[REDACCIÓN EL FEDERAL] Entre 1983 Y 2019, La Rioja ruvo 454 días de paro docente. El promedio fue de 12 días al año. El dato cobra relevancia si se tiene en cuenta los problemas que provocan dichas medidas en los niños, sobre todo en medio de una huelga salvaje del sindicato AMP, que la semana pasada y la actual convocó a dos paros de 96 horas, luego de varias semanas de medidas de fuerza.

La educación marca significativamente la vida de las personas y tiene un efecto que perdura a lo largo de toda la vida. Sin embargio, desde 2003, el país nunca logró cumplir con el mínimo de 180 días de clase establecido por ley. Menos La Rioja.

“No tener clases les genera a los niños una gran expectativa sobre el cuándo retomarán, ya que el aburrimiento puede empezar a molestarlos. La falta de estímulos, motivaciones y desafíos, propios de las actividades del colegio, van generando en los chicos mayor fastidio y apatía”, explicó sobre el impacto de los paros en los niños la licenciada Silvia Naya, especialista en Psicoterapia Familiar, Niños y Adolescentes de Espacio Olazábal, en una entrevista con Infobae.

Hay también gremialistas que están en contra del paro como medida de fuerza en el caso de la educación. Tal el caso del Sindicato de Educadores Unidos de la Ciudad de Buenos Aires (SEducA). “Nuestros afiliados están alineados con la necesidad de no hacer paros. El paro es una vieja receta del sindicalismo que no resuelve nada. ¿Parás y qué haces? Mandás a los docentes a las casas con descuentos y no trabajás en mejorar sus condiciones laboralesSon medidas que destruyen al sistema educativo”, advirtió hace unos años Facundo Lancioni Kaprow, entonces secretario general del gremio.

Por su parte, la ex directora de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella, Claudia Romero, valoró la necesidad de mejorar los salarios docentes, pero sin desatender el contexto en el que se realizan las medidas de fueza.

“Por supuesto que el salario docente es esencial para mejorar la calidad del trabajo docente; es sin lugar a dudas un punto central. Pero los problemas van más allá del salario, porque pareciera que toda la discusión de la política educativa se reduce al acordar un porcentaje de ajuste salarial. Ahora si mañana se llega a un acuerdo y las clases se reanudan, lo que tenemos que saber es que el problema educativo no se ha resuelto”, analizó.

En este sentido, Romero sostuvo que las huelgas concretadas por el sector docente, perjudican principalmente a aquellos alumnos que tienen una situación familiar y social más vulnerable. “Los paros tienen efectos enormes; la interrupción de la rutina escolar desengancha a los chicos de la escuela, y justamente a los que son más vulnerables, a los que les cuesta sostener las rutinas por familias más desordenadas, que no están habituadas al trabajo cotidiano, es decir los chicos a los que más tenemos que cuidar son a los que más afectan los paros”, opinó.

Asimismo, planteó la necesidad de revisar, mientras llega el debate de fondo por la educación, la metodología empleada hasta hoy por funcionarios y gremios para dirimir los reclamos salariales, que ponen en riesgo el inicio del ciclo lectivo. “Hay que buscar nuevos mecanismos, establecer ajustes salariales de manera automática, llevar la negociación en otras fechas, con otros parámetros, para evitar estas situaciones”, indicó, mencionando la necesidad de negociar con los docentes al margen de los otros actores de la administración pública.

En las últimas Pruebas PISA, la Argentina se ubicó en el puesto 66 de 81 participantes por su desempeño en Matemáticas. Y, en general, más de la mitad de los alumnos argentinos estuvieron por debajo del nivel básico en las tres asignaturas evaluadas. Desde el 2000, año en que se comenzaron a realizar estas pruebas, nunca se observaron mejoras significativas en la performance de nuestros alumnos.