*Por Juan Pablo Parrilla
No hay marcha atrás. El “operativo litio” que comenzó hace unos meses en La Rioja hoy ya es una política de Estado instalada y sin medias tintas. Por ahora no hubo reacción fuerte del sector ambientalista, pero la inminente asunción de la nueva Secretaria de Minería provincial y la gira que el gobernador Ricardo Quintela realizó por los Estados Unidos junto al resto de los mandatarios del Norte Grande marcan el inicio de una nueva etapa en la materia.
La idea de la misión de los representantes del Norte Grande por Washington y Nueva York fue mostrar las potencialidades de una región del país desconocida en los Estados Unidos. Quintela llevó cuatro temas, que se vieron reflejados en los casi 10 minutos que habló el jueves ante el Council of Americas: litio, alimentos, energía y turismo. Volvió con la esperanza de conseguir inversores para la explotación del litio y un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo o de los organismos multilaterales para hacer lo que llamó “el parque híbrido [de energía eólica y solar] más importante de Latinoamérica”.
Quintela nunca escondió sus deseos de que la industria minera se instale en la provincia, pero desde el primer día optó por no poner en juego su capital electoral. Ese al menos era el discurso más o menos parejo que solían repetir en los off the record sus funcionarios: “quiere, pero no lo va a hacer”. La idea en esa primera etapa fue continuar con proyectos menores y con formas de minería que no levanten polvareda.
Sin embargo, en los últimos meses se abrió lugar una segunda etapa en la que la palabra “litio” comenzó a colarse de a poco en la agenda. Entonces, funcionarios y empresarios comenzaron a hablar del tema con una clara estrategia: buscar diferenciar a la minería de litio de la minería metalífera a cielo abierto. La idea fue instalar que la minería de litio es ambientalmente sustentable y no tiene nada que ver con lo que Barrick Gold quiso hacer en Famatina.
Que Quintela haya hablado ahora del tema en el Council of Americas desde lo simbólico no es algo para nada menor. Se trata de una organización que fundó a mediados de los 60 el banquero David Rockefeller para promover el libre mercado en la región. La integran más de 200 empresas internacionales de las llamadas “blue chip”, aquellas con valores estables en las bolsas y niveles altos de liquidez. Eso incluye, por ejemplo, a mineras internacionales de la talla de Río Tinto, Lumina, Newmont y Fortuna Silver.
¿Qué les dijo a esas empresas Quintela? Lo que querían escuchar. Primero: tenemos litio. “Recientemente se descubrieron varios yacimientos de litio de una altísima calidad, que se concentran en Laguna Brava”, manifestó. Después, que hay seguridad jurídica. “La Rioja ofrece políticas mineras”, destacó.
Lo que siguió fue una definición que dará mucha tela para cortar. “No pedimos beneficencia a Estados Unidos y a sus inversores, sino que nos ayuden a explotar [nuestros recursos] y que sus empresarios se lleven las utilidades que corresponden. La utilidad que busca mi gobierno es una utilidad social. Lo que buscamos es que la gente pueda crecer y desarrollarse a través de un trabajo sustentable y genuino”, aclaró. Poco después lo “retó” entre risas a Wado De Pedro porque lo distraía al hablar mientras daba su discurso.
El gobernador habló de otras “potencialidades” de La Rioja en lo que fue el segundo panel de gobernadores del jueves, con un tono neutro, sin grandes énfasis, acorde a la situación. Elogió al Parque Eólico, destacó el récord de turismo (“gente de Norteamérica es la que más asistió a mi provincia”) y habló de la producción de alimentos en La Rioja, con especial énfasis en aceitunas, aceites de oliva y jojoba, pasas de uva y vino. También mencionó las históricas desigualades del país, en lo que fue el único momento del discurso en el que habló con vehemencia, y lanzó un “queremos que el mundo no sólo conozca la Capital, sino a toda la República Argentina”. Pero sin dudas los pasajes en los que habló sobre litio fueron los que más atención captaron.
A partir de esto habrá que prestar atención a dos frentes. Primero, la oposición ambientalista. Las asambleas hace unos meses intentaron viralizar información sobre los riesgos de la minería de litio en las lagunas andinas y algunos datos de Catamarca, pero casi no tuvieron efecto.
No obstante, hay algo que despertó alarmas. Quintela había dicho en abril que “La Rioja tiene mucho litio, pero no precisamente en Laguna Brava”. Esta vez habló directamente de Laguna Brava, que podría convertirse en el futuro en un nuevo Famatina. Ese es el mayor temor del gobierno. Es una discusión que se dio hace casi 10 años y que cada tanto vuelve a la agenda, aunque de manera esporádica. La última vez, cuando las asambleas informaron que hay 42 proyectos mineros en la zona.
En su momento se debatía si se podía hacer minería en un sitio Ramsar, una red que nuclea a aquellos humedales considerados de importancia internacional en el marco de la Convención sobre los Humedales. Hoy hay un nuevo condimento: el debate por la ley de humedales, una norma históricamente resistida por los sectores productivos de la Mesopotamia, pero que en los últimos años sumó el rechazo de Catamarca, Jujuy y Salta, justamente porque temen que la ley trabe inversiones sobre el litio. Habrá que prestar especial atención a la actitud de los legisladores riojanos. Por ahora el último proyecto, que tuvo un traspié la semana pasada, está en dos comisiones en las que hay un solo diputado de La Rioja, Sergio Casas.
La otra cuestión a tener en cuenta es cómo se moverá el gobierno. Hoy el foco está puesto en la asunción de la nueva secretaria de Minería, Ivana Guardia, el otro hito que marcará un antes y un después en la cuestión minera. Su designación fue anunciada por Quintela en Twitter.
No es casual que sea mujer. A la falta de mujeres ministras se suma un rostro nuevo que buscará darle otro perfil mucho más fresco a la secretaría, muy distinto a la parquedad de su antecesor, Herman Hunicken, que fue un verdadero fantasma para la prensa. Guardia todavía no habló en los medios, porque estaba esperando el regreso de Quintela de Estados Unidos para que se concrete su jura. Luego comenzará una ronda de entrevistas cuyas respuestas generan mucha expectativa.
Guardia no es geóloga ni ingeniera, sino abogada. Viene dirigir el área legal de la Secretaría de Minería. En 2019 lideró una protesta contra el entonces titular del área, Juan Carlos Sacco, a quien un grupo de trabajadores acusó de maltrato laboral. El año pasado, en tanto, participó en el armado de la Mesa de Mujeres Riojanas por el Desarrollo Sostenible y fue candidata a consejera de la UNLAR en la lista de Consenso, la agrupación que llevó al poder al rector Daniel Quiroga. Es probable que haya buen nivel de coordinación en este tema entre la casa de estudios y el gobierno.
El otro eje a seguir dentro del gobierno es el rol de Ismael Bordagaray, quien se opuso a la megaminería cuando fue intendente de Famatina, pero que ahora avala la explotación del litio. Hace unos días lo explicó así: “Yo creo que en Famatina no tiene que haber minería, pero el litio no es Famatina, es desde Guandacol a Vinchina, en la cordillera, y es otra discusión completamente diferente”. Es el mismo discurso del gobierno: “el litio no es megaminería”.
Dos semanas antes de que Bordagaray jurara como ministro, Massa viajó a los Estados Unidos e incluyó en su comitiva a la secretaria de Minería, Fernanda Ávila. Uno de los encuentros que mantuvieron fue para confirmar el desembolso de 190 millones de dólares para el proyecto Litio Rincón, en Salta. La explotación estará a cargo de Río Tinto. Se trata de una de las mineras que integran el Council of Americas, donde Ricardo Quintela fue a buscar inversores. Esa, quedó claro, es la meta del gobierno: coneguir el financiamiento. El día que ocurra se abrirá otra etapa de esta historia. Quizás, la más conflictiva.