Durante el mediodía del martes 31 de diciembre, miles de riojanos y riojanas se congregaron en la Plaza 25 de Mayo para celebrar un nuevo Tinkunaco, la tradicional ceremonia que, cada año, reafirma la unión, la fe y la esperanza de un pueblo.

Este 2024, bajo el lema “Tinkunaco: Encontrarnos para que suceda”, la comunidad vivió una jornada llena de emoción y espiritualidad. 

Desde las primeras horas de la mañana, los devotos comenzaron a llegar al centro de la ciudad. Con banderas, vinchas, capas y las características cajas chayeras, la Plaza 25 de Mayo se llenó de color, sonidos y expresiones de fe. El intenso sol del mediodía no fue un obstáculo para que la multitud renovara sus promesas y agradecimientos, en una ceremonia que trasciende generaciones. 

Este año, el lema elegido invitó a reflexionar sobre la importancia de los encuentros, no solo entre personas, sino también con las tradiciones, los valores y la espiritualidad que caracterizan a La Rioja. Con el acompañamiento de diferentes sectores de la sociedad, el Tinkunaco 2024 reafirmó su lugar como uno de los eventos más significativos del calendario cultural y religioso de la provincia. 

Minutos antes de las 20 horas, la plaza 25 de Mayo se colmó a la espera de la salida de las sagradas imágenes.

Se pudo observar rostros conmovidos y rezos interminables en las personas que se llegaron al paseo principal para participar de la emotiva ceremonia de verano cuando los santos asomaron y salieron del templo para iniciar su marcha prevista.

La multitud realizó el recorrido rezando a viva voz, desbordando por momentos las calles céntricas.

Mensaje de Monseñor Dante Braida

Agradecidos seguimos caminando

Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz día de San Nicolás!  Gloria a Ti, Santo excelso! Recibe el fervor de este pueblo que con fe y entusiasmo te aclama por ser su Padre y Patrón Tutelar. La alegría por celebrar hoy tu fiesta se engrandece al iniciar un año Jubilar en honor a nuestro Señor Jesucristo para conmemorar los 2025 años de su nacimiento y su vida entregada por nosotros. La alegría invade nuestro corazón al hacer la experiencia del amor infinito del Padre Dios.

Alegría que se extiende a tantas personas que se unen a esta celebración a través de las redes sociales y Canal 9, teniendo especialmente presente a cuantos la siguen desde sus hogares porque están enfermos o son ancianos o están privados de la libertad o se encuentran en sus obligaciones laborales: personal de la salud, de seguridad, etc. También recibimos de modo especial a los numerosos peregrinos venidos de la vecina y hermana provincia de Catamarca. Que nuestro Santo bendito interceda por sus intenciones ante nuestro Señor.

90 años de la Diócesis

Damos gracias por el año que acabamos de finalizar en el que hemos celebrado el 90 aniversario de nuestra querida diócesis de La Rioja. En muchas comunidades y de diferentes modos, hemos hecho memoria de las personas que le han dado vida, como de los acontecimientos más significativos. Hemos recordado a los Obispos que han conducido la diócesis en estos años y una memoria especial a los cuatro mártires que, como fruto maduro, han dado la vida por Jesucristo en esta tierra. Al mismo tiempo la celebración se hizo misión. Las numerosas iniciativas misioneras mostraron una Iglesia en salida que reavivó la esperanza en quienes estaban alejados y llevó el consuelo a los enfermos y desalentados. Al salir al encuentro del otro nuestros propios agentes pastorales hicieron experiencia de ser misionados y renovados en el impulso evangelizador. He podido constatar cuánto bien hace a los jóvenes salir en misión, cuánto les ayuda a comprender la profundidad de la fe que han recibido y el bien que ella hace cuando se la comparte.

Queridos hermanos y hermanas mantengamos viva la conciencia de nuestra historia, de nuestras raíces cristianas y al mismo tiempo alentemos permanentemente el espíritu misionero propiciando experiencias concretas de misión con quienes hoy participan de la vida de la iglesia y con aquellos que se están iniciando o formando en el camino de la fe, hasta asumir que nuestra vida es misión todo el tiempo.

Un jubileo para alentar la Esperanza

Hace un par de días hemos iniciado el Año Santo que conmemora los 2025 años del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo y de toda su obra salvadora. En este mismo lugar hemos abierto la Puerta de esta Catedral como signo de que Jesús, que es la puerta, nos haga entrar en las profundidades de su amor misericordioso y dejarnos transformar personal y comunitariamente por él.

“Peregrinos de la Esperanza” es el lema de este año jubilar. El papa Francisco nos invita a renovar la esperanza en un mundo marcado por guerras, grietas, un consumismo atroz, aumento de la pobreza y un deterioro significativo de la casa común. Nos invita a poner los ojos fijos en Jesús, causa de una esperanza que no defrauda y a vivir un proceso de conversión personal y comunitaria que nos lleve ser mensajeros de esperanza en todo tiempo y lugar. Profundizar en la amistad con Jesús renueva la esperanza y nos lleva a una vida plena y feliz para la cual nos ha creado el Señor.

Para vivir plenamente este año podemos tener presente algunos signos: en las casas dejar armado el pesebre destacar alguna imagen de Jesús. Y proponernos leer el Evangelio, y rezar con él, para que el mensaje que Jesús nos trae ilumine la vida cotidiana y nos ayude a asumir nuestros compromisos.

Organizar peregrinaciones a los templos designados como jubilares en cada decanato, veinte lugares sagrados en toda la provincia fueron elegidos para obtener las gracias de la misericordia y las indulgencias.

En comunidad reflexionar sobre los signos de los tiempos que nos propone el papa Francisco en su Mensaje de convocatoria al Jubileo y ver los propios signos de los tiempos de nuestras parroquias y comunidades para ocuparnos de ellos con espíritu del Evangelio y con acciones concretas.

Sinodalidad nuevos pasos

Luego de finalizar la segunda sesión del sínodo sobre la Sinodalidad en la Iglesia ya está disponible el Documento final. Ahora será necesario leerlo, asumirlo en ir buscando juntos caminos de aplicación. Tarea que tendremos que realizarla entre todos, fundamentalmente a través del Consejo de Pastoral Diocesano y el Consejo Pastoral de cada parroquia. Para ello es necesario profundizar la escucha de la voz del Señor (n 83) y alentar procesos de escucha del Pueblo de Dios, de discernimiento y toma de decisión que alienten la vida misionera de la iglesia y responda a esas escuchas (nn 84ss). Al mismo tiempo se trata de promover una mayor participación de todos los bautizados, cada uno con sus carismas y talentos, para asumir la propia vida como misión.

Ante tantos nuevos desafíos en la sociedad será necesario abordarlos de modo comunitario y corresponsal buscando nuevas respuestas pastorales a las necesidades actuales. Es importante que estas iniciativas se lleven a cabo y sean evaluadas. Por eso invito a todos a ser miembros orantes y participativos en la vida de la Iglesia que, en este tiempo, busca renovarse promoviendo su dimensión sinodal.

Para promover espacios orantes en la diócesis con diferentes modos y carismas ya está conformándose un “equipo diocesano de espiritualidad”.

Dimensión social de la fe

La realidad social nos presenta antiguos y nuevos desafíos que deben ser abordados desde la fe. La fe que en estos días se ha expresado mediante la participación de la novena y fiesta de san Nicolás, y hoy en esta multitudinaria procesión se debe manifestar cada día en los distintos estados de vida, en la familia, en el trabajo y en cada acontecimiento. Asumir la realidad desde el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia es un paso decisivo en la experiencia de fe personal y comunitaria.

* Nos sigue preocupando el creciente número de personas que caen víctimas del consumo de drogas constatándose que cada vez más baja la edad del consumo problemático que alcanza a niños de corta edad. Si bien surgen nuevas respuestas, hace falta más espacios que acompañen un abordaje integral ante esta problemática tan dolorosa. Se necesitan espacios de contención y promoción de un acompañamiento serio y sistemático que pueda estar al alcance de cualquier persona víctima de este flagelo.

* Una segunda problemática es el crecimiento de las apuestas ‘en línea’ que permite hacer de cada celular un casino que atrapa la vida de muchas personas, particularmente adolescentes, y las destruye al igual que la vida de sus familias. Se han dado pasos en la aprobación de leyes que regulen esta realidad, pero hacen falta medidas que pongan límites reales. Es necesaria la capacitación e intervención de las familias como primeras responsables de la educación de las nuevas generaciones. Como lo dije en otras oportunidades, cada comunidad de la Iglesia, cada parroquia y capilla tiene que elaborar y llevar a cabo, de modo urgente, nuevas propuestas en prevención y acompañamiento de personas en situaciones de adicción.

* Es preocupante el avance del narcotráfico que impregna toda la sociedad y busca horadar las mismas instituciones democráticas. Se esperan acciones más contundentes al respecto y la aplicación de leyes vigentes en sintonía y acuerdo con provincias vecinas.

* Otra realidad que nos afecta es la crisis hídrica, la falta de agua, lo experimentan diversos barrios y sectores de la Ciudad y de la provincia donde solo de modo periódico o por turnos reciben este esencial elemento para la vida. Es necesario que todos contribuyamos en el uso responsable del agua y evitemos todo tipo de derroche. Al mismo tiempo que se espera de las autoridades, junto con los vecinos, busquen soluciones de fondo que prioricen siempre el abastecimiento del agua para la vida de la población.

En línea con esto es indispensable que, como ciudadanos participemos activamente del Cuidado de la Casa común, de nuestra tierra, de nuestro ambiente, que es el lugar donde vivimos y nos desarrollamos hoy y donde lo harán las futuras generaciones.

Ante el avance de instalación de proyectos mineros que pueden traer progreso para la provincia pero también mucho daño si no se realizan responsablemente es fundamental la participación y la consulta responsable de la sociedad, permitiendo en primer lugar un acceso fácil y completo a toda la información sobre los mismos, de los estudios de impacto ambiental como a las leyes que lo avalan.

La carta Encíclica Laudato Si, del papa Francisco, nos alienta a esta participación: “Los límites que debe imponer una sociedad sana, madura y soberana se asocian con: previsión y precaución, regulaciones adecuadas, vigilancia de la aplicación de las normas, control de la corrupción, acciones de control operativo sobre los efectos emergentes no deseados de los procesos productivos, e intervención oportuna ante riesgos inciertos o potenciales…”.

También da orientaciones claras el Acuerdo de Escazú, que es un tratado internacional firmado por países de América Latina y El Caribe, al cual Argentina adhirió en el año 2021. Allí se asume el compromiso de Garantizar el acceso a la información ambiental; Promover la participación pública en la toma de decisiones ambientales; Asegurar el acceso a la justicia en asuntos ambientales; Proteger a las personas que defienden los derechos humanos en asuntos ambientales; Construir un modelo de desarrollo sostenible.

Sin una participación activa y vinculante de la ciudadanía, sin un consenso social claro no habrá una minería verdaderamente sustentable y segura. Por eso, como lo dije hace cinco años en este mismo lugar, se nos invita a todos a un compromiso en el cuidado de la Casa Común, teniendo en cuenta que, en todo proceso de intervención en la naturaleza, es necesario diálogo y transparencia de parte de todos los actores sociales “que pueden aportar diferentes perspectivas, soluciones y alternativas”. Y en la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales…”(L S 188). La licencia social es indispensable.