Un día dejaron sus casas y no volvieron más. Para sus familias, la vida se detuvo en ese instante. Algunos se extraviaron hace poco, otros hace décadas. A todos los busca Missing Children. “Nuestra tarea va a terminar el día que sepamos dónde están”, dice Ana Llobet, presidenta de la ONG.
En Argentina hay 138 chicos que no se sabe dónde están. Detrás de cada uno de ellos, hay una historia y familias enteras que no pierden la esperanza de encontrarlos. A todas esas madres, padres y hermanos los acompaña Missing Children Argentina, la Asociación Civil que desde hace 25 años se dedica a buscar a quienes no están. “Funcionamos como un puente entre quienes buscan y quienes tienen información”, sintetiza Ana Llobet, presidenta de la organización desde el año 2010.
Según datos de la ONG, en nuestro país, cada día desaparecen entre cuatro y cinco menores; sumando alrededor de 1.200 casos al año. Al cierre de esta nota, la organización busca a 93 niños y jóvenes desaparecidos, de los cuales 25 llevan más de un año sin ser localizados y unos diez han estado ausentes de sus casas por cerca de una década. Además, hay 45 casos que corresponden a personas que ya han alcanzado la mayoría de edad, pero continúan sin ser encontradas.
“Desde su fundación en 1999, Missing Children Argentina recibió 18.465 denuncias. El 95% de ellas han sido resueltas”, explica Ana Llobet a Infobae. Las causas más comunes de desaparición incluyen conflictos familiares por los que un chico, en general los adolescentes, decide dejar su casa de manera espontánea; el secuestro por parte de uno de los padres; la pérdida de orientación de menores, algunos de ellos con capacidades diferentes; problemas de consumo de estupefacientes; y grooming. “Por supuesto que tenemos algunos casos en donde es evidente que hubo una sustracción por parte de un extraño. Muchos no se han podido resolver y es muy probable que tengan que ver con la trata de personas, pero la cantidad es mínima”, asegura.
La organización, donde trabajan un total de 18 voluntarios, recibe un promedio de entre cuatro o cinco llamadas diarias reportando desapariciones de menores, muchas de las cuales se resuelven rápidamente. Cuando eso sucede, en la página de Missing Children Argentina, reemplazan las fotos de los niños con una bandera verde. “Tenemos una persona dedicada a actualizarla permanentemente”, dice Ana.
“La hora de oro”
“La mayoría de los chicos que buscamos son adolescentes y mujeres de entre 12 y 17 años”, cuenta Llobet, y destaca la importancia de realizar una denuncia policial inmediata cuando se sospecha que un niño está perdido. “Es falso que hay que esperar 24 horas. De hecho, los primeros momentos después de un extravío son cruciales, especialmente en los casos de niños pequeños porque son los más vulnerables. En esa primera hora, a la que llamamos ‘hora de oro’, hay más posibilidades de encontrarlo en su entorno habitual. Pasado ese tiempo, las probabilidades de alejamiento aumentan y el peligro se multiplica”, afirma.
Missing Children solo interviene en las búsquedas una vez que la denuncia de la desaparición está realizada y la ONG accede a una copia de la misma. A partir de ese momento, dan a conocer el caso con la imagen y los datos del niño, niña o adolescente perdido. En ese contexto, indica Llobet, el rol de las redes sociales es clave.
“Gracias a la difusión de las fotos, las personas reconocen a alguien que tienen visto en su entorno; o, de tanto, ver la imagen, un día terminan identificándola en un colectivo o una plaza. Cuando eso sucede, recibimos información que inmediatamente pasamos a la fiscalía o la comisaría. Por eso siempre digo que funcionamos como un puente entre quienes buscan y quienes saben algo. A veces nos da resultado; otras veces, no”, detalla.
La importancia de la “Alerta Sofía” y la inteligencia artificial
Desde 2019, en Argentina rige la “Alerta Sofía”, un sistema de alerta de emergencia rápida desarrollado por el Ministerio de Seguridad de la Nación para coordinar la inmediata búsqueda y localización de los niños y adolescentes desaparecidos cuyas vidas se consideren en “Alto Riesgo Inminente”. El nombre remite a Sofía Herrera, la nena que desapareció hace más de una década en Tierra del Fuego cuando tenía 3 años y fue vista por última vez en un camping de Río Grande el 28 de septiembre de 2008.
A diferencia de otros sistemas, “Alerta Sofía” implica una participación ciudadana en la investigación. Su fin es pedir colaboración a la sociedad. “Desde que existe, hace cinco años, se activó en cinco casos: el primero fue el de Abril Caballé en 2019; dos años después, en 2021, le siguieron el de la niña ‘M’ y el de Guadalupe Lucero. Este último, lamentablemente, no dio resultado. En 2023 se volvió a activar para encontrar a la beba robada en el hospital de Tartagal, que tuvo un resultado positivo. El caso más reciente es el de Loan Peña. Fue efectivo en cuanto a que hubo una difusión masiva en todo el país, pero se activó dos días más tarde. Creo que, si la difusión hubiese sido desde el primer día, la historia hubiese sido otra”, reflexiona Llobet.
Entre las herramientas más recientes para dar con los chicos desaparecidos, Llobet destaca la colaboración con Missing Children Italia, que utiliza inteligencia artificial para hacer progresiones de edad. “Esto es esencial para casos muy antiguos: no tiene sentido seguir publicando una foto de un niño que ya no luce así. Lo que hacemos es hablar con los familiares y pedirles imágenes de hermanos, abuelos y tíos. Todo ese material lo enviamos a Italia y, una semana después, ellos nos envían una imagen de cómo se vería el niño ahora para conservar la oportunidad de encontrarlo”, explica.
Aunque las progresiones representan un avance, la carga emocional de ofrecerlas a las familias es fuerte. “Cuando se las mostramos, muchas madres se quiebran. Saber cómo podría lucir su hijo o hija después de tantos años es difícil, pero nosotros tendemos a darles la opción”, dice Ana.
A la charla se suma Xoana Zárate, mamá de Katherine Victoria Alonzo Zárate, a quien busca desde hace casi una década. Sobre su imagen, justamente, se hizo una progresión. Es que, el último registro que se tiene de la nena es de 2015, cuando tenía un año y medio. “Se la llevó el padre a pasar el fin de semana con él y nunca más me la devolvió”, cuenta la mujer de 38 años y madre de otros tres hijos de 22, 8 y 3 años. “En ese momento fui a la Comisaría de la Mujer y la Familia de Virrey del Pino, pero no quisieron tomarme la denuncia porque ‘estaba con el papá’. Finalmente, pude radicarla en el Juzgado General de San Justo”, agrega Xoana. Para ese entonces ya había pasado una semana y el paradero de Katherine era un misterio. “Han sido nueve años de pura incertidumbre. A veces me pregunto si mi nena sabe que existo. Lo único que deseo en esta vida es encontrarme con ella. Quiero vivir para abrazarla y amarla”, dice.
“Nosotros no deberíamos existir”
“Existimos porque hay organismos que fallan”, señala la presidenta de Missing Children Argentina. “No quiero generalizar porque hay quienes trabajan con responsabilidad y seriedad; pero, en otros casos, hay desidia y falta de recursos técnicos y humanos. Todo eso, obviamente, repercute en el resultado del trabajo, haciendo que las búsquedas no puedan resolverse de manera positiva. Por eso existimos, lamentablemente digo yo. Nosotros no deberíamos existir”, dice Llobet.
Para Angelina Giménez, Missing Children representa la única luz de esperanza que le queda para encontrar a su hijo, David Leonardo Capli. La última vez que lo vio, cuenta en comunicación con este medio, fue en octubre de 2021. Tenía 16 años y le dijo que se iba a pescar con amigos. Jamás volvió. “Ya no sé por dónde buscar, ni a quién recurrir. No veo resultados ni avances en la investigación. Cada vez que voy a juzgado me dicen: ‘No tenemos nada’”, cuenta la mujer de 46 años, mamá de otros cinco hijos y oriunda de la provincia de Misiones. “Acá hay fotos hasta de Loan Peña, pero de mi hijo no encontré ni en San Ignacio, que es la localidad donde nos criamos. No siento el apoyo del pueblo ni del Municipio y me duele muchísimo. Vivir buscando un hijo es terrible. No se lo deseo a nadie”.
Mientras haya niños desaparecidos, Missing Children seguirá en pie. “No importa el tiempo que haya pasado, lo que importa es que sigamos buscando. Parte de nuestra función es que la gente sienta que hay esperanza de encontrar. Nuestra tarea va a terminar el día que sepamos dónde están los niños extraviados. Siempre deseando que aparezcan vivos. En algunos casos no sucede. Ahí toca saber qué pasó. Eso es lo las familias necesitan y para nosotros esa es la gran deuda”, se despide Ana.
Para reportar la desaparición de un menor o proporcionar información relevante, Missing Children Argentina dispone de un número de WhatsApp: 11-4157-3101. En la Ciudad de Buenos Aires, la línea 102 cumple una función similar. La ONG también ofrece otros medios de contacto, como su página web, redes sociales y un correo electrónico para facilitar la comunicación con el público. En el ámbito nacional, el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME) proporciona datos sobre niños y adolescentes desaparecidos y ofrece asesoramiento a sus familias a través del 142, las 24 horas del día.