*Por el Equipo de Investigación de EL FEDERAL ONLINE
Se llamaba Matías Morales, le decían “Calvin” y tenía 24 años. Un día antes de Año Nuevo, y según reportes de la policía de La Rioja, el joven fue detenido, llevado a la Alcaidía, y en ese lugar habría sufrido una complicación de un problema de salud, que requería de hospitalización urgente. Según pudo averiguar medios locales, la ambulancia se demoró y fue trasladado al hospital en un móvil policial pero, lamentablemente, falleció en el nosocomio.
Calvin era limpiavidrios y su puesto estaba en la calle Favaloro y Felix de la Colina. Según pudo averiguar EL FEDERAL, el joven tuvo una muy dura vida, viviendo en la calle y durmiendo en los techos de algunas viviendas del barrio Atahualpa Yupanqui, para no ser detenido por la policía. “Otras veces dormía en algún rincón en la calle”, dijo un amigo.
Su vida fue de sufrimiento y abandono, sin padres y viviendo en la calle, con las consecuencias que trae eso. Adicto a las drogas con un reducido grupo de amigos que fueron los que le dieron algo de compañía y afecto.
“Era un buen pibe, no tenía antecedentes policiales, se lo llevaban preso por limpiar vidrios en la calle, y una vez, la policía de lo llevó por dormir en la calle, por eso a veces dormía en los techos”, contó un amigo a nuestra redacción.
La sorpresa fue cuando otro testigo escribió a EL FEDERAL diciendo: “A él lo mataron”
Y agregó: “A Calvin lo subieron a un móvil y anduvo dando varias vueltas por la zona, nunca llegó a la Alcaidía, a él lo mataron los policías”.
EL FEDERAL fue al barrio donde siempre estuvo Calvin, y allí los comentarios aseguran lo mismo. Un amigo del joven fallecido aportó diciendo que “yo lo vi tres veces en el móvil policial dando vueltas por el barrio. Calvin estaba allí. Yo andaba en una moto con otro amigo”.
“Los vi por la Pío XII, y después por el Tiburón. Y la última vez que lo vimos al móvil bajar al palo con las balizas puestas, todo fue a la noche”, relató.
En el barrio hay que andar con cuidado. “La mayoría somos familias que trabajamos en lo que podemos, nos ayudamos entre nosotros, pero hay mucha droga en los pibes. Los policías a veces son muy violentos y a todos los conocemos”, relató otro vecino.
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En todos los casos pidieron no dar su identidad. El miedo y la incertidumbre de lo que pasó con Calvin hace difícil la tarea de seguir investigando. Varios de los testigos que hablaron con nuestro cronista reconocieron tener antecedentes policiales que no quieren tener problemas con los efectivos policiales de las comisarías novena y séptima. “Ese era el entorno de Calvin”.
Pero otro amigo relató: “Hace pocos días casi nos matan con Calvin, nos esposaron con 40 grados de calor, eran las 2 de la tarde, y nos pegaban en las manos y los pies con un palo”. Agregando que “recuerdo que el jefe de la guardia le dijo a Calvin, ¨vos no me vas a arruinar más la guardia hijo de puta¨, y ¿qué pasó días después?, anunciaron su muerte cuando estaba la misma guardia”.
Las dudas, incertidumbre y el miedo de los vecinos y testigos se pueden ver en cada entrevistado, y nadie quiere hacer ninguna denuncia del hecho para no tener que lidiar con la policía. Esperando que desde los organismos del gobierno tomen el caso de Calvin y se averigüe como murió.