*Por Juan Pablo Parrilla
Dos documentos firmados por el obispo de La Rioja, Dante Braida, fueron aportados como prueba en la denuncia realizada en el Vaticano contra un grupo de sacerdotes acusados de encubrir a un monje acusado de abuso sexual, en la causa conocida como “Cristo Orante”.
El caso salió a la luz en 2019, cuando Nicolás Bustos denunció en la justicia por abuso sexual a los sacerdotes Diego Roqué y Oscar Portillo, autoridades del monasterio Cristo Orante, en Mendoza, donde la víctima era seminarista y había ingresado siendo menor de edad.
Cuatro años antes, Nicolás había denunciado por abuso sexual a Portillo de manera verbal ante el arzobispo Carlos Franzini, quien solamente amonestó al acusado. Tiempo después, en mayo de 2018, la víctima hizo una segunda presentación ante Arzobispado de Mendoza, esta vez por escrito, en la que responsabilizó a Roqué y Portillo, pero el juicio penal canónico sólo se inició contra Roqué por una serie de maniobras que ahora fueron denunciadas ante la Congregación de la Doctrina de la Fe.
Esta última denuncia es contra Braida, el arzobispo de Mendoza y ex obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, otro obispo y tres sacerdotes. Cinco de ellos intervinieron durante la investigación preliminar que se inició luego de la presentación de Nicolás, y uno es vicario del tribunal que actualmente juzga a Roqué. Están acusados de encubrir a Portillo.
Las pruebas contra Braida
Los dos documentos que involucran a Braida están en las constancias de la investigación preliminar a las que accedió EL FEDERAL. El abogado Carlos Lombardi, que firmó la presentación ante el Vaticano y asesora a Nicolás, denunció que la investigación se orientó hacia Roqué y que tanto Braida como Colombo borraron de un plumazo el nombre de Portillo.
El expediente comienza con la denuncia escrita de puño y letra de Nicolás. Luego hay un acta en la que un presbítero confirma la recepción del documento y ahí aparece la primera intervención de Braida, que es clave. Se trata de un decreto en el que el sacerdote delega la facultad de investigar el caso a otro presbítero. A pesar de que Nicolás acusó a los dos monjes, en su exposición Braida sólo mencionó la denuncia contra Roqué, a quien no identificó correctamente, pues lo llama “Diego Moreno”, es decir, por su segundo apellido. Como se ve a continuación, el nombre de Portillo no aparece en todo el texto.
El canon 1717 del Código de Derecho Canónico que Braida cita en su texto establece que siempre que un clérigo que tiene poder para ejecutar las leyes de la Iglesia tenga noticia verosímil de un delito, debe investigar los hechos. Para eso justamente se abre la investigación preliminar, al final de la cual se debe definir si se inicia o no una causa penal canónica. Sin embargo, el Obispo de La Rioja no tuvo en cuenta a Portillo al impulsar la investigación. Su actitud fue el primer rastro en el expediente del posible encubrimiento denunciado ante el Vaticano.
El segundo documento aportado como prueba contra Braida es su informe final, en el que le sugirió a monseñor Colombo –que había asumido dos meses antes como arzobispo de Mendoza– que “estarían dadas las condiciones para ordenar (…) el correspondiente proceso penal canónico”. El denunciante reprochó que Braida no precisó en su presentación contra quién debería ser ese juicio, lo que allanó el camino del encubrimiento. El informe sin los nombres de Portillo y Roqué se publica a continuación:
La denuncia a la que accedió EL FEDERAL fue enviada el 1 de junio pasado a las casillas de correo electrónico creadas por el Vaticano para recibir este tipo de acusaciones. Incluye, entre otras cosas, tres documentos en los que el arzobispo Colombo no incluye a Portillo entre los acusados.
La presentación del abogado Carlos Lombardi también apunta a los sacerdotes a los que Braida le encargó la investigación y el notariado de la misma, los presbíteros Ricardo Augusto Poblete y Mario Panetta, quienes en su informe final reconocieron expresamente que entrevistaron a Portillo, pero no lo indagaron sobre el delito que habría confesado. “Reconoció su propio pecado con respecto a Nicolás Bustos, aunque no entró en detalle (tampoco se lo preguntamos)”, escribieron, tal como se puede ver en la siguiente imagen:
A pesar de que la causa penal canónica en el Tribunal Interdiocesano de Buenos Aires se impulsó sólo contra Roqué, Nicolás y su abogado nunca fueron notificados. Incluso sugirieron que les hicieron creer que Portillo también estaba siendo acusado, hasta que finalmente recibieron un correo electrónico -transcripto en la denuncia y publicado a continuación- en el que el presbítero Mario Panetta, que había sido notario de la investigación preliminar, confesó la verdad.
Ni Colombo, ni Braida, ni ninguno de los otros cuatro involucrados en la acusación ante el Vaticano realizaron algún tipo de presentación judicial o policial a pesar de sus actuaciones en el proceso canónico. Esa denuncia la hizo finalmente Nicolás en 2019, desilusionado por actuación de la iglesia, lo que derivó en el arresto de los dos acusados, hoy procesados por abuso sexual.
*En la edición de mañana de EL FEDERAL, las pruebas presentadas contra el arzobispo Marcelo Colombo.
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