Son muchos los comentarios y relatos de riojanos que tuvieron la experiencia de escuchar a “la bruja del dique”, como la llaman.

Un lector de EL FEDERAL, que pidió no dar su nombre, contó la espeluznante experiencia que vivió con su novia en el dique Los Sauces. “Les escribo para contarles lo que nos pasó en el dique con mi novia”, fue la introducción del texto, agregando que “nunca imaginé pasar por esta experiencia paranormal o no se como llamarla”.

“La idea era salir al dique junto a varios amigos del barrio, que al final decidieron no ir. Pero yo y mi novia salimos a dar una vuelta al dique y aprovechar un lindo día de sol”, explicó. “Salimos como a las 4 de la tarde en mi moto, y llevamos el mate con unas galletas para pasar un rato”, agregó.

“Antes de llegar al dique, vimos un camino de tierra y decidí tomarlo. Me llevó cerca a la vieja ruta, encontrando un lugar, donde paramos entre unas piedras y árboles para tomar unos mates. Las sombras del atardecer empezaron a oscurecer el lugar como a las 6 de la tarde, pero seguimos charlando sin darnos cuenta de la hora”.

“Nos agarró la noche en el lugar, y mi novia me dijo de quedarnos un rato más para mirar las estrellas que comenzaron a salir en un cielo despejado. Hacía mucho frío”.

“Ella comenzó a sacar fotos del cielo, cuando escuchamos ruidos de movimiento en ramas y sentimos como piedras caían de un pequeño cerro cerca de nosotros. Eso me inquietó y decidí decirle a mi novia que nos fuéramos del lugar. Ella me dijo, ¨no seas tan cagón¨, pero sentí que algo no estaba bien”.

“Me subí a la moto para hacerla arrancar, cuando sentimos un grito de mujer. Por un momento quedamos petrificados, mirándonos fijo, cuando ella me pidió ¨vámonos¨. El grito fue desgarrador, como pidiendo que nos fuéramos, no se. Arranqué la moto, y sentí como el cuerpo de mi novia temblaba en mi espalda, estaba aterrorizada, cuando escuchamos otro grito”.

“Nos dimos cuenta que venía de otro lugar al primero, cada vez más cerca. De los nervios la moto se apagó, y le pedí a mi novia que se bajara para patearla otra vez. Sin poder mirar en la oscuridad, mi mente se paralizó pensando como salir rápido. Sabía que en el suelo quedaban mis guantes, el termo y el mate, pero no me importó, solo queríamos salir del lugar”.

“La luz de la moto me mostró el pequeño sendero para salir, y comenzamos a salir del lugar hasta llegar a la ruta. Cuando llegamos y vimos varios autos pasar por la ruta, paramos para ponernos los cascos, cuando sentimos un tercer grito, ya más lejos. Mi novia me miró, y sin decir nada, se puso el casco y salimos rápido por la ruta”.

“No se porqué tuve la sensación de que todavía esto no terminaba. Nos paralizó el miedo y nos siguió por varios kilómetros esa sensación de terror y miedo. Hace varias semanas que pasaron y entre mis amigos contamos la experiencia, y varios de ellos cuentan lo mismo. Que la escucharon”.

“Les pido que no den mi nombre, para evitar burlas, o si quieren den un nombre falso, por favor”, finalizó.