*Por Juan Pablo Parrilla
“Mas vale pájaro en mano que cien volando”. Ese parece ser el dicho que va a ser clave en esta semana que comienza.
Luego del 7M, muchos dirigentes peronistas tenían altas expectativas de ocupar las candidaturas nacionales de cara a las elecciones de agosto y octubre.
Los argumentos de cada uno fueron de lo más diversos. Dijeron que la vicepresidenta va a interferir (Beba Soria), que “había dado la gobernación a Ricardo Quintela” (Sergio Casas), que lo merecía porque presidía una comisión importante en el Senado (Ricardo Guerra), por el triunfo aplastante en Chilecito (Ariel Puy – Fernando Rejal), porque hizo un paso al costado en la disputa por la vicegobernación (Florencia López), porque no compitió en Castro Barros (Marcelo del Moral) y la lista sigue. Hasta la indefinible Clara Vega hizo lo propio, con insólitos pasacalles que tienen como signo distintivo la sombra de un sombrero.
Pero esta semana hubo un hecho clave: con la excepción de Axel Kicillof y Alicia Kirchner, el único gobernador que estuvo en el acto de la Plaza de Mayo (y muy cerca de Cristina Kirchner) fue Ricardo Quintela.
¿Por qué esa postal es tan significativa puertas adentro del peronismo riojano? Ninguno de esos argumentos particulares de los que aspiran a llegar a la cámara alta merece ni siquiera ser analizado a la hora de anotar un nombre en las boletas del Frente de Todos, porque en la cabeza del gobernador, que será el gran elector, por encima de los motivos y aspiraciones personales de cada dirigente están el futuro del peronismo y del próximo gobierno provincial. Y Quintela ya avisó que la lista deberá ser competitiva, con candidatos de vasta trayectoria, con alto nivel de conocimiento y buenas migas con la dirigencia nacional, pero también provincial, en especial con la quintelista.
Quintela dejó bien clara esa mirada en varias reuniones con cada uno de los que se anotó en la carrera electoral. A por lo menos dos de ellos incluso les adelantó que la candidata que encabezaría la lista de senadores sería Florencia López y que Fernando Rejal podría ser su compañero de fórmula.
Sin embargo, las fuentes coincidieron en que –al parecer– el chileciteño manifestó una lista larguísima de condiciones para aceptar. “No es Perón, más vale que se apure para aceptar, sino se va a quedar sin el pan y sin la torta”, dijo un testigo directo de esos encuentros. Y remarcó que ya estaría en carpeta el nombre de quien lo podría reemplazar en el Gabinete.
En los últimos días pasó de todo. Incluso hubo una pelea muy fuerte entre dos figuras de peso del Gabinete, de esas que podrían marcar un antes y un después en el entorno del gobernador. Pero en lo estrictamente electoral hay un tema más que no se puede pasar por alto: la posibilidad de que haya dos listas peronistas.
Ante ese escenario, Felipe Álvarez, Martín Menem, Julio Martínez, Guillermo Galván e Inés Brizuela y Doria se soban las manos, porque basta un simple razonamiento para saber que tienen enormes posibilidades de ganar si el peronismo presenta dos listas. “Si se divide el 50% que sacó RQ el 7M, será pan comido”, comentó uno de los que sueñan con anotarse en una de las listas nacionales de Juntos por La Rioja.
En este tema el presidente del Partido Justicialista deberá elegir un camino frente a la encrucijada: no correr riesgos y auspiciar una sola lista o patrocinar dos boletas, aunque esta última opción tiene demasiados contras. Primero, que si la lista muleto es muy débil, sólo hará daño al peronismo. Y segundo, que si esa segunda lista es fuerte, podría destruir al sector político que con mucho esfuerzo está construyendo. “Nos vamos a matar”, advirtió un dirigente que no busca una candidatura, pero sí ser parte de la campaña.
Ese es el panorama. La novedad, en definitiva, es que las expectativas de algunos quedaron lejos del río. “Y bueno, si no me da, no me da”, reconoció uno de ellos hace unos días, señal de que la mayoría aceptará las reglas del peronismo, será obediente a la decisión del gobernador y se contentará con el pájaro que ya tiene en la mano.