Gustavo Daniel Ocampo, el hombre argentino de 34 años y oriundo de la provincia de La Rioja, localidad de Anillaco, detenido el lunes a primera hora de la mañana por asesinar a su novio en Puente de Vallecas, ya había protagonizado hace ahora justo un año otro altercado con su pareja.

Fue en abril de 2022, cuando se le arrestó por agredir a Pedro Luis Gómez Escamilla (54), veinte años mayor que él y con el que hacía más de cuatro años que mantenía una relación formal.

En aquella ocasión, informan fuentes policiales, también le dio una paliza bajo los efectos de las drogas. Eso sí, a diferencia del crimen final, no utilizó armas blancas ni de ningún otro tipo. Fue a golpes.

En esta oportunidad, el asesino subió un inquietante vídeo, de apenas medio minuto de duración, a una de sus redes sociales. Las imágenes (que grabó con su teléfono móvil), arrancan en el pasillo de la vivienda. Gustavo recorre unos metros y llega a una estancia -que parece un salón- con una alfombra y unos cojines en el suelo.

A continuación, gira la cámara y se enfoca a sí mismo. Le vemos desnudo de cintura para arriba, con dos listones de madera cruzados formando una cruz y una imagen de Jesucristo pegada a su pecho. Sólo pronuncia una frase: “Lo siento mucho”. Pero, sorprendentemente (dado que acabó con la vida de su pareja) cierra el video con una leve sonrisa.

Madrid conmocionada por el asesinato

A las 7.35 horas de esta mañana del domingo pasado, la línea telefónica de emergencias 112 en Madrid comenzó a recibir avisos de vecinos del inmueble, situado en el número 29 de la calle de Salvador Martínez Lozano. Se trata del distrito de Puente de Vallecas, cerca de la avenida del Monte Igueldo.

Pedían ayuda porque sus vecinos estaban discutiendo de manera muy acalorada. Cuando los sanitarios del Summa-112 han llegado al piso, han encontrado a la víctima, español de 54 años, sin capacidad de reanimación, semitendido, apoyado en el suelo y contra una pared. Había un enorme charco de sangre.

El hombre presentaba al menos dos heridas profundas en el abdomen y otra en el ojo. En el cuerpo aún tenía los destornilladores clavados. El sospechoso, argentino de 35 años, abrió la puerta a los agentes y quedó inmediatamente detenido.

Alrededor, había varias Biblias y libros sobre rituales esotéricos y mágicos. La casa estaba muy revuelta.