*Por Ángel Flores

El ex fiscal auxiliar Martín Apóstolo fue procesado por su actuación irregular en varias causas. En dos de los expedientes hay elementos para sospechar que recibió el pago de coimas. Uno de esos casos es el que dio pie a la investigación por corrupción. Allí se secuestró el teléfono del ex funcionario y surgieron otros delitos. Por ejemplo, que habría cobrado 1,5 millones pesos para lograr la prisión domiciliaria de una persona acusada de narcotráfico, que finalmente no fue liberada. Esta nueva investigación de EL FEDERAL ONLINE trata sobre los detalles de este segundo hecho.

Confusión en un hotel 

El caso de Luis Ariel Villafañe tuvo algunas páginas en los medios locales, a partir de un confuso episodio en el Hotel Prisma, que estaba ubicado en Buenos Aires y Rivadavia, en pleno centro de La Rioja.

Según cronicó en su momento El Independiente, la policía llegó al lugar en la mañana del 21 de junio de 2021 por una denuncia por supuesta violencia de género y fue hasta la habitación 13, donde estaba una mujer identificada como Valeria Yuliana Molina, de 33 años. Dijo que Villafañe había llegado borracho a la medianoche y cuando se retiró, dos horas después, la dejó encerrada. Los uniformados revisaron el lugar y hallaron dos cuchillos de gran tamaño y dos bolsas herméticas con 209 gramos de cocaína.

Molina fue detenida y Villafañe estuvo prófugo hasta que fue aprehendido el 6 de julio de 2021 y se ordenó su alojamiento en la alcaidía. Ya había tenido problemas con la ley. Por caso, en octubre de 2015 Rioja Virtual informó que había sido detenido mientras circulaba en un Volkswagen Bora porque la policía sospechaba que había entregado un paquete en un domicilio en el que hallaron 8 kilos de marihuana y un kilo de cocaína.

Vendo libertad por $1,5 millones

En el celular de Apóstolo, los expertos de Gendarmería que lo peritaron hallaron muchos chats con una usuaria identificada como “Alicia Señora Montana”. El juez José Quiroga Uriburu, que procesó al ex funcionario fiscal, cree que esa mujer sería Valeria Yuliana Molina Mercado, pareja de Villafañe, a quien le decían “Aarón” y “Montana”.

El 8 de diciembre de 2021, la mujer le pidió que intervenga para liberar a Villafañe. Y Apóstolo se comprometió a hacer valer su influencia en el Juzgado Federal a cambio de 1,5 millones de pesos, según se desprende de comunicaciones interceptadas al ex funcionario, que llegó a hacer gestiones ante el propio juez federal Daniel Herrera Piedrabuena vía WhatsApp para pedirle que el procesamiento con prisión preventiva pedido por la fiscal sea dictado sin prisión preventiva.  

Apóstolo también mantuvo reuniones con Pablo Daniel Martínez, abogado de Villafañe, para coordinar pedidos de libertad y de prisión domiciliaria, y un requerimiento de nulidad de la causa.

Los chats

El 8 de diciembre de 2021, Molina le escribió a Apóstolo: “Villafañe insiste en que si usted puede darle una mano para salir y cuánto le va a cobrar”. El procesado respondió: “Me estoy yendo a ver a mis viejos a Córdoba. El lunes la veo”. 

Posteriormente, el 13 de diciembre de 2021, Apóstolo le envió otro mensaje. “Buen día. ¿Nombre y DNI de Montana?”, le pidió. “¿Puedo preguntar para qué es?”, consultó la mujer. “Su causa. ¿No me pidió que preguntara?”, le respondió. Poco después, Apóstolo le reenvió el siguiente mensaje: “Doc me dice que está denegada la excarcelación”. “¿Usted puede hacer algo?”, le preguntó ella al respecto. “Cuando pueda, pase y se ve la situación procesal”, replicó al auxiliar fiscal (foto).

El siguiente contacto por WhatsApp fue el 24 de enero de 2022. “Esta semana voy a ir, así le arreglo la deuda de Aarón, así que avíseme si va a estar ahí en el juzgado”, le dijo Molina en un audio.

En paralelo a las conversaciones con la mujer, el 1 de febrero Apóstolo inició un intercambio de mensajes con el abogado Pablo Martínez, que defendía a Villafañe. Y al otro día la mujer le preguntó si había hablado con él. No obtuvo respuesta. La situación no era tan fácil. A Villafañe ya le habían denegado los pedidos.

“Perdón que sea molesta, Martín, sacalo a Montana, ya van a ser 8 meses, por fi. No está bien de salud”, insistió Molina una semana más tarde.  

Ese mismo día, tras algunos encuentros que habrían tenido Apóstolo y Martínez, mantuvieron una conversación telefónica. Quizás allí decidieron intentar pedir alguna nulidad. El panorama era negativo. A esa altura se sospecha que el funcionario ya había cobrado, pero tanto la fiscal Virginia Miguel Carmona como el juez Herrera Piedrabuena se habían opuesto a mejorar la situación procesal de Villafañe.  

El 9 de febrero, la mujer le envió otro audio Apóstolo: “¿Por qué no peleás por una domiciliaria para Montana, que va a ser más rápido que hagan los otros trámites que están haciendo? La nulidad lleva tiempo. ¿Por qué no le das una domiciliaria por su enfermedad? Me parece que es más rápido, no quiero que lleguen los ocho meses, ya estamos entrando en los ocho meses, me preocupa. Haceme entender, decime algo que yo más o menos entienda sobre qué están haciendo, te dije que quería que lo saques ya, que ya quería que salga, sino no podemos tratar nada así, no podemos hacer trato”. “Ya te llamó”, respondió. 

El 16 de febrero, la mujer le preguntó a Apóstolo si había alguna novedad. El funcionario contestó: “Mañana le mando lo necesario al doctor para presentar”. El 18 de febrero, el auxiliar fiscal efectivamente se contactó con Pablo Martínez. Le dijo: “Hola, doc, tengo una resolución del TO sobre la nulidad del procedimiento policial”. El abogado respondió: “Sí, yo encontré un par, tengo medio listo para presentar la nulidad. ¿Me pasás ese material?”. Después Apóstolo le envió diferentes archivos de la resolución referida. 

Ese mismo día, Martínez le dijo: “El expediente pasó con pedido de procesamiento. Hay un par de cosas para atacar”. Se refería, probablemente, al pedido de procesamiento con prisión preventiva que había hecho la fiscal Miguel Carmona (foto). 

“Armá el incidente igual”, le respondió Apóstolo, en referencia al pedido de nulidad luego presentado, y agregó: “Por favor, pasame bien el número de causa que el lunes voy por el juzgado” 

Esas conversaciones coinciden con lo que pasó en el expediente. Hubo, de hecho, un pedido de nulidad presentado por el abogado Martínez, que fue rechazado por la fiscal y por el juez federal el 3 de mayo. 

“Hola, doc” 

Del celular de Apóstolo también se desprende que hubo gestiones ante el juez Herrera Piedrabuena. Así, por ejemplo, el 23 de febrero le escribió: “Hola, Daniel. Ahora sí te molesto. Fiscalía pidió el procesamiento de Villafañe en la causa 4974/21. ¿Podrá ser sin prisión preventiva? Me habló Tico [Naz], porque es su cobrador ja ja. Avise nomás”. La respuesta del juez fue escueta. “Mmm, veo”. Más adelante contaremos el rol del “cobrador”.

Al otro día Apóstolo le escribió al abogado Martínez para consultarle si había presentado el escrito. “Yo igual voy a ver si puede salir el procesamiento sin prisión preventiva, como está dictaminado”, agregó Apóstolo, en sintonía con el pedido que le había hecho el día anterior a Piedrabuena.

Las buenas noticias no llegaban para Villafañe y el 7 de marzo la mujer se volvió a contactar con Apóstolo. “Hola, Martín. ¿Alguna novedad? Perdón que te moleste. Por favor, te pido que me ayudes con Ariel, él no está bien de su salud”, escribió. Luego recibió una llamada del funcionario. 

Y el 16 de marzo, a pesar de las gestiones de Apóstolo, el juez Daniel Herrera Piedrabuena procesó a Villafañe con prisión preventiva, en coincidencia con el dictamen de la fiscal Miguel Carmona. 

Un día después, Martínez le informó a Apóstolo que había presentado el pedido de prisión domiciliara basado en supuestos problemas de salud de Villafañe. “Lo que sí, a Ariel lo han trasladado anoche al Servicio Penitenciario, así que me imagino que debe estar colgado de las paredes, le pido que lo agilice al tema, porque de verdad que es urgente, ha estado con la parálisis facial y en la Alcaidía hemos estado pidiendo que le informen, han quedado comprometidos de informarlo ayer, pero me dice el secretario federal que no han mandado el informe”. 

Ese mismo día también lo contactó la mujer para preguntarle si había avanzado. Insistió el 19 y el 23. “Estoy justo hablando eso. Después aviso”, le contestó el fiscal. Y el 22 finalmente le escribió a Apóstolo para confirmarle que habían rechazado la prisión domiciliara.  

Al parecer, Villafañe cambió de abogado tras el fracaso de las estrategias. Y el 6 de junio de 2022, el juez Herrera Piedrabuena (foto) dispuso la clausura de la investigación y la elevación a juicio del caso.

Aunque tuvo muchos reveses judiciales, Villafañe seguía esperanzado. El 18 de junio habló a través del teléfono que tenía intervenido con una persona que no pudo ser identificada. “Yo tengo un trato con el pelado Apóstolo, no sé si te comenté alguna vez. Estoy esperando eso, resulta que se demoraron en salir los escritos por falta de abogado. Más o menos lo tengo cocinado, ya voy a salir, hermanito. Vos sabés que la libertad no tiene precio, mirá, el culiado me ha cobrado un millón y medio, y me la ha puesto”. 

Las conversaciones entre Apóstolo y la mujer, en tanto, siguieron hasta el 11 de enero de 2023. Villafañe, sin embargo, nunca logró ningún beneficio.

El cobrador 

De las conversaciones del celular de Apóstolo se desprende que el acusado, en un primer momento, realizó gestiones para la devolución de un vehículo Dodge Journey, dominio JNU­575, a nombre de Villafañe, que estaba bajo disposición judicial del Juzgado de Instrucción provincial. Para ello, según el juez, pidió dinero. Parecería que el objetivo era que Molina venda el vehículo para pagar la coima.

El 11 de noviembre de 2021, Molina le envió a Apóstolo una “Constancia de transferencia de dominio” del vehículo de Villafañe a otra persona con su mismo apellido. La gestiones habrían llegado a buen puerto. “Ya le aviso para que a la tarde vaya a buscar la chata. Me avisan del juzgado y le aviso”, escribió el auxiliar fiscal ese día. “La semana que viene, después que hable con su esposo, el miércoles, tenemos que hacer el segundo paso, que es la autorización para que ustedes puedan hacer el trámite de venderla; son dos pasos, porque no lo podíamos hacer en uno solo en el juzgado”, agregó. 

Incluso de las conversaciones surge que Apóstolo realizó gestiones para procurar la venta del vehículo en cuestión a Pedro Raúl Naz, alias “Tico”, un famoso vendedor de autos local y amigo del fallecido ex presidente Carlos Menem. “Tico” también se presentó en el marco de otra causa a requerir la restitución del Volkswagen Bora que había sido secuestrado en 2015. 

“No se olvide de mandar las fotos de la chata y, si tiene tiempo, después de las cinco y media, seis, vaya a verlo a Don Tico, a Don Naz, yo le hablé recién y está interesado en comprar”, le escribió Apóstolo el 17 de noviembre. 

La conversación sobre la camioneta siguió. Primero, el 28 de diciembre, Molina le manifestó su temor de vender algo que era de Villafañe. “Yo no paso por arriba de él, por las cosas que no son mías. Si usted tiene un poquito de paciencia, él dijo que sí le va a pagar apenas salga de ahí, que eso usted no lo dude, así que, bueno, esperemos que él salga de ahí para que arregle la deuda que tiene con usted, quédese tranquilo que él sí le va a pagar”, redactó. Apóstolo le contestó en tono mafioso. “No hay problema, pero explícale a Montana que no se puede esperar 5 ó 6 años hasta que salga del hotel”, en relación a la cárcel. 

El 26 de enero de 2022, la mujer le envió otro audio a Apóstolo en el que dijo que aguardaba a unos clientes que finalmente iban a comprar la camioneta. “Espero que sea pronto, así le puedo solucionar eso a usted”, advirtió. A lo que el funcionario le contestó: “Dígame cuánto pide y se lo hago comprar”. La mujer la tasó en “3 millones, aunque se puede bajar un poco”. 

Un par de días después la venta de la camioneta finalmente se concretó, aunque no fue a alguien sugerido por el auxiliar fiscal, sino a un tío de Villafañe. “Martín, ¿va a estar mañana así lo veo? Es para darle lo de la camioneta”, le escribió Molina. Apóstolo le contestó que cuando tenga el dinero se lo entregue a un tal “Armando Carrizo”. Luego vino la reflexión final de la mujer: “Cuando él salga [Villafañe] voy a dejar de cargar la mochila ajena que llevo. Gracias”. 

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