“Lo único que hice fue defenderme de un ataque. Él quería abusar de mí. No quería matarlo. Quiero que me crean que no quise hacer eso”, la frase la pronunció entre lágrimas Agustina Gómez, la mujer de 23 años acusada del crimen de un hombre de 55 años en un departamento ubicado en calle 25 de Mayo al 1.400, en Tucumán.

A pesar de haber escuchado su versión del hecho, la jueza interviniente ordenó que siguiera detenida por tres meses.

El auxiliar fiscal Lucas Maggio, con instrucciones del fiscal Ignacio López Bustos, presentó una teoría del caso en la que sostuvo que Orlando Ponce (55) estuvo con la joven en su departamento bebiendo cerveza.

Un vecino, al salir a buscar a su mujer, sintió ruidos extraños, se acercó a la puerta para ver y se dio con una joven en el balcón hablando por el celular.

“El testigo relató que al ingresar al departamento descubrió que el hombre estaba herido y que la chica, que no conocía, estaba diciendo incoherencias. Ahí llamaron al 911”, detalló Maggio asegurando que la víctima recibió dos puñaladas que le causaron la muerte.

También requirió que sea acusada de homicidio simple, en tanto que la querella, representada por Nancy Ross, reclamó que la imputación sea por homicidio agravado, aunque no especificó cuáles eran los agravantes.

La defensora oficial Florencia Ciotola indicó que su asistida contaría su versión de los hechos y que en realidad se había defendido.
“A Orlando lo conocí en octubre a través de Tinder. Nos vimos varias veces hasta que me volvió a llamar el jueves. Fuimos a comer a un local de la Rivadavia, compramos unas latas de cerveza y fuimos hasta su casa. Jamás pensé que pasaría todo esto”, contó.

La joven contó luego cómo se desencadenó el suceso.
 “Le dije que ya era tarde y que quería volver a mí casa. No me quiso llevar y después no me dejaba salir. Luego me empujó hacia la cama de su dormitorio y se me tiró encima con todas las intenciones de abusarme. Cuando era joven viví una situación muy traumática y agarré lo primero que tuve al alcance y me defendí. No sabía que había hecho algo malo”, afirmó.

La joven también señaló que ella misma había llamado al 911 para pedir auxilio. “Estaba muy nerviosa con todo lo que había pasado. No podía hablar, no entendía qué era lo que había sucedido”, señaló.

La defensora oficial, que aclaró que Gómez no respondería las preguntas de las otras partes, planteó la teoría que la joven se había defendido de un presunto ataque sexual. “Ella sufrió una tentativa de violación. También hay que decir que el 911 no pudo contenerla ni ayudarla para que diga qué era lo que había sucedido”, alegó en la audiencia.

Maggio descartó que se haya tratado de un caso de legítima defensa. Para ello dio a conocer algunos elementos que surgieron en la audiencia.
 El funcionario enumeró que la joven, después del ataque, decidió bañarse y guardar toda la ropa ensangrentada en una bolsa; trató de ocultar los cuchillos que habría utilizado para atacar a la víctima; cuando la imputada llamó al servicio 911 nunca dio precisiones sobre lo que había ocurrido allí y por último, mencionó que el testigo declaró que la joven le había indicado que un tercero había sido el autor del homicidio.

El auxiliar fiscal solicitó que se le dicte la prisión preventiva por seis meses, planteó que contó con la adhesión de la querella. La defensa se opuso porque la consideró excesiva y pidió que en caso de aceptarla, la joven la cumpliera en un centro de salud mental porque tiene problemas de adicción y podría quitarse la vida por la situación que está viviendo.

La jueza Isolina Apás Pérez de Nucci aceptó parcialmente los pedidos de todas las partes. Rechazó que se la imputara por homicidio agravado por el momento; le dictó la prisión preventiva por tres meses; y pidió que la imputada sea diagnosticada por tres psiquiatras para definir si debía ser hospitalizada, pero por el momento, debía ser trasladada a una celda.