En la llanura cordobesa, desde el cielo, se puede divisar la obra de arte que Pedro Martín Ureta junto a sus hijos crearon para recordar a su esposa y madre: un bosque de cipreses y eucaliptos que forman una guitarra de más de un kilómetro.
Cerca de la ciudad de Laboulaye, Córdoba, hay un imponente bosque arbolado. Visto a más de un kilómetro de altura, forma una guitarra. Si bien se trata de una pieza de arte maravillosa, la historia detrás lo hace aún más espectacular.
El proyecto comenzó en 1979: Pedro Martín Ureta, fallecido el año último, junto a sus 4 hijos plantaron cada uno de ellos inspirados por una idea de su madre -y esposa-, Graciela Yraizoz, que amaba las guitarras y soñaba con tener una porción de tierra con esa forma.
En 1977, Graciela murió durante el parto de su quinto hijo. Un par de años más tarde, su marido decidió homenajearla cumpliendo su sueño.
Plantaron y cuidaron 7 mil árboles: los cipreses forman el contorno de la guitarra y el agujero sonoro, mientras que hermosos eucaliptos azules representan las cuerdas.
Ureta, poco antes de morir, admitió que sólo ha visto fotografías de la obra completa, debido a su miedo a volar. La obra llegó hasta la NASA, y en el año 2007 publicaron algunas fotografías tomadas por ASTER (Advanced Spaceborne Thermal Emission and Reflection Radiometer) desde un satélite terrestre.