Habló Gabriela Andines, la mujer que el sábado por la noche ingresó desesperada a una farmacia con un arma blanca para conseguir el medicamento de su hijo de 13 años con epilepsia.

“Pido perdón, pero estaba desesperada. El remedio cuesta $25.000 y dura un día. Si tenía que ir presa, iba a ir, pero mi hijo tenía que tener su medicación”, declaró.

También contó que la obra social Profe le quitó la cobertura, dejando al menor sin acceso a su tratamiento.

Según relató, su hijo Ulises depende del levetiracetam y del aceite de cannabis medicinal, ambos de alto costo. Gabriela aseguró que el niño sufre hasta 200 convulsiones por día sin tratamiento y que, con medicación, las crisis se reducen significativamente.

Si bien está incluido en el Plan Incluir, la madre denunció que las entregas no se concretan en tiempo y forma. Contó que nadie del Ministerio de Salud ni del plan se comunicó con ella tras lo sucedido, y que hasta hoy todo lo que consiguió fue por ayuda de particulares.

Fuente: Medios Rioja – Radio Fénix