, bueno, con todo un elenco que era más de espectáculo que política y ahí fue el despegue efectivo.

Después pasé por Fútbol para Todos, por Fútbol Permitido, pasé por diferentes programas de la Pop, hice un montón de cosas. Pero nadie me regaló nada y no tuve ninguna palanca política, como algunas veces me acusan o me atacan: Cristina no me puso nada y me rompí el alma para estar donde estoy.

—Habló de Cristina. ¿Tiene trato con ella?

—No.

—¿Tuvo trato alguna vez?

—Nunca. Tengo que empezar a cambiar mi discurso porque yo digo la verdad y tendría que mentir, tendría que decir que hablo con Cristina todos los días. Como que me da más poder. La realidad me debilita, porque me saca una carta de negociación. No hablé nunca. Estuve con ella en dos o tres reuniones donde había otras personas. Pero así como estamos nosotros, mirándonos a los ojos, hablando de frente, no. ¿Me gustaría? Sí. ¿Lo planteé muchas veces? Sí.

—Y no se dio.

—Ellos son así, no se dio.

—Cuando dice “son así”, ¿qué quiere decir?

Que así es el kirchnerismo, ya lo dije y también me han criticado, no es muy receptivo, agradecido y fácil de tratar. O sea, con Máximo estuve en un asado, pude charlar un poco más, tal vez, íntimo. A mí con Máximo me encantaría estar todos los días reunido, día por medio o dos, o tres veces por semana, escucharlo, pedirle conceptos, entenderlo, aprender mucho de él. De Cristina lo mismo, yo no quiero estar para sacarme una foto y para cholulear. Yo creo que en cuanto a la política y al periodismo a mí me serviría mucho, de acuerdo a lo que yo siento y pienso, escucharlos, analizar la coyuntura o la realidad actual. Y no se toman el trabajo de hacerlo, tienen off, por ahí, con otros periodistas.

Ellos saben que no necesitan hablar conmigo porque yo ya estoy, porque yo voy a estar siempre, soy leal. Los peronistas somos leales. Yo muchas veces he visto a colegas que los matan, los critican, personas muy importantes, y el kirchnerismo les mandan mensajes y les explican o les tiran información y a mí no. Entonces yo siento que a veces están más cercanos a gente que no opina igual a ellos que a los que somos compañeros. Pero no es una crítica.

—¿Qué le preguntaría si la tuviera frente a frente?

—No tengo una pregunta como acusatoria.

—No, no acusatoria, pero ¿qué le gustaría preguntarle o saber?

—A mí me encantaría saber de cara, por ejemplo, al 2023 qué podemos hacer ahora como argentinos y como políticos, qué pueden hacer los ministros para bajar los índices que se elevaron tanto, y que con Néstor habían mejorado muchísimo. Cómo podemos bajar la desocupación real. Cómo podemos bajar el índice de pobreza. Cómo podemos hacer para controlar la inflación. Cómo podemos hacer para que la clase media vuelva a ser esa clase media que podía darse ciertos lujos y gustos que hoy no puede, porque antes con Cristina todos los que éramos de clase media podíamos elegir con el dedo un país del mundo y viajar de vacaciones. Podíamos ir a una concesionaria y sacar un auto, el Pro.Cre.Auto. Y hoy creo que ni siquiera eso. Hoy, y esto lo digo por más que me duela mucho, realmente siento que hay muchas cosas que están inaccesibles aún para gente que tiene muy buenos laburos. Por ejemplo comprar un departamento, ¿vos sabés lo que significa comprar un departamento? ¿Cómo llegás a comprar un departamento? Pensá esta ecuación nada más: a mí, yo que tengo muy buenos trabajos, en blanco, tengo una SRL, todo, no me dan ni siquiera los 200 dólares. Entonces, ponele que vos sos una familia media, clase media, que gana muy bien. Vamos a poner un número, ganás 400.000 pesos por mes, ponele una familia de clase media. Es un montón de plata. Ponele que podés ahorrar 200.000 pesos por mes para comprar tu departamento. Entonces, al año, ahorrás 2.400.000 pesos. Vas a fin de año y querés comprar dólares, cuántos dólares te dan: 12.000. ¿Qué hacés con 12.000? ¿Cuándo llegás a un departamento? En 20 años. Vas a sacar un crédito, ¿creés que te dan un crédito para comprar un techo? ¿Sabés cuánto te pueden dar? 10.000 dólares. ¿Qué comprás con 10.000 dólares, con 20.000? Nada. ¿Qué hacés? Caes en la estafa de los UVA como caí yo. Yo fui una víctima del crédito UVA porque era el único que quedaba, no era porque creímos en Macri, era el único que te daba el monto necesario para acceder a un departamento. Creyendo que la inflación también iba a bajar y demás. Y fue una trampa. Una trampa a la cual también este gobierno, el de Alberto, nos engañó, nos dijo que se iba a resolver y tampoco se resolvió.

Entonces, yo quiero preguntarle o hablar con Cristina para ver cómo volvemos a vivir como vivíamos con ella y con Néstor. Donde las fábricas que tenían 50 empleados pasaron a tener 400. Donde vos tenías un comercio y abrías otro. Donde vos tenías una bicicleta y las cambiabas por una más nueva. Donde vos a un chico o a tus hijos los mandabas a un colegio y después los mandabas a uno mejor. Con Cristina se vivía bien. Con Cristina era el país que ganaba mayor cantidad de dólares en Latinoamérica. Era el país que tenía el salario mínimo, vital y móvil más alto y hoy es uno de los peores. Entonces yo quiero saber cómo hacemos para recuperar eso. Si cree que es por acá, si cree que tiene que haber un cambio.

Me gustaría ver qué va a pasar a futuro, si va a haber una democratización del Partido Justicialista, si va a haber PASO en diferentes municipios, si pueden participar los actores, si les interesa. No con Cristina, esta charla la tendríamos que dar en la discusión general con todos los compañeros. Pero a mí me preocupa y lo que quiero como argentino es mejorar todos los índices, y me parece que es a lo que tenemos que apuntar, que es lo que todos queremos, deseamos. Esperemos que pase, porque un gobierno peronista es el único capaz de sacar adelante al país en este momento tan difícil.

—¿Cómo ve hoy al Presidente?

—Hoy lo veo fortalecido. Comparado hace un mes, un mes y medio, lo veo muy bien. Me parece que ha sido, post pandemia, esta última semana, la mejor semana del Gobierno. Por lo que ha sido el resultado de las elecciones, el muy buen resultado de las elecciones, una derrota, porque no deja de ser una derrota, pero como lo he dicho y se me han reído y casi que lo han utilizado, es una derrota esperanzadora. Hoy más que nunca es una derrota esperanzadora. ¿Sabés por qué? Porque cuando dije eso quería abrirle los ojos al Gobierno y poner manos a la obra para mejorar un montón de cosas que habían hecho mal, y lo hizo en ese lapso, o sea tomó mis palabras, o yo hice un buen análisis y sirvió para eso, y hoy la gente de vuelta le dijo: “Ok, vuelvo a confiar en vos, esta vez no me defraudes, tenés hasta el 2023″.

Entonces veo que el Presidente entendió el mensaje. Que realmente ahora que ya pasó, porque no nos olvidemos que estuvo un año y medio laburando para cuidarnos la salud y cuidar la vida de todos los argentinos, ahora es el momento de empezar a mejorar la calidad de vida de la gente.

—¿Cómo ve hoy al Presidente?

—Hoy lo veo fortalecido. Comparado hace un mes, un mes y medio, lo veo muy bien. Me parece que ha sido, post pandemia, esta última semana, la mejor semana del Gobierno. Por lo que ha sido el resultado de las elecciones, el muy buen resultado de las elecciones, una derrota, porque no deja de ser una derrota, pero como lo he dicho y se me han reído y casi que lo han utilizado, es una derrota esperanzadora. Hoy más que nunca es una derrota esperanzadora. ¿Sabés por qué? Porque cuando dije eso quería abrirle los ojos al Gobierno y poner manos a la obra para mejorar un montón de cosas que habían hecho mal, y lo hizo en ese lapso, o sea tomó mis palabras, o yo hice un buen análisis y sirvió para eso, y hoy la gente de vuelta le dijo: “Ok, vuelvo a confiar en vos, esta vez no me defraudes, tenés hasta el 2023″.

Entonces veo que el Presidente entendió el mensaje. Que realmente ahora que ya pasó, porque no nos olvidemos que estuvo un año y medio laburando para cuidarnos la salud y cuidar la vida de todos los argentinos, ahora es el momento de empezar a mejorar la calidad de vida de la gente.

—Tuvo COVID, ¿cómo lo vivió? ¿aprendió algo?

—Sí, la pasé feo, la pasé feo más de cabeza que de salud, ¿por qué? porque nosotros como periodistas veníamos de un año de ver televisión, leyendo, analizando, repitiendo o informando casos acerca de cómo fue el proceso de muerte en un montón de personas y colegas. Me tocó perder a compañeros periodistas: Adrián Di Blasi, por ejemplo. De paso le mando un saludo a la familia, si llegan a leer esta nota, se lo extraña al gordo.

Yo sabía cómo era el proceso: podés estar bien y séptimo u octavo día neumonía bilateral, internación, complicación de cuadro y muerte, así, todo muy fuerte. Bueno, me agarró COVID positivo, asintomático, me hisopé porque me iba de vacaciones, sino no me enteraba y seguía contagiando gente. Me aislé directamente de mi familia y mi familia se quedó en Capital en el departamento. Me fui a mi casa de Pilar. Los primeros siete días eran Netflix, me cocinaba, subía, bajaba, ya no sabía qué hacer, no tenía nada, no tenía fiebre, no tenía síntomas, era positivo nada más, sin desgano, ni falta de fuerzas. Séptimo día un poquito de tos, un poquito de dolor en el pecho, me empecé a sentir mal, ya alarma, eso no me gustó, octavo día una tos fuertísima, dolor, fiebre, noveno día 40 de fiebre, no daba más y ese día me estaban por dar el alta teóricamente y fue cuando peor me sentí. Y no sabés lo que me pasó aparte.

—¿Qué le pasó?

—Esa noche que me sentía mal, cuando tuve 40 grados de fiebre, al día siguiente tenía 18 llamadas perdidas de mi mujer. Los vecinos se reunieron a golpear la puerta de casa porque yo no respondía, ya estaban por tirar la puerta abajo, cuando les dije que estaba durmiendo profundamente y que no los había escuchado. Todos se asustaron y ahí llamé al hospital. Cuando estaba yendo para Pilar, mi médico de cabecera se enteró y me dijo: “Venite para acá que te quiero ver yo”. Me dio neumonía bilateral y me recomendaron 48 horas de internación.

—¿Tenía miedo a morirse?

Sí, tuve miedo a morirme esa noche, lloré, lloré un montón, pensaba en mis hijos, horrible, esperaba la muerte. Entonces lo que no debés hacer es lo que hice: empecé a imaginarme yo de chico, cuando me casé, cuando nacieron mis hijos, es horrible la sensación. Después me vinieron a ver: “¿Qué hacemos le ponemos oxígeno o no le ponemos oxígeno?”. Me querían colgar la bigotera, como le dicen, empecé una leve mejoría, pero lo que eran 48 horas terminaron siendo cinco días de internación y después me quedé diez días más en casa, porque no podía caminar, la pasé mal.

Quiero destacar lo que laburaron en materia de salud los enfermeros, que merecen ganar mucho más, trabajaban las 24 horas atendiendo a toda la gente que estaba internada, no había más camas, corriendo de un lado para el otro, atendiéndote, hicieron un laburo inhumano, para destacar.

Hay que valorar mucho la vida, yo hoy siento que festejé mi cumpleaños con todo, tiré la casa por la ventana… Quise abrazarme con la familia, con los amigos, qué lindo que es vivir, cuánta gente. Duele muchísimo que 100 mil argentinos hayan perdido la vida, como me pudo haber pasado a mí tranquilamente, fue una moneda al aire y me tocó seguir, si se me complicaba un poco más ese cuadro no sé. Por suerte había bajado 10 kilos, que a veces la obesidad y el exceso de peso pueden complicar las cosas, así que eso creo que me salvó de milagro.

—Nombra a sus hijos y se emociona. ¿Qué significan para usted?

—Lo más hermoso de mi vida, tengo dos bebotes, Valentin y Luca hoy de 5 y 2 años. Dos soles. Yo nunca fui muy expresivo, no soy para nada sentimental, pese a que tengo sentimientos, pero nunca fui expresivo ni con mi vieja, ni con mi hermana, ni con mi mujer, soy bastante más así…

—¿Le da vergüenza?

Sí, a mis viejos no les digo “te amo”, no les digo “te quiero”, pero mis hijos son mis soles, los lleno de besos, me cambiaron mentalmente, doy todo por ellos, creo que les pasa a todos, aunque yo fui padre de grande, tengo 45 y a los 40 fui padre. La vida te cambia a tal punto que todo lo hago por ellos y trato de laburar mucho para tener lo mejor que pueda, la mejor casa, el mejor auto, el mejor estudio para ellos; las mejores vacaciones que les pueda dar, todo lo que les pueda brindar a ellos para que sean felices, se los quiero dar y ya no me importa tanto lo mío sino pensar más en ellos. Quiero también que mis hijos se queden en el país, así que, me quedan unos años para luchar por un país mejor.

Yo quiero que amen este país y como a nosotros nos fue bien, a la madre y a mí; Cecilia es una gran profesional y le va muy bien en los suyo, a mí también me va muy bien en lo mío, y quiero que ellos sepan, crezcan con valores, con principios, con convicciones, con compromiso, pero sabiendo que en este país podés ser feliz, podés crecer, podés luchar, podés soñar, que no todo está perdido, se puede. Ya por suerte cantan el himno, ven informes de Paka Paka en las Malvinas, ya saben quién es Juana Azurduy, saben quién es Macacha Güemes y sienten la bandera y la quieren, y ojalá crezcan con las convicciones de los padres, que pensamos cosas muy parecidas.

—¿Diego Brancatelli es igual a qué?

—Un pibe común de barrio del Conurbano y que su principal virtud y defecto es la lealtad.

Fuente: Infobae