El fuego cruzado en el Frente de Todos no se detiene. Tras una semana agitada por el impacto que generaron las declaraciones de Alberto Fernández desde Europa, la interna se reavivó este lunes. Mientras el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, salió a pedir que Cristina “participe activamente” y se involucre en la gestión, desde el Gobierno aclararon que el Presidente “escucha siempre a todos pero no está para obedecer”, como planteó días atrás Máximo Kirchner.
En un clima de mucha tensión, para varios de diferencias a esta altura irreconciliables. no hace falta que haya en el medio cruces personales para que la puja se renueve. Incluso, ni siquiera que surja una voz extrema de alguno de los dos bandos enfrentados. Esta vez alcanzó con la aparición de Katopodis, uno de los más moderados albertistas, para que nuevamente se dispararan las voces en off que tanto molestan a los K.
El intendente de San Martín en uso de licencia habló bien temprano en El Destape Radio con el objetivo de poner paños fríos y ayudar a frenar la escalada entre el albertismo y el kirchnerismo duro. Afirmó que en el Frente de Todos hay que “contribuir en el debate y en la discusión de ideas” y que “no hay dudas que la opinión de Cristina es escuchada por su relevancia, porque siempre tiene claridad conceptual y cada vez que opina quiere lo mejor” para la coalición.
Hasta ahí nada que, en otro contexto, pudiera generar polémica. “Desde el Gobierno siempre estamos muy atentos a lo que dice Máximo y lo que dice Cristina. Hace falta tener una coalición más fuerte y no hay dudas de que no estamos para escuchar la opinión de Cristina, sino que estamos para que participe activamente de todas las decisiones de Alberto“, amplió, en lo que pareció ser una ratificación de que el mandatario estaba dispuesto a avanzar en una mesa de decisiones como la que, trascendió, buscó impulsar el kirchnerismo hace unas semanas.
En la intimidad, cuentan en el entorno presidencial. Fernández avala que se discutan “todos los temas” y que cada sector aporte su mirada, aunque ya no cree en que haya margen para una mesa colegiada como el mes pasado en la Provincia de Buenos Aires institucionalizaron el gobernador Axel Kicillof, La Cámpora y el Frente Renovador de Sergio Massa. “Escucha a todos pero el que gobierna y toma las decisiones Alberto“, aclararon.
Si bien en 2020, durante el primer año y medio de gestión, las definiciones más importantes del Gobierno se abordaban en la “mesa de los lunes”, en la que el Presidente estuvo representado por el canciller -por entonces jefe de Gabinete- Santiago Cafiero, las renuncias a disposición encabezadas por el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y la carta de Cristina tras las PASO, desactivó la posibilidad de que haya un espacio común y amplio de confianza para avanzar con las decisiones.
El método que utiliza el jefe de Estado, según apuntan en Balcarce 50, es simple: cuando hay un tema que, cree, puede generar tensión en la coalición, envía al ministro de esa área a hablar con los referentes de primera línea de los distintos espacios para que le hagan una devolución. Lo sabe muy bien el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien envió varias veces a consultar medidas al Congreso. “Si la mesa es para decirme lo que tengo que hacer, no la voy a armar“, suele decir cuando hasta sus propios funcionarios le insisten al respecto
Con todo, lo que en el entorno de Katopodis intentaron plantear como un mensaje conciliador hacia Cristina provocó algunas aclaraciones de la misma tribu del FDT. En principio que esa invitación no implica un sometimiento de Fernández. “El Presidente escucha siempre a todos pero no está para obedecer. Sí cree en que cada tema se debata, como parte de un proceso de mejora en la toma de decisiones, pero no para ir en contra de sus convicciones ni obedecer ante el pedido de otros”, diferenció ante este diario una voz calificada cercana al mandatario.
Fue una clara referencia al mensaje que el viernes, durante un acto en Lanús, el ex jefe de bloque del FDT en Diputados le envió al jefe de Estado, irritado por las “declaraciones grandilocuentes” que le escuchó durante su paso por España, Alemania y Francia, entre ellos un aviso de que va a hacer un intento por lograr la reelección. “Cuando uno quiere conducir, debe saber obedecer, y el pueblo manda. Por eso para saber conducir un dirigente tiene que haber sido conducido”, dijo Kirchner.
Pero al jefe de Estado, como expuso Katopodis, sí le gustaría que el kirchnerismo se involucrara en las decisiones pero no con ataques mediáticos. Y, aunque no lo dijo el ministro, con “más sensatez”, como reclamó por lo bajo otro funcionario. “Si no estaban de acuerdo con cerrar con el FMI, nos hubieran dicho cómo resolverlo“, ejemplificó ese dirigente ante este diario.
Pero no sobra expectativa de que eso pueda darse: hay temas en los que Fernández sabe que no puede esperar racionalidad de sus socios. Uno de ellos es el recorte de los subsidios energéticos que él impulsa. Otro es la reducción del déficit fiscal. “Ahí hay diferencias religiosas, dogmáticas, es imposible ponernos de acuerdo“, admiten en el albertismo.