Jorge Lanata, en su programa Periodismo para Todos, apuntó a la vicepresidenta Cristina Kirchner, por la contradicción de vivir en Recoleta y denostar a sus vecinos. Contrariando el relato K, el periodista además explicó porqué Cristina Kirchner “no es el principal problema de la Argentina”.

En la Argentina hay 50% de pobres, más de la mitad de chicos que no terminan el secundario, una inflación de tres dígitos, 40% de trabajo en negro, pero el principal problema parece ser una eventual condena a Cristina por hechos de corrupción que si cometió.

Esto habla de cómo Cristina piensa la política: todo pasa por ella. Cuando gobierna, ella es el Estado. Es ella la que da los planes, es ella la que logró, según sus palabras, los doce años más felices de la Argentina.

Cristina no es el principal problema de la Argentina. Aunque, en verdad, gran parte de los problemas que tenemos los tenemos por Cristina. ¿O este no es el gobierno de Cristina? ¿Alguien cree, realmente, que este es el gobierno de Alberto Fernández?

Para decirlo de otro modo: el destino judicial de Cristina no es el principal problema de la Argentina. El egoísmo de Cristina es monumental.

Anoche Cristina denostaba a sus vecinos de Barrio Norte, el lugar donde ella eligió vivir cuando se mudó desde el sur. Cristina no se fue a vivir a Tolosa, se fue a vivir a Recoleta, el lugar al que quería pertenecer.

La señora que cobra por mes el equivalente a 110 jubilados se quejaba la otra noche de la oligarquía, convencida de que su problema es el problema más importante del país.

Su discurso por YouTube de esta semana fue impactante: estaba desbordada, como un fanático que busca entre recortes de diario que tiene razón.

Lo que dijo por YouTube se podría resumir así: “Yo robé, pero los demás también”. Hasta arrojó sospechas sobre Néstor.

Si Cristina está más allá de la ley, que lo digan. Pero hasta tanto eso suceda, Cristina es un ciudadano más y debe ser juzgada como tal. Desde el alegato del fiscal Luciani que Cristina es el problema más importante de la Argentina. Eso es así para ella. Pero no puede ser así para el resto del país. Cristina no es el problema más importante de la Argentina.

El lunes comenzó con el alegato del fiscal Diego Luciani pidiendo 12 años de cárcel para Cristina, 10 años para De Vido y para López.

En los días siguientes, en la puerta del departamento de Recoleta, los militantes K hicieron una vigilia. Lo insólito es que fue con horario: de 8 a 22. Más o menos como el horario de Rapanui. Hubo gente haciendo una vigilia desde el lunes a la noche. ¿De qué laburan?

No sería raro que dentro de poco empiecen a cobrar el plan acampar.

Por las vallas en Juncal y Uruguay, Larreta quedó atrapado en la grieta: los K lo acusan de represor, y los anti K lo acusan de tibio.

En Juncal y Uruguay no había tanto movimiento desde la época en que todo el tiempo llegaban López, Muñoz, Baratta y Centeno y se la pasaban descargando bolsos.

Esto es por no pensar en el futuro. Con todos los dólares que llevaron al departamento podrían haber comprado toda la manzana y hoy no habría problema.

En un momento no les quedó otra que abrir las vallas: es que llegó el delivery de Rapanui con el pedido.

Este clima tenso en Recoleta es innecesario. Lo ideal sería que todos los militantes K puedan movilizarse masivamente a la casa de Cristina, e incluso acampar en la puerta y quedarse todo el tiempo que quieran, pero en la casa del Calafate.

Al otro día del alegato de Luciani, Cristina hizo su descargo en redes sociales donde además de pelearse con la justicia, con los medios y con la oligarquía, se la pasó peleando con un montón de papeles.

En la hora y cuarenta que duró su show, entre otras cosas, dijo: “Nosotros no solo le dimos obras a lázaro Báez”. No, también le dieron obras a Cristóbal López.

Entre tanta verborragia, la ligó hasta Néstor, cuando dijo que había beneficiado a Clarín al permitir la fusión de Cablevisión y Multicanal.

La vicepresidente habló una hora y media, pero su discurso puede resumirse en 3 frases: Nosotros robamos, vosotros robais, ellos roban. Después del mensaje, salió al balcón para agradecer a sus seguidores. Saludaba moviendo la mano como si fuera Miss Procesada 2022.

Cristina está tan desesperada que se volvió peronista. Es como Madonna que se hizo peronista por un mes cuando vino a filmar Evita. O como los ateos que cuando están cerca de la muerte dicen: “Dios mío”. Cristina cuando está cerca de ir en cana dice “Viva Perón”.

Extraño recorrido el de Cristina, quiso ser Evita, pero está cerca de terminar como María Julia.