En el marco de las celebraciones de semana santa, un medio local dialogó este jueves con el padre Antonio “Tono” Fuentes, quien durante veinte años estuvo a cargo de la feligresía de Aimogasta, el punto neurálgico de las celebraciones religiosas en esta fecha, pero que hoy realiza su misión religiosa en la capital, donde está a cargo de la parroquia de la Resurrección.
El padre habló sobre el traslado y los motivos, pero también, fiel a su estilo, se refirió a la situación social y política del país.
Sobre este segundo punto, hizo foco en el pago de los planes sociales y de la dependencia política que ello genera, comparándolo con una cita bíblica y el traslado del pueblo judío que realizó Moisés. “Cuando el pueblo iba por el desierto, le recriminaban que habían dejado tierras fértiles para ir a un lugar donde no tenían nada, ante lo cual le recordó que ese lugar donde tenían todo, eran esclavos, en tanto que ahora eran libres”.
“Hay que tomar conciencia de que pueden tener un plan, pero que son esclavos. Hay que tener una cultura del trabajo para salir de esta esclavitud”, comparó y remarcó: “tenemos que salir de esta esclavitud en la que estamos metidos”.
En ese contexto, aseveró también que “la iglesia siempre estuvo atenta a las necesidades”, y consideró que “en este último tiempo se vive algo muy fuerte”.
“Cuando falla la cabeza, falla todo el cuerpo”, manifestó, al tiempo que consideró también que “es bueno que se toque fondo, para poder reflexionar de la responsabilidad que tenemos al votar”.
Tono Fuentes aclaró que “nunca dependí del poder politico”, y que “siempre me sentí libre”. “No tengo relación con la clase politica, ni me interesa tenerla”, resaltó.
En el mismo marco, criticó al frente gobernante al indicar que “el peronismo lleva muchos años de lo mismo”, y que un sector de la sociedad aplica el fanatismo, lo cual consideró contraproducente, al sostener que “el fanatismo no sirve para poder razonar”.
Sobre su salida de la feligresía de Aimogasta y en este contexto de la semana santa, el padre Fuentes reconoció que “siento mucha nostalgia, porque estuve veinte años como sacerdote y desde que tengo uso de la razón, mis padres me llevaban al Señor de la Peña, y nunca falté”.
“Este año decidí no ir por primera vez, y es un poco doloroso, pero considero que hay que cortar el cordón umbilical y dejar que otro tome el lugar”, añadió.
Sobre los motivos del traslado, indicó que “es una decisión que siempre se dialoga, que uno viene madurando junto con el obispo”. “Me tengo que poner en disponibilidad y ver los lugares a dónde hace falta”, agregó y destacó que su misión pastoral ahora está en la parroquia de la Resurrección.