Cristina Kirchner está muy activa y no ceja en su raid de reuniones con gobernadores e intendentes. Un gobernador que la visitó la semana anterior, en su despacho del Senado de la Nación, salió conmocionado con los dichos de la vicepresidenta cuando se refiere a Alberto Ángel Fernández y a varios de sus ministros.

“Que me llame y yo lo atiendo”, comenzó diciendo CFK en una aparente muestra de distensión. Pero no fue así: “Pero quiero la rendición absoluta. Y que se vayan Guzmán, Kulfas y Moroni”, en abierto pedido de salida del elenco ministerial de los titulares nacionales de Economía, Desarrollo Productivo y Trabajo. Pero eso no fue todo; cuando el mandatario provincial apuraba su café, casi esputa ante la frase más reveladora: “Y que acepte mi conducción”.

Esa es la principal razón que molesta al cristinismo, que el Presidente de la Nación haya pensado que “tenía un proyecto autónomo” al de la ex Presidenta. Un albertista autopercibido razonaba así tras los “no cambios” de Gabinete: “Quizás Alberto nunca decida nada… pero volver ahí, no vuelve más”, en relación a la posibilidad de retomar la relación anterior -o inaugural- que el Presidente y la Vice tenían durante la creación del Frente de Todos. Viejos tiempos…

Piedrazos

Es que el albertismo está anestesiado y el cristinismo, activo “full life”; lo primero lo retrató a la perfección un albertista que vio en la Residencia de Olivos los borradores de cambio de Gabinete de Alberto: “El último sábado y domingo no hubo una sola voz de un funcionario del Gobierno en una radio o en un canal defendiendo y hablando bien de las medidas oficiales de bonos para jubilados y personal doméstico: es una locura…”, rezongaba el curtido peronista.

Y sobre lo segundo, lo confirmó esta semana Andrés Larroque al reaparecer mediáticamente y decir, que “la unidad es una emboscada a Cristina” y afirmar que a Guzmán “no lo votó nadie”. En el camporismo señalan que el hombre de confianza de Máximo Kirchner no quiso polemizar con Juanchi Zabaleta, con quien protagonizó un contrapunto esta semana, en un acto en Florencio Varela.

“El Cuervo siempre dijo que el mejor para el Ministerio de Desarrollo Social era Juanchi. Además, era la manera de que ese ministerio no sea manejado por Pérsico”, en referencia al poderoso secretario de la Economía Social y hombre del Movimiento Evita. De paso, CFK sigue creyendo que ese movimiento social fue el responsable de los piedrazos contra el Senado -y su despacho- en la marcha contra el FMI del pasado 10 de marzo. Soltar Cristina, soltar…

Camporitos

Volviendo a esa idea de proyecto autónomo que tendría el Presidente, en la agrupación camporista son lapidarios con el jefe de Estado. “Si él quiso jugar a la propia, y le salió mal, ahí está la factura a pagar. Que la llame a Cristina y se termine este lío. Pero mientras Alberto no tome registro de que la que conduce es ella…”, señalan muy cerca de Máximo Kirchner.

Allí, ponen también el foco en los tres ministros que nombró Cristina delante del atribulado gobernador. En La Cámpora, sus principales dirigentes -varios y varias- e importantes funcionaries nacionales dicen en sus encuentros que “Guzmán trabaja para el FMI, Kulfas para los grandes empresarios y Moroni para ’cagar’ a los trabajadores”.

De todos modos, los jóvenes cristinistas y la vicepresidenta analizan que en un mes o dos, deberían sentarse a tomar definiciones pues para el último trimestre del año, tendrán que resolver si sigue el Frente de Todos, si vuelve Unidad Ciudadana o bautizarán de otro modo al peronismo en su versión electoral número 1.000. Todos unidos ¿triunfaremos?